viernes, 2 de octubre de 2020

ALUMNO DE ESI DISCRIMINADO

 


Héctor H. Hernández

 

¡Díganme si no fue una discriminaciónamásnopoder la sufrida por un tal diputado Amor cuando lo echaron por ejercer los derechos que el Estado argentino enseña a los niños con la nueva educación sexual!

            Pateadura

Resulta que cuando los defensores de los mandamientos protestamos porque la ESI pervierte a los niños al enseñar el sexo contra lo que Dios manda y sin el pudor  que hasta los prostituídos respetan, y decimos que el Estado no es nadie para enseñar torcido lo que debe ser custodiado por la familia según principio de subsidiariedad antitotalitario, se pone el grito en el cielo contra nuestra Heterosexualidad Patriarcal Homofóbica que pretendería “imponer una moral”.

            Pero al pobre lo despiden por hacer a la vista lo que hacen practicar públicamente a nuestros nietitos en las aulas oficiales, y que por no hacerlo se persigue a los colegios que resisten la Dictadura. ¿No leíste que se les enseña a manosearse en las clases, a la vista o con los ojos vendados, a tantear los sexos y a orientarse en las opciones en la materia para decidir su género y entrar así en el ancho mercado de la hormonización y de las cirugías y de las farmacopeas de todo tipo y de los suicidios que asaltan a los enemigos de natura?

            Mientras tanto…

Esta actitud  de los que ahora recuerdan un trocito de moral y sancionan al amante impúdico mientras firman la Educación Sexual Inmoral, desde luego que gana por varios cuerpos el Campeonato Mundial de la Hipocresía.  En efecto, le dan la pateadura mientras Parlamento, Judicatura y Dictadura se desentienden del efecto pervertidor de una  Televisión que desde su vereda progre hace años Magdalena Ruiz Guiñazú tildó de “prostibularia”. Mientras se avanza con los planes de la Educación Sexual Inmoral y en la Universidad se enseñan como normales y como “divertimentos” todas las perversiones. Mientras se persigue legalmente al sexo masculino en nombre del feminismo militante. Mientras se consagra en el Parlamento cualquier capricho contra natura como derecho. Mientras se hace desaparecer del Código Civil las nociones mismas de padre y madre archivando la patria potestad educadora y se persigue por todos lados a la Religión protectora de la moral. Mientras contra la ley, la constitución y los tratados y la ley de la humanidad se incrementa el Genocidio del aborto. Mientras todo eso sucede, resulta chocante tanto aspaviento por uno que aburrido en un lugar ideal para aburrirse con la sarasa del diputado Heller, habría perdido los controles remotos y, acalorado, se habría agarrado a los próximos.

 Una vez más avergonzados ante el mundo, ¿los argentinos diremos que no se lo debió expulsar y que encima se le debe dar una indemnización por el daño material y moral retroactivo y a dólar guerrillero que sufrió por discriminación?

De ningún modo, porque este acto de colosal hipocresía es el homenaje que el vicio podrido rinde a la combatida virtud. Mal que mal, y a pesar de todo el escándalo y gracias al escándalo, se recuerda alguito, solamente, de la moral perseguida. Algunos piensan que habría que echar a patadas a muchos más.