POR JUAN ALBERTO
YARÍA
La Prensa,
02.10.2022
La puerta 12 marca
una inflexión en la historia del futbol como pasión de multitudes. Decenas de
muertos al bajar de la Tribuna de la cancha de River. Eran miles que buscaban
una salida y el espacio para salir era estrecho y además se había atascado. Fue
el 23 de Junio de 1968 y en avalancha murieron casi un centenar; fría tarde
invierno y el promedio de edad de los que murieron era de 19 años.
Hoy podríamos
hablar del “síndrome de la puerta 12” y la crucifixión de jóvenes y sus
familias que buscan una salida ante la pandemia de drogas que nos asalta hace
años y se intensifica cada vez màs. Hoy centenares de Padres buscan un lugar
para su hijo en condiciones de deterioro adictivo y no lo logran. Protestan en
la puerta de un Centro en Berazategui porque si bien no estaba habilitado era
por lo menos un lugar de contención.
No alcanzan las
respuestas terapéuticas ante la magnitud del consumo y la sobreoferta de
estupefacientes con múltiples bocas de expendio en un marco de creciente
desfamiliarizaciòn.
Las leyes actuales
vigentes de salud mental y adicciones lucen vetustas ante la gravedad de la
pandemia y los aumentos de la prevalencia del consumo.
En principio la
habilitación de comunidades terapéuticas es casi imposible de realizar ya que
existe un presupuesto rayano en la ignorancia y la perversidad en donde se las
considera como un manicomio o cuando no un “campo de concentración”.
Ignorancia supina
ya que el creador de la Comunidad Terapéutica M. Jones (ingles -post Segunda
Guerra Mundial) fue un genio (tuve el honor de conocerlo) que inauguro la
llamada tercera Revolución Psiquiátrica. La primera la realizó P. Pinel
(creador de la Psiquiatría); la segunda Sigmund Freud (la vigencia del
psicoanálisis como mirada disruptiva y de gran eficiencia en el enfrentamiento
del malestar psíquico) y, por último, Maxwell Jones que fue reconocido como el
creador de la Tercera Revolución Psiquiátrica porque significo la superación de
la estructura manicomial (luego completado en Roma en el Congreso Mundial de
Comunidades Terapéuticas en 1984 cuando Jones se une a los que trabajaban en adicciones
en Italia , en Europa en general y en U.S.A y por fin con el Plan Nacional de
Drogas se consolida en 1986 la Comunidad Terapéutica Profesional).
Todo esto queda
ignorado en la Argentina y basados en un M. Foucault mal leído se asimila a la
Comunidad Terapéutica con un “campo de concentración” o con un manicomio cuando
es la superación del manicomio.
La misma
legislación vigente que obstaculiza la apertura de nuevos centros lleva
precisamente a que surjan centros sin habilitación; la ecuación es simple y
tiene varias aristas:
a. Sobreoferta de
estupefacientes por doquier con múltiples vías de distribución: puerta a
puerta, Instagram, wapp, Facebook, villas de emergencia, las “barras bravas”
que monopolizan el negocio en barrios, clanes o tribus barriales que concentran
la distribución, plantaciones de marihuana aprovechando vericuetos legales que
posibilitan la producción domiciliaria de cannabis, etc. Se ha ampliado el
negocio del narcotráfico cuya plusvalía es generar una cantidad de enfermos-esclavos-
“soldaditos” a su servicio.
b. Prevención en
todos los ámbitos cancelada (familias, escuelas, barrios, etc.); incluso la
prevención es considerada como patrimonio de una sociedad burguesa y
conservadora ya que lo “progre” es consumir estupefacientes. La salud parece no
contar. ¿Tenemos cerebro y este se puede dañar?; de esto no hay que hablar.
Seamos libres hacia la esclavitud.
c. Aparición de la
banalización del uso de drogas fomentando la aceptación social del consumo
minimizando el daño y promocionando el consumo medido perversamente llamado
cuidado precisamente en adolescentes que tienen estructuras frágiles de
Identidad psicológica y de inmadurez cerebral lo cual culmina en un verdadero
“asesinato” de los jóvenes y especialmente de los mas vulnerables por historia
familiar, des-familiarizaciòn o abandonos, abusos, violencia, etc. Mientras
tanto somos el primer consumidor de cocaína en América Latina (informe de
UNODOOC-Naciones Unidas- 27 de junio 2022) y el primer consumidor de alcohol en
jóvenes superando a U.S.A.
d. Estructura
publica insuficiente para abarcar la magnitud del fenómeno epidemiológico que
en avalancha toma la mayoría de las ciudades tomando en cautiverio a la
población juvenil como eje; y entonces los tratamientos se transforman en
“tintorerías” o en “lavaderos” con una mínima desintoxicación y a la calle…o
sea a seguir drogándose pues nada en èl ha cambiado. Solo la Provincia de
Córdoba a través de la Secretaria de Adicciones se atrevió a inaugurar
comunidades terapéuticas publicas desafiando la legislación vigente y a
organizar una red de centros de atención promoviendo la habilitación de nuevas
comunidades privadas.
En las demás
provincias el interior profundo brilla por su carencia la respuesta terapéutica
ante una epidemia que la sobrepasa y en la Provincia de Buenos Aires se
mantienen las mismas estructuras de años con clínicas psiquiátricas (abarcan
solo un aspecto de una rehabilitación) y las antiguas comunidades terapéuticas
(muchas han cerrado) y se han creado centros de acompañamientos (muy buena
iniciativa) pero que ante lo critico de las patologías son una respuesta valida
pero insuficiente ya que las patologías psico-orgánicas que se están
evidenciando son grandes y superan su tecnología siendo ,eso sí, una respuesta
ante el abandono social. Santa Fe, por otra parte, es la muestra decadente de
una prevención atacada y sin estructura de centros de atención por 30 años de
caminos erráticos en donde se privilegió como filosofía el consumo cuidado y la
banalización del uso de drogas y hoy se ha transformado en un centro de
expansión del narcotráfico y casi sin centros de tratamiento. Una verdadera
barbaridad por lo bárbaro de la situación. Triunfo la barbarie en nombre de una
“progresía” mal entendida.
e. La aparición de
consumos de larga data y /o de comienzo puberal o infantil (8 a 12 años) con
daños orgánicos múltiples como la defrontalización (o sea lesiones cerebrales
de las estructuras màs evolucionadas del cerebro), hepatopatías, síndromes metabólicos,
brotes psicóticos o la emergencia de patologías bipolares o esquizofrénicas por
el consumo voraz de sustancias con daños psicorgánicos diversos;
f. Cierre desde el
2010 (ahí surge un nuevo plexo legal) en donde se asimila a un centro de
tratamiento con un manicomio y aparece el hecho de que multitud de centros de
rehabilitación (casi 30) cierran sus puertas mientras aumenta enormemente del
número de pacientes críticos (muchos años de consumo y con una
desfamiliarizaciòn creciente e incluso sin seguros sociales que lo amparen).
“SINDROME DE LA
PUERTA 12”
Así se presenta el
síndrome de la “puerta 12” en donde hay miles que pugnan por salir y pocos
espacios para hacerlo. Son los “nadies” que vagan como “zoombies” en cualquier
Villa o tirados en el suelo o en los casinos de Puerto Madero o en la Bolsa
Porteña apostando todo desde el “enceguecimiento” de los que ven con el vigor
cocainico ya en otro nivel social desparramando fortunas o empresas o regalando
su cuerpo femenino por dosis que las transforman en objetos de perversos. En
esto estamos. No nos engañemos.
El paciente vaga
como un “nadie” mientras hay padres o madres que buscan infructuosamente una
salida o encontrar a ese “zoombie” perdido.
Surgen, entonces,
movimientos de Padres por doquier en todo el país que claman por respuestas
validas ya que la compulsión supera a las respuestas ambulatoria que se
proponen(el síndrome de abstinencia en consumidores juveniles o adultos
requiere un tiempo sin consumo y con muchas terapias de tipo médico , grupal ,
de acompañamiento,etc).
INVOLUCION DE LOS
TRATAMIENTOS
Todos estos
fenómenos llevaron a una involución de los tratamientos ya que en la década del
90 se estructuro una red de centros públicos con médicos, operadores,
psicólogos especializados en adicciones, redes universitarias de sostén y
formación, centros preventivos laborales, centros escolares, aulas preventivas,
Escuelas para Padres, formación docente; todo esto formo una cultura preventiva
y así bajo la prevalencia de consumo.
Prevención primaria
(calidad de vida desde los primeros años), detección precoz (cuando aparecen
los primeros consumos con orientación a familiares) y pro ultimo prevención
terciaria (con una estrategia de rehabilitación para que no avance una
enfermedad que es crónica, progresiva y terminal). El objetivo era formar un
sistema inmunológico social que nos proteja de un negocio que fomenta la
esclavitud de los seres humanos.
Junto a esto
centros de asistencia gratuitos con desintoxicación y centros comunitarios al
mismo tiempo se legisló la aprobación de la existencia de comunidades
terapéuticas con el Ministerio de Salud y se apoyó económicamente la apertura
de centros de asistencia privados sin cargo de devolución y si con ladrillos a
la vista como signo de avance de un Plan previamente aprobado por las
autoridades.
CULTURA DE LA
NEGACION DE LOS DAÑOS
Así hacia los
2.000 había una red de contención. Desde ahí triunfa un programa de
minimización de los riesgos del consumo, se cancelan todos los programas
preventivos y triunfan concepciones que avalan el consumo de drogas mientras la
Argentina queda perforada por un narcotráfico creciente y ya sin sistemas
culturales que lo enfrenten.
Desde ahí el
aumento de la sobreoferta de sustancias ante una población desvalida e inerme y
surge la teoría del consumo cuidado y supuestamente controlada dañando al mundo
adolescente y permitiendo por imposición cultural la permisividad de los padres
fomentando esto aún más la caída de la vida familiar.
A su vez el
consumo comienza a entrar en la población adulta (algunos de ellos padres) y el
consumo familiar aumenta la anomia y la anarquía en el seno de la familia.
Va rápidamente
surgiendo la narco-cultura derivada esta de la falta de programas masivos de
prevención y asistencia ante la pandemia que facilita el consumo con la teoría
-ya anteriormente citado-de un consumo cuidado y supuestamente controlado con
negación de los daños promoviéndose una cultura de la aceptación social del
consumo.
Así hoy la
adicción comienza desde edades puberales e infantiles con una historia de
traumas avalada por una pérdida de vínculos familiares creciendo, en muchos
casos, solo en la calle con una escuela anémica y una familia allá a lo lejos.
Es la historia de un padecimiento lo que debemos analizar y hoy las comunidades
terapéuticas son hogares intermedios para encontrarse con una seguridad que
casi nunca tuvieron.
Ese hogar
intermedio que se llama hoy comunidad terapéutica no es un manicomio sino el
último refugio de humanización en una sociedad desvinculada, deshumanizada y
anómica. No es un manicomio; a veces pienso que el manicomio es la propia
sociedad que promueve una “sociedad de locos”.
Entonces no nos
debe asombrar que existan centros no habilitados (esto se tendrá que resolver)
porque quizás debamos recordar al viejo cancionero popular de Pedro y Pablo
cuando nos decía “…donde va la gente cuando llueve…buscan una casa donde secar
su piel…donde va la gente cuando llueve¡¡…siempre hay un lugar donde
parar…habrá un arco iris…buscan una casa donde cambiar su piel…los que no
tienen lugar… ¿Dónde van? … ¿Dónde van?”. Cuanta poesía y humanidad hay en este
rock nacional de los 70 y 80 de Pedro y Pablo …contrasta con la deshumanización
creciente de tantos que viven en la intemperie. Ahora parece haber llegado la
Puerta 12.
Juan Alberto Yaría
* Director general
de Gradiva - Rehabilitación en adicciones