miles de
mercenarios del Grupo Wagner para reemplazar a los reclutas del ejército ruso
Gustavo Sierra
Especial para
Infobae America, 4-5-2022
Decenas de avisos
en las redes sociales rusas ofrecen 3.000 dólares al mes para ir a luchar a
Ucrania. No lo dicen directamente, pero son “búsquedas laborales” del Grupo
Wagner. Ya están actuando allí entre 3.000 y 8.000 mercenarios de esa
organización. El propio dueño de esa empresa y amigo personal de Putin se tomó
una foto el 16 de abril en Luhansk, dentro del territorio ucraniano. Reclutan a
cualquiera con experiencia de combate entre los 18 y los 50 años. En los
comentarios, algunos veteranos se ríen de lo que sucede. Saben que lo que están
buscando son reemplazos para los reclutas sin mayor entrenamiento que
fracasaron en la toma de Kyiv y que ahora continúan con una muy floja actuación
en el Donbás, donde está concentrada la guerra. “Buscan hombres para que los
niños puedan ir al recreo”, escribió un ex combatiente de Chechenia.
El Grupo Wagner
(GW) es una organización de paramilitares que el Kremlin utiliza desde hace
años para sus intervenciones clandestinas en Chechenia, Siria, Libia, Mali,
República Centroafricana, Sudán, Mozambique y hasta Venezuela. El Financial
Times informó esta semana que Wagner retiró a 200 rusos y 1.000 sirios de las
fuerzas que tiene en Libia y los trasladó al frente en el Donbás. Tienen mucha
experiencia en ese terreno. Desde 2014 intervinieron en la toma de la península
de Crimea y la creación de los enclaves separatistas de Luhansk y Donetsk.
Todos los
contactos mencionados en los avisos llevan, de acuerdo a una investigación de
France24, al campo de entrenamiento del GW en Molkin, una localidad cercana a
la ciudad de Krasnodar, en el sur de la Federación Rusa. Precisamente, el
enorme predio está sobre la ruta que lleva a Crimea. Y por si hubiera alguna
duda, el propio dueño de la empresa, Yevgeny Prigozhin, más conocido como “el
chef de Putin”, se sacó una foto la semana pasada junto al miembro de la Duma
(diputado), Vitaly Milonov, en Luhansk, dentro de Ucrania.
De acuerdo a
comunicaciones radiales interceptadas por el servicio de inteligencia exterior
de Alemania, el BND, varios pelotones de mercenarios de los Wagner estuvieron presentes
en la zona de Bucha, en las afueras de Kyiv, en las fechas en las que se
perpetraron las torturas, violaciones y asesinatos de civiles tras el fracaso
en la conquista de la capital ucraniana. Ahora, esas y otras fuerzas del grupo
están concentradas en la ofensiva del Donbás, en el sureste. No se sabe cuántos
son. La inteligencia alemana habla de unos 3.000 combatientes. Christo Grozev,
el director ejecutivo del sitio investigativo Bellingcat, dijo ante el comité
de Relaciones Exteriores de la Cámara de los Comunes del parlamento británico
que de acuerdo a sus fuentes rusas ya hay más de 8.000 mercenarios del GW
combatiendo en Ucrania.
Según una
investigación del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales de
Washington (CSIS), el Grupo Wagner opera como una empresa privada, pero, “su
gestión y sus operaciones están profundamente entrelazadas con la comunidad
militar y de inteligencia rusa bajo el mando del presidente Vladimir Putin”. El
financista del grupo es el oligarca ruso Yevgeny Prigozhin, que entre otros
extraordinarios contratos con el estado ruso tiene la concesión de los
restaurantes del Kremlin y sus hombres proveen la seguridad a la comida que se
le sirve al presidente. De allí su apodo.
Prigozhin también
financia una buena parte del aparato de hackers que de acuerdo al fiscal
especial Robert Mueller interfirieron en las elecciones presidenciales de 2016
en Estados Unidos y lo volvieron a intentar en las de 2020. Por esa razón es
uno de los oligarcas con mayor cantidad de sanciones económicas en su contra
por parte de las autoridades estadounidenses y europeas.
Debajo de
Prigozhin en la dirección del GW está Dmitry Utkin, un ex jefe de la agencia de
inteligencia militar extranjera de Rusia. Utkin es un simpatizante nazi que le
dio al grupo el nombre del compositor alemán Richard Wagner, cuya obra veneraba
Adolf Hitler. Hasta 2013, fue teniente coronel y comandante de brigada de una
unidad de las fuerzas especiales Spetsnaz del Departamento Central de
Inteligencia (GRU) ruso. Un año más tarde ya estaba al frente de los
mercenarios del GW entrenando y combatiendo junto a las fuerzas pro-rusas de
Luhansk, en Ucrania. También formaron parte de la toma y anexión ilegal de la
península de Crimea.
La Unión Europea
caracterizó a la organización de esta manera cuando anunció sanciones contra
los responsables del GW en diciembre: “la empresa ha reclutado, entrenado y
enviado operativos militares privados a zonas de conflicto en todo el mundo
para alimentar la violencia, saquear los recursos naturales e intimidar a los
civiles en violación del derecho internacional y los derechos humanos”.
“El Grupo Wagner
pasó de ser una agencia de seguridad a un grupo paramilitar al servicio del
Kremlin cuando entró en acción por primera vez durante la anexión rusa de
Crimea en 2014″, explicó al Telegraph, Tracey German, profesora de conflictos y
seguridad en el King’s College de Londres. “Se cree que sus mercenarios son
algunos de los ‘hombrecitos verdes’ que ocuparon la región”, afirma. “Unos
1.000 de sus mercenarios combaten junto a las milicias prorrusas que luchan por
el control de las regiones de Luhansk y Donetsk”. Los “zelyonye chelovechki”
(hombrecitos verdes) es el nombre popular que le dieron los ucranianos a estos
mercenarios que usaban pasamontañas verdes como su uniforme y jamás mostraban
sus caras.
Samuel Ramani,
analista del Royal United Services Institute, afirma que Wagner recluta
principalmente a veteranos del ejército que necesitan pagar sus deudas: “Vienen
de zonas rurales donde hay pocas oportunidades de ganar dinero. Son discretos,
disciplinados y si les pasa algo, son `negables´, el gobierno ruso puede decir
que no tiene nada que ver con ellos”.
Antes de la
invasión, ya había muchos mercenarios de la Wagner en los enclaves
separatistas. Siempre fueron la columna vertebral de las fuerzas pro-rusas
dentro de Ucrania. Entrenan y ayudan a movilizar a los jóvenes ucranianos del
Donbás que son obligados a cumplir el servicio militar en las filas de los
separatistas. En marzo, esas tropas ya fueron reforzadas con combatientes que
trajeron de los frentes libios y sirios, además de unos 20.000 soldados del
ejército de Bashar al Assad que fueron entrenados y equipados por los Wagner.
“Ya se habían ido muchos sirios que trajeron los rusos a Libia. Y en las
últimas dos semanas hubo un repunte del repliegue. Quedaron sólo algunos
comandantes de unidad que trabajan con Khalifa Haftar (el señor de la guerra
que apoya Rusia en la guerra civil libia)”, explicó, Emadeddin Badi, un experto
en Libia del Consejo Atlántico, al Financial Times.
Si bien no
pareciera que los mercenarios de Wagner tengan posibilidades de cambiar el
resultado de la guerra cuando hasta ahora no lo pudo hacer una fuerza de
190.000 soldados regulares, los hombre del GW pueden aportar mucha experiencia
en el combate y su particular y brutal forma de dejar “tierra arrasada” a su
paso. De acuerdo a informaciones de la inteligencia ucraniana, los reclutadores
rusos del GW están recurrido a quienes fueron rechazados en el pasado por tener
muy poca experiencia o antecedentes sospechosos. “Aceptan a cualquiera y de
cualquier lugar del mundo. Pareciera que están desesperados. Es probable que ya
hayan recibido los fondos del Kremlin para su financiación y que no estén
pudiendo armar a tiempo las nuevas unidades. También es probable que Putin
mande a llamar constantemente a Prigozhin para apurarlo”, dijo Ilya
Rozhdestvensky, un periodista ruso con una larga experiencia en el seguimiento
de estos mercenarios.
Los agentes de
Wagner suelen utilizar pasaportes emitidos por una oficina especial vinculada
al Ministerio de Defensa ruso. Con esos documentos se movían, por ejemplo, los
dos hombres que intentaron en 2018 asesinar a Sergei Skripal, un ex espía ruso,
en Gran Bretaña. También es con el que viajaron los comandantes rusos a Siria y
Libia. En 2020, cuando Bielorrusia detuvo por sorpresa a 33 rusos que parecían
pertenecer al Grupo Wagner, Putin se interesó personalmente y trabajó para
conseguir su liberación. Dos años antes, el presidente ruso había reconocido la
existencia del GW sugiriendo que su trabajo estaba bien siempre que tuviera
lugar fuera de las fronteras de Rusia. “Tienen todo el derecho a trabajar y
promover sus intereses comerciales en cualquier parte del mundo”, dijo.
Los Wagner no sólo
reciben dinero del Kremlin, sino que también hacen muy buenos negocios mientras
cuidan los intereses geopolíticos de Putin. En Mali, por ejemplo, el gobierno
de Bamako les paga 10 millones de dólares por mes. Y en el camino se fueron
quedando también con enormes negocios como la producción de minas de oro o
diamantes. En Siria, Prigozhin es el dueño de algunos de los mejores
yacimientos petrolíferos. También regentea la “granja de trolls” de la Internet
Research Agency con la que sus hackers intervinieron en las elecciones
presidenciales estadounidenses y también realizan espionaje industrial para
empresas de todo el mundo que le dan ganancias extraordinarias.
Todo esto,
mientras Prigozhin continúa con su empresa gastronómica que levantó de la nada
gracias a su amigo Putin. A los 20 años estuvo en la cárcel por una serie de
delitos menores y al salir puso un puesto de salchichas (perros calientes) en
una plaza frente a la plaza del gobierno local en San Petersburgo. Dicen que
allí conoció a Putin cuando se acercó a comerse un “pancho”. Dos décadas más
tarde posee una cadena de restaurantes de primer nivel en Rusia que son los
preferidos de la elite gobernante y los oligarcas. Cuando el ex presidente
estadounidense George W. Bush estuvo de visita en Rusia en 2005, Putin lo llevó
a cenar al restaurante más destacado de Prigozhin, el New Island, que está en
una plataforma flotante sobre el río Neva.
La desesperación
de Putin por mostrar un avance militar significativo en Ucrania incluso está
llevando a los Wagner a ser una “competencia” ante los esfuerzos del ejército
ruso por reclutar cada vez más conscriptos. De acuerdo a Ilya Barabanov, un
periodista ruso que investiga al grupo desde hace años y fue consultado por la
revista The Economist, el GW está ofreciendo a los nuevos mercenarios sin mayor
experiencia de combate 200.000 rublos (2.367 dólares) al mes, varias veces más
de lo que suelen recibir los soldados regulares. De acuerdo al propio ministro
de Defensa, Sergei Shoigu –recientemente rehabilitado después de haber caído en
desgracia tras el fracaso de la toma de Kyiv- las fuerzas a su cargo ya cuentan
con una fuerza de 20.000 “voluntarios” provenientes de Medio Oriente. En los
últimos días fueron subidos videos a las redes de soldados de Mali y de la
República Centroafricana (CAR) diciendo que se van a combatir a Ucrania. Todos
entrenados y contratados por los Wagner. Y muchos de ellos ya están actuando en
el frente del Donbás.