las fronteras de
Europa y la UE la mata de hambre
Luca Volonté
Brújula cotidiana,
18-11-2021
Europa está
aprovechando la crisis en las fronteras europeas y ha decidido matar de hambre
a Varsovia, como ya hizo el siglo pasado cuando nazis y comunistas decidieron
invadirla. Ayer volvió a suceder de nuevo. Y es que el contexto de esta última
semana ha cambiado: la amenaza de una irrupción en las fronteras europeas de
“hordas” de pobres migrantes traficados como carne de cañón desde Afganistán,
Siria, Pakistán e Irak está a la vista.
Ante las demandas
de ayuda europea, la construcción de “barreras físicas” en la frontera, el
creciente número de soldados polacos heridos y las sanciones contra Bielorrusia
por parte de Polonia y los países bálticos, Europa ha decidido responder
devolviendo el golpe a los países del Este y amenazando con cortar el
suministro de alimentos a los polacos. Vergüenza es una palabra demasiado
educada para describir el sentimiento de decepción que provocan las decisiones
de Bruselas.
Ayer por la mañana
en la página web de Euractiv destacaba una noticia inimaginable: los jefes de
grupo de los partidos mayoritarios en el Parlamento Europeo (populares,
socialistas, liberales, izquierdistas y verdes) habían enviado una carta
urgente a la Comisión Europea con la petición de bloquear los fondos del Plan
de Recuperación para Polonia (23.000 millones de euros en subvenciones y 34.000
millones en préstamos a bajo interés). Decía así: “Un gobierno que niega la
primacía del derecho de la UE y viola los principios del Estado de Derecho no
puede ser considerado digno de cumplir sus compromisos y obligaciones en virtud
de… los planes nacionales de recuperación y resiliencia... Nuestra petición no
debe ser vista como un castigo contra el pueblo polaco, sino como un medio para
apoyar la restauración del Estado de Derecho en Polonia”.
¿Está claro?
Matemos de hambre a los polacos por su propio bien hasta que cambien de
gobierno. Unas horas más tarde, el Tribunal de Justicia de las Comunidades
Europeas (TJCE) dictó una nueva sentencia sobre la “ilegalidad” de las reformas
del sistema judicial polaco, esta vez machacando aspectos del traslado de
jueces de un tribunal a otro que, según los jueces, podría tener una motivación
política, ya que el Ministro de Justicia es también el Fiscal General que
decide los traslados (Sentencia en los asuntos acumulados C-748/19 a C-754/19
Procesos penales contra WB y otros).
Obviamente, las
sentencias del Tribunal Europeo, así como las demandas sin precedentes de los
eurodiputados en las últimas semanas contra Polonia siguen de la mano de las
“sugerencias” realizadas en voz baja por los “think tanks” ultraliberales
financiados a su vez por los filántropos de siempre, Soros a la cabeza. El
objetivo está muy claro: en Polonia no hay “estado de derecho”, todos los
jueces de cualquier tribunal (incluido el Tribunal Constitucional) son
ilegítimos, los gobernantes elegidos deben marcharse si quieren el bien del
pueblo al que nosotros, las instituciones europeas, reclamamos el derecho a
representar en exclusiva.
No se puede pasar
tampoco por alto la decisión tomada hace pocos días por el propio Tribunal de
Justicia de las Comunidades Europeas, que “repentinamente” demostró que los
argumentos de Hungría que la Comisión había impugnado eran erróneos (Sentencia
en el caso C-821/19 Comisión contra Hungría sobre la criminalización del apoyo a
los solicitantes de asilo). La ley “StopSoros” de 2018, que criminaliza a las
ONG que apoyan el tráfico de personas que buscan “asilo” en la frontera
húngara, viola las normas europeas y debe ser eliminada o modificada
radicalmente.
La respuesta del
gobierno húngaro no se ha hecho esperar: “Seguiremos ayudando a los inmigrantes
en sus países de origen, hay que detener la migración a Europa y el futuro de
Europa debe basarse en las familias. Nos reservamos el derecho a tomar medidas
contra las actividades de las ONG financiadas con fondos extranjeros, incluidas
las financiadas por George Soros, que pretenden ganar influencia e injerencia
política o incluso promover la migración”.
Es de esperar una
escalada de la guerra de la Comisión Europea contra Hungría que, no por
casualidad, ya ha anunciado el Comisario de Justicia y Estado de Derecho Didier
Reynders, que se reunió en Budapest el pasado fin de semana. Reynders ha
afirmado que “no ha habido ninguna mejora en el ‘Estado de Derecho’ del país,
el sistema judicial está comprometido, la libertad de los medios de
comunicación está restringida y las personas LGBTI sufren una grave
discriminación en el país”.
Ni Polonia ni
Hungría han recibido hasta ahora luz verde de la Comisión y el Consejo para
aprobar su Plan de Recuperación. La situación polaca es mucho más grave, dadas
las circunstancias que vive el país, atacado frontalmente en una “guerra
híbrida” promovida por Bielorrusia (y tolerada por Moscú) contra las sanciones
que Europa había decidido, tras la represión postelectoral del gobierno de
Minsk en septiembre del año pasado. Todo el mundo tiene claro que la guerra de
Lukashenko contra los inmigrantes es contra Europa, pero Europa, que ayer mismo
tomó nuevas medidas contra Bielorrusia, decide “matar de hambre” a Varsovia (y
se prepara para cortar los puentes detrás de Budapest).
De hecho, las
decisiones tomadas en Bruselas sitúan a Bielorrusia y Polonia, al tirano
Lukashenko y al elegido Morawiecki, al mismo nivel (sanciones económicas y
bloqueo de los fondos de recuperación). Ni siquiera las conversaciones de
Merkel y Macron con Lukashenko y Putin han despertado el sentido de la
responsabilidad en las cumbres europeas. Sólo los países del Grupo de Visegrado
en Europa han respondido a la petición de ayuda y apoyo de Polonia y los
Estados bálticos para construir muros fronterizos contra los traficantes de
hombres y mujeres.