entre 18 y 24 años no estudia ni trabaja
Fernando Meaños
Infobae, 24 de
Mayo de 2022
La mitad de los
jóvenes argentinos que tiene entre 18 y 24 años está excluida del sistema
educativo y una cuarta parte de ellos no solo no estudia sino que tampoco
trabaja, por lo que se los considera “doblemente excluidos, de la educación y
del mercado laboral”, según un informe del Observatorio de la Deuda Social
Argentina de la Universidad Católica Argentina (ODSA-UCA). La tendencia se
verificó “a pesar de que en el 2021 la escolarización de los jóvenes
experimentó una mejora con respecto a años anteriores”.
El informe lleva
como título “Jóvenes de 18 a 24 años que no estudian ni trabajan en la
Argentina urbana pre-post pandemia (2017-2021)” arroja otras conclusiones
igualmente preocupantes:
- La “doble
exclusión” no se vio afectada por la pandemia y su crisis socio-económica. “Sin
muchos cambios antes o después de la crisis por Covid-19, de manera
persistente, entre 2017 a 2021, más del 25% (1 de cada 4 jóvenes) no estudia ni
trabaja de manera remunerada”, apuntó el reporte.
- En relación a la
situación desigual de género, el porcentaje de mujeres que se encuentran doblemente
excluidas, es decir que no trabajan ni estudian, es 10 puntos porcentuales
mayor que sus pares varones (20% versus 10%, respectivamente, en 2021).
- Los jóvenes que
no estudian ni trabajan de los estratos obrero integrado y trabajador marginal,
a pesar de no haber experimentado un agravamiento de esta situación en
pandemia, son los que presentan un mayor déficit (45,5% y 32,9%
respectivamente) a lo largo de todo el periodo analizado.
- Por ultimo, a
pesar de haber disminuido su proporción en la post pandemia por la búsqueda de
trabajo, alrededor de 2 cada 10 jóvenes de hogares de estrato trabajador
marginal no estudian, ni trabajan, ni tampoco buscaron empleo durante 2021.
Este último
segmento, el “ni-ni-ni”, es mayor en dos de los cuatro estratos en que se
divide el universo analizado, “obrero integrado” y “trabajador marginal”, en
relación a los estratos “medio profesional” y “medio no profesional”.
“Esta múltiple
exclusión sólo mejoró en la postpandemia en los hogares de trabajadores
marginales por aumento en la búsqueda de empleo, mientras que la situación
tendió a volver a los déficit pre pandemia para los jóvenes de hogares obreros
integrados”, señaló la UCA.
El informe destacó
que los jóvenes pertenecientes a hogares pobres vienen mejorando su inserción
educativa a lo largo de los años, logrando aumentar casi 9 puntos porcentuales
entre el 2017 y el 2021. “Esto significó una reducción en los indicadores de
los que solo trabajan y de los que no estudian ni trabajan”, añadió.
“Durante la pandemia
tuvo lugar una mejora en la situación educativa de los jóvenes de 18-24 años
(al menos en cobertura), pero pasada la crisis, el déficit educativo empeora
con niveles todavía por sobre los registrados antes del covid. Si bien la
pandemia produjo una leve mejora en la escolarización de los jóvenes, a finales
de 2021, sólo el 48,3% de ellos estudiaba o ya había terminado estudios
terciarios o universitarios. Por lo que los excluidos del sistema educativo
representan más de 5 de cada 10 jóvenes a nivel nacional”, explicó el informe.
Las diferencias de
género, que exhiben un mayor impacto de la “doble exclusión” en mujeres que en
varones, se replica “de manera agravada” cuando se incluye la desocupación en
el déficit: según la investigación, 3 de cada 10 jóvenes mujeres (22,9%),
versus 2 de cada 10 jóvenes varones (30%) no estudian ni trabajan de manera
remunerada.
Al mismo tiempo,
se registró una tendencia más favorable entre las mujeres a la hora de
finalizar los estudios: “Cabe observar que, de todos modos, es entre las
mujeres donde tiene lugar la mayor escolarización o terminalidad educativa. En
2021, superando a los varones (42,1%), el 54,6% de ellas terminó estudios
terciarios o continuaba estudiando secundario o terciario”.
La investigación
que el Observatorio de la Deuda Social de la UCA viene realizando desde 2017
abarcó un universo de 5.800 hogares cada año en los que viven 2.700 jóvenes
residentes en conglomerados urbanos de todo el país con más de 80.000
habitantes.