de los
evangélicos: quieren nacionalizarse como oposición y conseguir legisladores
propios en 2021
Juan Piscetta
Infobae, 7 de
Marzo de 2021
El salto político
que dio Amalia Granata en Santa Fe y la visibilidad internacional que les dio
la presidencia de Jair Bolsonaro los envalentonó. Después de décadas de ocupar
roles secundarios en el sistema político, un sector del movimiento evangélico
se reagrupó en un nuevo partido y se lanzará en las próximas elecciones para
confrontar con el Gobierno nacional, a la caza de cargos legislativos desde
donde puedan intervenir con su agenda “celeste” de reacción a la ola feminista.
El sello con el
que competirá es Una Nueva Oportunidad (UNO), un partido nacional que formalizó
su nacimiento el 15 y 16 de febrero pasado en la ciudad de Rosario. La cara
visible del espacio es el pastor y diputado provincial de Santa Fe, Walter
Ghione, uno de los seis nombres desconocidos que ingresaron a la Legislatura
local de la mano de la periodista y modelo Amalia Granata, cuando consiguió en
2019 más de 280 mil votos y la posicionó como la tercera lista más votada.
“Nos tenemos que
parar fuertemente desde un frente opositor. Queremos tratar de hacer más
política a nuestra base social. Todavía no sabemos bien quiénes son nuestros
aliados, pero sí tenemos claro cuál es nuestro adversario”, confió Ghione a
Infobae.
Los miembros de
UNO tienen presencia en unas catorce provincias. En los hechos, se convertirá
en una suerte de brazo político de Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de
la República Argentina (Aciera), la entidad más grande y representativa del
país que agrupa a este tipo de instituciones religiosas. “La ACIERA apoya a todos
los evangélicos estén donde estén militando. Los documentos que emiten nosotros
los tenemos muy en cuenta, nos alineamos”, consideró Ghione.
El culto
evangélico tuvo un importante crecimiento en las últimas décadas. Según la
Encuesta Nacional sobre Creencias y Actitudes Religiosas en Argentina
-realizada en 2019 por el grupo del Conicet encabezado por los investigadores
Fortunato Mallimaci, Verónica Giménez Béliveau y Juan Cruz Esquivel-, los
adherentes a este credo crecieron de un 9 % al 15,3% de la población desde el
año 2008. El número arroja un peso electoral relevante que podría definir
elecciones ajustadas. Si son efectivos, calculan, podría aportar un piso de
entre 3 y 5 por ciento de votos en algunos distritos, ayudados por las redes
sociales como Facebook, el “boca en boca” y el nutrido padrón de la red
evangelista pentecostal. El modelo ya funcionó en Santa Fe.
En la asamblea de
origen en Rosario, la cúpula partidaria de UNO resolvió abrir el juego de
alianzas y la libertad de acción para evaluar cuál es la mejor opción a seguir.
La expectativa es sumar músculo para los escaños locales, lograr la personería
nacional en cada jurisdicción y apuntalar a las bases evangélicas en la
maquinaria electoral. El objetivo es tener “vuelo propio”, aprovechando la
capilaridad que tienen el movimiento. “Tenemos una fuerza que es muy
territorial, muy militante y 100% evangélica”, señala el presidente de UNO.
En la organización
cristiana impone el pragmatismo. Dicen que no quieren “ser funcionales al
kirchnerismo”. Por lo tanto, en las provincias donde no tengan una capacidad de
disputa con una fuerza propia, resolverán confluir en frentes más amplios.
En estos meses
hubo contactos políticos con Patricia Bullrich y Rogelio Frigerio; las dos de
las alas internas que pulsean en el PRO, el titular de la Fundación Pensar,
Francisco Quintana; y el diputado nacional Federico Angelini. También dialogan
con el radical Alfredo Cornejo y dirigentes de Despertar, el armado del
economista José Luis Espert. Con Juan José Gómez Centurión, en cambio, están
lejos.
“Estamos viendo
una apertura de la oposición para integrarnos. Nosotros tenemos un voto más
independiente, con valores cristianos. Charlamos con todos”, confía Ghione.
Valores
tradicionales y conservadores
Según la encuesta
del Conicet, los creyentes del culto evangélico son quienes más se oponen al
aborto. Son, también, los más duros: el 43% de la muestra está de acuerdo que
se prohíba el aborto en toda situación, aún en casos de violación o riesgo de
vida de la madre. También son los que más apoyan el “modelo patriarcal” de
familia en comparación al resto de la población: el 67,% de los seguidores
considera que el matrimonio entre el varón y la mujer es el único modelo
posible, y el 37,6% cree que la mujer debe permanecer en su hogar para el
cuidado de los hijos.
“Nosotros tenemos
una base política que tiene a la vida, la niñez y la familia como ejes
principales”, señala Ghione. Las banderas del partido político apuntan contra
la legalización del aborto, la diversidad de género y el empoderamiento de las
mujeres.
Aunque se asocia a
una visión conservadora dominante, en el movimiento evangélico es heterogéneo a
su interior. Existe un ala “progresista” nucleada en la Federación Argentina de
Iglesias Evangélicas (FAIE), que tiene veinte congregaciones afiliadas. De
hecho, algunos fueron impulsores Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos
(MEDH) contra la dictadura militar de 1976. Un caso curioso ocurrió en 2017 con
Eduardo Trasante en el primer pastor evangélico elegido concejal de Rosario por
una fuerza de izquierda por la agrupación Ciudad Futura. Cinco años antes, su
hijo había sido asesinado por un grupo narco y se convirtió en un activista
social. Algún medio lo bautizó “el pastor piquetero”. Después le tocó el turno
al propio Trasante: el año pasado lo mataron de un disparo en su casa. Hace
poco Ghione visitó a sus hijos.
Sin embargo, en
los últimos años, gran parte del movimiento evangelista se radicalizó y asumió
cada vez posturas de mayor oposición a los gobiernos progresistas o “nacional
populares” de la región. Le pasó a los dirigentes del Partido dos Trabalhadores
(PT), Lula da Silva y Dilma Rousseff, quienes perdieron su base evangelista en
manos del ahora presidente Jair Bolsonaro. Proscrito el histórico dirigente
fabril de la arena electoral, aquel viraje fue una de las causas del éxito
político y electoral del mandatario de extrema derecha.
El fenómeno es un
llamado de atención para las coaliciones políticas que tienen su base de
sustentación en un electorado de corte popular. Los evangélicos cuentan con más
de 500 colegios evangélicos, 200 centros de rehabilitación para adictos y labor
social en prisiones. En pandemia, desplegaron un trabajo intenso de asistencia
en comedores y merenderos.
Esa estructura
organizativa coincide con la muestra del Conicet, ya que el culto evangélico es
predominante en los niveles educativos más bajos y más pobres, en contraste a
otras creencias y religiosidades. Representan el 26,5 % entre los que no tienen
estudios y 21,5 % en el grupo de los que cursaron el primario. El dato es más
ilustrativo si se contrasta con las personas que se perciben a sí mismas como
“sin religión”: el 27,2 % tienen un título universitario y el 23,4% de los que
cursaron un terciario.
En el caso
argentino, el debate por la legalización del aborto, primero en 2018 y luego
con la sanción de fines de 2020, implicó la activación política de los
creyentes del culto evangelista. Las iglesias pentecostales fueron las más
activas a la hora de salir a las calles en rechazo al proyecto de Ley de
Interrupción Voluntaria del Embarazo. Según Ghione, a raíz de la polarización
política y los debates en relación a la perspectiva de género, “muchos hermanos
nuestros han sido separados o dejados de lado” en sectores del peronismo que
hoy están en el Frente de Todos. “Nuestra propuesta en estas elecciones es una
alerta a toda la comunidad evangélica y a la sociedad en general de que ‘vienen
por nosotros’. Estas políticas que lleva adelante el Gobierno nos llevan a
Venezuela con escala en Formosa, es el mismo modus operandi”, apunta.
¿Habrá una bancada
evangélica? Hasta el momento, el partido UNO siente como dirigentes propios
entre los legisladores nacionales al bautista David Schlereth (Neuquén), el adventista
Gustavo Hein (Entre Ríos) y la pentescostal Dina Rezinovsky (Ciudad de Buenos
Aires). “Este año va a ser muy difícil, pero estamos siempre a la espera.
Nuestra construcción política no es para la próxima elección, sino para la
próxima generación. Los tres evangélicos que tenemos en el Congreso no
representan el 15% de la población nacional”, concluyó Ghione. Por lo pronto,
personalidades de la farándula o con conocimiento público potencian la
influencia de los evangélicos, como ocurrió con Amalia Granata. En Córdoba,
están entusiasmados en que se sume a la campaña una figura de “la bailanta
cuartetera”.