Alberto Buela (*)
Sigue
siendo el trabajo del filósofo alemán Emanuel Kant (1724-1804) Was ist Aufklärung? (1784) quien mejor
ha definido qué es
El
lema de
Pero
Luego
de tamaño zafarrancho volvió el hombre a ser considerado una isla racional pero
rodeado de un mar de irracionalidades, como gustaba decir Ortega. La sabiduría
premoderna volvió a ser considerada. Lentamente se van teniendo en cuenta
aspectos fundamentales del ser humano que habían sido dejados de lado por
Sin
embargo, gran parte del mundo intelectual de postguerra sobre todo el vinculado
al marxismo, al comunismo y al socialismo
continuó en la vía ilustrada, incluso como
Los
vencedores de la segunda guerra mundial adoptan, con variantes socialdemócratas
o neoliberales, el remanente del pensamiento ilustrado pasado por las aguas del
Jordán de
Es
por esta razón afirma un muy buen colega nuestro, que “Quizá sea correcto afirmar que el progresismo es lo que queda del
marxismo después de su fracaso histórico como opción política, económica y
social y su transitoria (¿o definitiva?) resignación al triunfo del
capitalismo. Una suerte de retorno, saltando hacia atrás por encima del
bolcheviquismo, al reformismo de la socialdemocracia” [1]. El progresismo ha
adoptado como lema “no ser antiguo y estar siempre a la vanguardia”. Como
vemos, la resonancia con
Qué
comparte, a su vez, el progresismo con el neoliberalismo: 1) La adopción a raja
tabla de la democracia liberal, rebautizada como discursiva, de consenso,
inclusiva, de derechos humanos, etc. 2) la economía de mercado, a pesar de su
discurso en contra de los grupos concentrados, y c) la homogeneización cultural
planetaria, más allá de su discurso sobre el multiculturalismo. El progresismo
es la vía hodierna a la globalización.
El
progresismo es tal, en definitiva porque cree en la idea de progreso. En
realidad el progresismo no es una ideología sino mas bien una creencia, porque
como gustaba decir Ortega y Gasset las ideas se tienen y las creencias nos
sostienen, pues en las creencias “se está”. Y los progresistas “están creídos”
que el hombre, el mundo y sus problemas van en la dirección que ellos van. De
ahí, que cualquier contradictor a sus creencias es tomado por “un enemigo”. Es
que el progresista al ser un creyente no acepta aprehender, y la única
enseñanza que acepta, porque su imposición se le torna incuestionable, es la
pedagogía de la catástrofe.
Así
descubre que hay miles de pobres y desocupados cuando se produce una inundación
y que las promocionadas computadoras no funcionan porque en las escuelas
rurales no hay electricidad o no hay señal. Una vez más, las catorce cuadras
iluminadas de Buenos Aires por Bernardino Rivadavia, nuestro primer ilustrado
presidente (1826), terminaban en el fangal de la cuadra quince donde las
jaurías de perros cimarrones devoraban a los caminantes.
En
resumen, el progresismo y
El
gran contradictor del progresismo es el denominado realismo político
(R.Neibuhr, J.Freund, C.Schmitt, R.Aron, H. Morgenthau, G. Miglio, D. Negro
Pavón) que asume con escepticismo los proyectos teóricos que formulan la
posibilidad de una paz perpetua, una organización perfecta de la sociedad en el
marco de un progreso ilimitado. Y entiende la historia como el resultado de una
tendencia natural del hombre a codiciar el poder y la dominación de los otros.
El realismo político
viene a reemplazar con el homo homini
sacra res= el hombre es algo sagrado para el hombre, que toma de Séneca, al
homo homini lupus= el hombre es lobo del
hombre de Hobbes, que lo tomó de Plauto.
El realismo político
viene a sostener que se debe trabajar sobre la base de los materiales que se
tienen, y la realidad es lo que es más lo que puede ser, en tanto que el
progresismo afirma que se debe trabajar en lo que se cree, pues las ideas en
definitiva se imponen a la realidad.
El realismo político
privilegia la existencia en tanto que el progresismo lo hace con la esencia
dejando de lado la existencia.
(*)
aekegueta, aprendiz constante