por Enrique
Guillermo Avogadro
"Es preferible para los
pueblos tener malas leyes con
buenos jueces que buenas leyes con malos
jueces".
Francesco Carnelutti
Este fin de 2020
llegó a la Argentina, como en todo el mundo, con casi nada que celebrar, salvo
para quienes aún estamos vivos, que no es poco; en general, no se vieron las
cañitas voladoras ni los atronadores petardos de antaño pero, en cambio, fue
pródigo en escalofriantes estafas de la política y, sobre todo, de la Justicia
a la ciudadanía de a pie.
La lista no puede
ser más amplia: los reiterados ataques de la PresidenteVice al Poder Judicial y
la Procuración General, los inauditos e ilegales privilegios previsionales
otorgados a Cristina Fernández y a Amado Boudou, los beneficios veraniegos que
éste obtuvo por la insólita curiosidad de un Juez, el regreso del carísimo
(para los demás argentinos) capitalismo de amigos, el nuevo recorte a las
jubilaciones, las originales moratorias impositivas concedidas a Cristóbal
López y sus socios, la pobreza generalizada y la curiosa paz social para el
kirchnerismo, la reiterada intervención estatal en la economía y el retorno del
populismo extremo, la ideologización criminal de las relaciones exteriores y el
peligroso abrazo estratégico con China, etc..
El H° Aguantadero
sancionó la genocida ley de interrupción voluntaria del embarazo. Creí que los
senadores de las provincias del norte, en especial, se opondrían a este
adefesio asesino, pero resultó evidente que la fuerte presión del Ejecutivo
consiguió conmover la voluntad de los gobernadores, y el Presidente Pinocho
tuvo su lamentable logro. Ahora, sólo las acciones de inconstitucionalidad que
muchos iniciarán, y jueces con los pantalones bien puestos, podrían detener
esta injustificable locura.
Cuando comparé las
acciones del Gobierno contra la industria de las telecomunicaciones con su
conducta frente a YPF, no sabía que también avanzarían contra la eléctrica
Edenor; todo el sector de energía quedó en manos, en esta extraña división de
facultades, de Cristina Fernández, y las consecuencias de sus desmanejos
populistas, que conocimos en el período 2003/2015, con la pérdida del
autoabastecimiento, la necesidad de importar gas y electricidad, y los cortes
permanentes de suministro, serán reeditadas en un año electoral, como el que
ayer comenzó.
No respetará
tampoco al sistema privado de salud, del cual la clase media depende. Ya es un
objetivo primario, como lo demostró la resolución del Ministro de Salud que, publicada
en el Boletín Oficial el miércoles por la mañana, autorizaba un muy magro
incremento en las cuotas; la PresidenteVice puso el grito en el cielo y ordenó
otra resolución, dada a conocer el mismo día por la tarde, que la dejó sin
efecto. La conocida desvergüenza de Ginés González García tampoco ahora
justificó su renuncia inmediata ante esta reacción que, obviamente, preanuncia
que el pobrismo se extenderá a esa área.
Hubo algo bueno en
la noticia del fallo judicial que ordenó que se paguen a Cristina Fernández dos
jubilaciones de privilegio, a las cuales se adicionará su sueldo como
Vicepresidente, algo totalmente prohibido por la ley, lo que originará que esta
ladrona perciba un haber mensual de dos millones mensuales, sumada a una
retroactividad estimada en cien millones, y todo ello exento del impuesto a las
ganancias. Y lo bueno fue que se conociera el mismo día en que se sancionó la
ley que excluye a la inflación del cálculo de los incrementos de las
jubilaciones, en un país donde los expertos creen que superará el 50% este año.
Fue tan sonoro el sopapo que propinó a la sociedad que le resultará difícil
seguir manteniendo su relato.
La absurda
curiosidad del Juez Daniel Obligado lo llevó al extremo de preguntarle al
propio Amado Boudou, cuya condena quedó irreversiblemente firme por decisión de
la Corte, dónde le parecía bien cumplirla, es decir, si quería permanecer en su
lujosa mansión o volver a la cárcel. El magistrado, después de demorar un mes
en tales diligencias, resolvió que regresara al penal pero, al hacerlo el
último día hábil y sin ordenar su inmediata ejecución, permitirá al
privilegiado delincuente seguir gozando de su mansión todo el verano, mientras
también percibe su jubilación privilegiada.
Lo que más llamó
la atención del mes de diciembre, marcado por un aumento sideral de la pobreza
y de la indigencia, la presencia del hambre en las puertas de todas las
ciudades, la creciente inseguridad, la inexistencia del año escolar y la
consecuente deserción definitiva de tantos chicos, la caída en el poder
adquisitivo del salario y de las jubilaciones y la pérdida de puestos de
trabajo, el cierre y la emigración de empresas, fue el atronador silencio de la
calle. Con un gobierno no peronista, otro hubiera sido el cantar; basta
recordar qué sucedió en diciembre de 2001 y Fernando de la Rúa tuvo que
renunciar en medio de saqueos y muertes, o en 2017 cuando fue aprobada una
reforma previsional muchísimo más favorable que la de hoy, y quince toneladas
de piedras fueron arrojadas sobre la Policía.
En fin, lamento
arruinarle tan a priori este 2021, pero no será mejor que el que ya vivimos.
Sólo espero que hayamos aprendido, mientras nuestra vida se deteriora cada día,
que la solución no la aquéllos que, con su afán por el poder y su falta de moral,
nos han hundido en esta ciénaga infinita.
Bs.As., 2 Ene 21