Artigas, La Cámpora y la ley
por Malú Kikuchi
Informador
Público, 1-11-20
A una Argentina
fuertemente convulsionada por una “cuareterna” que suma muertos y una crisis
económica feroz, se le vienen sumando las ilegales usurpaciones de tierras, mal
llamada “tomas”, cuestión de dulcificar, a través del uso incorrecto del
lenguaje, la realidad.
En esta realidad
un actor de crucial importancia es Juan Grabois. ¿Quién es Juan Grabois? Nació
hace 37 años en San Isidro, hijo de la médica pediatra Olga Gismondi
(Universidad Católica de Córdoba) y de Roberto “Pajarito” Grabois, dirigente
estudiantil PJ, autor de un libro de Memorias.
Juan, educado en
el Godspell, licenciado en ciencias sociales de la Universidad de Quilmes y
como abogado de la UBA, referente social, entre 2014/16 vivió en San Martín de
los Andes donde defendió la causa mapuche. Referente del Movimiento de
Trabajadores Excluidos, MTE y de la Confederación de Trabajadores de la
Economía Popular, CTEP.
Cree en la reforma
agraria y para sustentarla, lo hace con la necesidad habitacional de la gente.
Y se cuelga de José Gervasio de Artigas, héroe nacional uruguayo, liberal y
republicano, coautor del “Reglamento Provisorio de la Provincia Oriental para
el Fomento de la Campaña y Seguridad de sus Hacendados”, 1815. Escribió
Halperín Donghi*:
“El reglamento se
debe a una iniciativa del cabildo; tuvo un papel dominante la opinión de los
hacendados (impacientes porque no cesaban las exacciones arbitrarias de ganados
por parte de las fuerzas militares artiguistas en la campaña” […] “los terrenos
disponibles; y los sujetos dignos de esta gracia”. Las tierras no se usurpaban,
se daban.
El Reglamento
tiene 29 artículos y establece que si en 2 meses los beneficiarios de un
terreno no lo habían trabajado, se les quitaba. La idea era poblar el campo,
imponer el orden, asegurar la autoridad y una administración civil. Otra vez se
retuerce el lenguaje, no es una reforma agraria, es una política de estado.
Grabois manipula a Artigas.
Un plan ordenado
de granjas, conseguir que las personas salgan de la extrema pobreza que hoy
campea por el conurbano, con terrenos otorgados por los gobiernos provinciales
a pagar en x cantidad de años, con instrumentos de cultivo y semillas (después
de haberles enseñado a cultivar dónde, cómo y qué), es una muy buena idea. Eso
sí es Artigas.
Pero no una
forzada y delictual usurpación de tierras. Dirigidas estas por Grabois, con un
gobierno nacional y algunos provinciales, que permiten, incitan y miran hacia
otro lado, mientras se suceden en la mitad del país. El 29/10, dos usurpaciones
emblemáticas, Guernica y el campo de los Etchevehre fueron desalojados y
restituidos a sus legítimos dueños.
Pero Grabois sigue
siendo un problema cada vez más serio. Aumenta la pobreza y al mismo tiempo
aumenta la influencia de Grabois como el defensor de los pobres. Además lo
asocian con el Papa, sea cierto o no. Y trabaja con el gobierno de los
Fernández. A la Cámpora no le gusta nada.
La Cámpora, el ala
izquierda del kirchnerismo, se siente amenazada por Grabois. Este último le
“roba” simpatizantes todos los días. Empeora la situación económica, hay más
pobres; esos pobres se suman a Grabois abandonando La Cámpora que no se juega a
solucionarles las carencias.
Finalmente, y
quizás con el asombro del planeta, muchos argentinos con alegría festejaron los
desalojos. El de Guernica debería haber tenido funcionarios del ministerio de
desarrollo social y el de hábitat esperando a las personas desalojadas para
encontrarles una solución a sus problemas.
El delito debería
juzgarse cuando los chicos estuvieran a resguardo. Pero eso el gobierno progre
no lo hizo. Ni delito ni solución. Todo a fojas cero. Y además de este
disparate, ¿qué se festejó? Que el gobierno avalara el cumplimiento de la
Constitución Nacional, artículo 17 y del Código Penal, artículo 181. ¡El
gobierno se puso a derecho! ¡Aleluya!
Solo un país tan
desquiciado como la Argentina puede juntar a Grabois con Artigas, con La
Cámpora y con la ley.
Malú Kikuchi
*Halperín Donghi,
historiador argentino, 1926-2014.