La vacuna
“sagrada”, un salto al vacío que no nos salvará
Brújula cotidiana,
30-12-2020
El 27 de diciembre
pasará a la historia como el Día V, el “Vaccination Day”: el día en el que se
desató la contraofensiva de vacunas contra la Covid en toda Europa. Anunciado
en términos enfáticos y retóricos por una colosal operación de propaganda que
ha convertido el antídoto en “luz y esperanza”. Pero ninguno de los estudios de
la Fase III se han establecido para probar la eficacia de las vacunas contra
los resultados graves, como los ingresos hospitalarios, el uso de los cuidados
intensivos o las muertes. No contamos con elementos suficientes para evaluar
los beneficios y los daños.
El 27 de diciembre
de 2020 pasará a la historia como el Día V, es decir el “Vaccination Day”: el
día en el que se desató la contraofensiva de vacunas contra la Covid en toda
Europa. Una especie de Desembarco en Normandía. Fue anunciado en términos tan
enfáticos y retóricos por la presidente de la Comisión Europea: “El Vaccination
Day es un momento conmovedor de unidad. La vacunación es la salida duradera de
la pandemia”, escribió la alemana Von Der Leyen en Twitter.
Técnicamente,
todas las dosis de la vacuna Pfizer/Biontech ya se han entregado a los países de
la UE y pueden iniciar la campaña de vacunación, simultáneamente en todos los
Estados miembros para dar un signo de cohesión y marcar el punto de inflexión,
como señaló el titular del ejecutivo europeo, subrayando que a partir de este
momento se empieza a pasar página. “La vacunación nos devolverá paulatinamente
a la normalidad”, concluyó, recordando seguir respetando las normas de higiene
de seguridad, hasta que el objetivo de la campaña de vacunación no sea
alcanzado. El Día V es, por tanto, un evento de gran valor simbólico, sobre
todo, funcional a una colosal operación propagandística. Sabemos bien que la
propaganda, la estrategia de comunicación, es uno de los pilares del Great
Reset.
Con el Día V, no
solo comienzan los procedimientos de vacunación sino, sobre todo, comienza una
campaña mediática, cuyo objetivo es despejar todas las dudas sobre las vacunas
Covid, convencer a la ciudadanía de su eficacia, seguridad, e incluso de su
deber moral y civil. Con el Día V se concluye un largo y extenso trabajo
realizado por los medios de comunicación y las redes sociales, en nombre de los
gobiernos individuales y ahora de la propia UE, para dar una lectura precisa e
inequívoca de la epidemia, que en síntesis se puede resumir así:
Estamos ante un
microorganismo de inusual letalidad. “No existe cura para la enfermedad causada
por este microorganismo. Solo una vacuna puede salvarnos”
Durante meses
estas fueron las consignas inculcadas en la población, con tanta fuerza y
determinación que desbordaron las voces de científicos libres y de trabajadores
de la salud que podían demostrar que las cosas no eran así: que la letalidad
del virus no era aquella con la que se intentaba aterrorizar a las personas y
que la enfermedad era tratable con toda una serie de fármacos, todos
invariablemente negados. Así que al final llegamos al tercer punto, la solución
final.
En breve, el
organismo regulador europeo dará luz verde a las vacunas de otras compañías
farmacéuticas. Todas aprobaron el examen. Un éxito increíble, único en la
centenaria historia de las vacunas. Todas funcionan muy bien y son seguras.
La historia de la
medicina muestra muchos ejemplos de graves eventos adversos de las vacunas que
se comercializaron en tiempos de enorme presión y grandes expectativas. Hubo
vacunas contaminadas contra la poliomielitis en 1955, casos de síndrome de
Guillain-Barré en los receptores de la vacuna contra la influenza en 1976 y
narcolepsia relacionada con una marca de vacuna contra la influenza en 2009.
La eficacia y
seguridad de las vacunas puestas en el mercado serán las palabras que se
repetirán para convencer a los ciudadanos europeos de que se vacunen. Sin
embargo, persisten serias dudas sobre uno y otro de estos criterios
fundamentales. En un reciente número de la reconocida revista British Medical
Journal (BMJ 2020 371), titulada “Will covid-19 vaccines save lives? Current
trials aren’t designed to tell us” (¿Las vacunas anti covid-19 salvarán vidas?
Los ensayos actuales no están diseñados para informarnos), se revela que ninguno
de los estudios de la Fase III se han establecido para demostrar la eficacia de
las vacunas para reducir los resultados graves, tales como ingresos
hospitalarios, uso de cuidados intensivos o muertes. Ni las vacunas son
estudiadas para determinar si pueden detener la transmisión del virus.
“La detección de
graves eventos adversos raros requerirá el estudio de decenas de miles de
pacientes, pero este requisito no se cumplirá con la adopción temprana de un
producto que no haya completado su evaluación de prueba”, declararon los
investigadores Jerry Avorn y Aaron Kesselheim, del Harvard Drug Policy.
Los estudios
actuales de la vacuna anti Covid-19, están diseñados para clasificar los
resultados finales de eficacia, una vez que 150-160 participantes del estudio
desarrollen la covid-19 sintomática, y la mayoría de los estudios han
especificado al menos un análisis intermedio que permita la determinación de
los resultados con menos datos acumulados. Por tanto, no disponemos de
elementos suficientes para evaluar los beneficios y los daños de las vacunas.
Se necesitaría mucho tiempo y muchos más estudios. Pero ahora la máquina de
vacunación está en pleno funcionamiento, a toda velocidad. La vacuna anti
Covid, por otro lado, ya no es un fármaco, es mucho más: es “luz y esperanza”,
y con esta aura de incuestionable pseudo sacralidad se encamina hacia su
realización.
El Día V, en lugar
de ser el Vaccination Day, corre el riesgo de ser el Vacuum Day, es decir el
día del salto al vacío.