el día que dijo “vi algo que no me gusto”
Por Carlos Forte
Tribuna de
Periodistas, -07/07/2021
Carlos Alberto
Reutemann era gobernador de Santa Fe, promediaba su segundo mandato y había
sido senador, pero el 11 de julio del 2002 rechazó la oferta del por entonces
presidente Eduardo Duhalde de ser su candidato en las elecciones del 25 de mayo
del 2003: “Vi algo que no me gustó y que tal vez no diga nunca”, dijo el hoy
fallecido senador.
Quién reveló el
misterio de aquellas palabras fue el exmbajador menemista en Chile, Oscar
Spinosa Melo, en el año 2006, acá mismo, en Tribuna de Periodistas. Así lo
contó:
Reutemann había
dicho que “le conocía la cara al enemigo”. Entre los estertores agónicos de la
“re-re”, Menem, en uno de sus últimos intentos, convocó a un Congreso del
Justicialismo en Parque Norte. Reutemann no concurrió y la delegación de su
provincia, que sí lo hizo, se retiró de la asamblea dejándolo a Carlitos
“estadista” sin quórum. Se cerraba otro capítulo que bien podría haberse
titulado “Amor con amor se paga”. Y yo creo conveniente completar los dichos
del Lole sobre la cara del que pergeñó el operativo: “Los ojos se parecían a
los de Corach y la nariz y la boca, a los de Kohan, pero no creo que el cerebro
fuese de ninguno de ellos”, afirmó. Todos sabemos de quién era el cerebro...
Sin embargo, y cosa curiosa, nunca rompió lanzas con Menem.
Y pasó el tiempo.
Obeid terminó su mandato distanciado de Reutemann que volvió a ser Gobernador
de su provincia. Los acontecimientos que llevaron al final del gobierno de De
la Rúa son objeto de comentario en otro capítulo. Lo que interesa para culminar
este, que comenzó en un ya lejano 1995, es ver en qué ha terminado el
Gobernador de Santa Fe.
Invento de Carlos
Menem, el ex corredor de Fórmula 1, sin ningún antecedente que indicase una
vocación política, se vio, en virtud de la horrorosa corrupción de la gran
mayoría de los dirigentes del Justicialismo, catapultado como uno de los
principales candidatos a la Presidencia de la República por el peronismo. Era
mi modesta opinión y no tengo dudas, el “nuevo” De la Rúa que le preparaba a la
Nación la “serpiente” de Anillaco...
Pero algo no
funcionaba con el propio candidato. Las encuestas le daban muy bien, pero su
respuesta, cada vez que era consultado por la prensa, era negativa respecto a
sus posibilidades presidenciales. No una, sino muchas veces, tantas que
empezaron a circular versiones más encontradas sobre su actitud. Desde
temeroso, pasando por no querer competir con Menem, hasta cuestiones de su más
estricta intimidad fueron barajadas por distintos sectores de la opinión
pública. Otras, señalaban que tomaba su tiempo y que no quería ser presionado.
El hecho es que
finalmente, y luego de una visita al Presidente Eduardo Duhalde en el hall de
la Casa Rosada dijo su ya famosa frase de: “Seguramente vi algo que no me gustó
y por eso no voy a ser candidato”.
Debo reconocer que
no fui el único sorprendido. El país entero lo estaba. Yo a Reutemann no lo
conozco personalmente. Lo he visto alguna vez a distancia, en Montecarlo, la
noche previa a un Gran Premio allá por los años 70. Un hombre que maneja un
auto a más de 300 kilómetros por hora no es un miedoso. Y quien hizo frente al
intento menemista de fraude en su provincia y lo desbarató, no parecía tener un
respeto reverencial por aquel que lo lanzó a la política. Y si bien a nadie le
gusta que lo presionen para adoptar decisiones tan trascendentes como competir
por la presidencia de la República, siempre hay formas de fijar los tiempos
adecuados.
Pero la forma en
que el Gobernador de Santa Fe cerró toda posibilidad de llegar a la Primera
Magistratura no sólo sorprendió, sino
que levantó una tormenta de suspicacias por demás pesadas. Lo más destacable
fue la pregunta general: ¿Qué fue lo que vio Reutemann? ¿Qué le hizo tomar tan
drástica y definitiva resolución? De todos los ámbitos de la vida pública
surgía la pregunta que quedó hasta hoy en día sin respuesta. Al menos, de quien
debía darla. Algo muy pesado debía esconderse detrás del silencio del ex piloto
de Fórmula 1.
Por eso, y sólo
como una hipótesis, voy a reproducir unos párrafos publicados en Página 12 por
el periodista Martín Granovsky el 23 de julio de 2002:
“Eduardo Duhalde
saludó contrariado a Carlos Alberto Reutemann y le dijo: ´El Turco es el mismo
psicópata de siempre.´ Juntos fueron al microcine de la Quinta de Olivos. La
única presencia era un operador. Duhalde se había asegurado de contar con la
menor cantidad posible de testigos para evitar filtraciones.
El video era
borroso, pero las caras se distinguían nítidamente. Parecía una escena de
Calígula. Hombres con mujeres, hombres con hombres, mujeres con mujeres.
Figuras del gobierno y del Congreso... Las botellas de champagne parecían
surtidores. Reutemann pensó por un momento que le hacían acordar al podio de
Fórmula 1. Pero esta vez no buscaría ni un segundo puesto. Se fijó en la imagen
de una odalisca. Parecía un hombre disfrazado.
´Entonces no hay
nada que hacer –comentó parco como siempre. Fue después de esa reunión que
pronunció la frase increíble: 'Seguramente vi algo que no me gustó y por eso no
voy a ser candidato'.”
Que cada lector
saque sus conclusiones. Yo, las mías, las tengo y muy claras... Y creo que
Duhalde también y que para evitar un nuevo De la Rúa de Menem, como buen
ajedrecista, movió sus piezas en forma magistral...