reiteran los
compromisos para enfrentar los desafíos del consumo de drogas
(AICA) 25-6-2023
La Comisión
Nacional de Pastoral de Adicciones y Drogadependencia, dependiente de la
Comisión Episcopal de Pastoral Social (CEPAS), reiteró la necesidad de asumir
los compromisos que conlleva enfrentar los desafíos que presenta el consumo de
drogas.
Texto de la
declaración
Este lunes 26 de
junio se conmemora el Día Internacional de la Lucha contra el Uso Indebido y el
Tráfico Ilícito de Drogas, establecido por las Naciones Unidas para recordar,
concientizar y trabajar sobre esta problemática que afecta a todos los pueblos
del mundo.
Quienes trabajamos
en la Pastoral de Adicciones en la Iglesia argentina, siendo "Iglesia en
Salida" como nos pide el Papa Francisco, yendo al encuentro de nuestros
jóvenes lastimados, recorriendo calles y esquinas para abrazar "la vida
como viene", poniendo el cuerpo y animando a que “se descubran familia” en
nuestros espacios eclesiales, comprobamos a lo largo y ancho de nuestra Patria
la tragedia cotidiana que avanza en espiral: la droga mata.
Proponemos un
camino de fe vivida en comunidad, un camino en el que la salvación y la
liberación de la esclavitud de las drogas no es de a uno porque nadie se salva
solo.
Desde hace muchos
años somos conscientes como Comisión de la necesidad de asumir los compromisos
que conlleva enfrentar los desafíos que presenta el consumo de drogas. Por eso
insistimos en:
• desnaturalizar
el consumo, porque la droga mata siempre;
• combatir la
apatía, la insensibilidad y la indiferencia, porque la droga es un problema de
todos;
• gritar y clamar
con vehemencia y desesperación “¡Ni un pibe menos por la droga!” porque la
droga mata en el centro de nuestras ciudades, pero sobre todo en la periferia
de nuestros barrios donde nuestros pibes y pibas pobres están en riesgo
permanente;
• decir NO a la
despenalización de la droga porque la realidad misma nos confirma que la droga
mata siempre, particularmente a los más vulnerables.
Nuestra denuncia
profética frente a lo que la droga genera en nuestros jóvenes desde el accionar
de los mercaderes de la muerte en nuestros barrios, muchas veces ha llevado a
que muchos agentes pastorales vivan hasta el extremo este compromiso y servicio
generoso, sufriendo amenazas —incluso de muerte— y atropellos como tantos que
hicieron de su vida una entrega martirial de amor.
Que quienes
encarnan los gobiernos —cada uno a su tiempo—
vean en nuestras propuestas inspiración y profecía, depende de nuestro
testimonio cotidiano y de nuestra capacidad de diálogo con los estamentos
estatales polivinculados a esta problemática.
Sabemos que cuando
ponemos en el centro de nuestras preocupaciones al ser humano, todo es posible
y tiene sentido porque crece una vida plena para todos y todas, abrazando,
conteniendo y ayudando a quien sufre.
El mismo Jesús nos
habla desde la Parábola del Buen Samaritano, y nos dice amorosamente cómo
proceder ante situaciones de tanto dolor, abandono y miserias humanas.
Curemos las
heridas.
Cubrámoslas con el
aceite que alivia con nuestras propias manos.
Devolvamos la
esperanza a nuestros hermanos y hermanas maltrechos a orillas del camino.
“Ve y haz tú lo mismo…”