(Vatican.news/InfoCatólica)
15-11-23
En abril de este
mismo año, Mons. José R. Rojas, presidente de la Comisión Episcopal de Doctrina
de la Fe de la Conferencia Episcopal de Filipinas (CBCP), escribió una carta en
la que recordó la incompatibilidad entre la masonería y la Iglesia, pero mostró
su apertura a examinar caso por caso la situación de los católicos que
pertenecen a logias. Dicha apertura ha quedado en principio zanjada con la
respuesta del Dicasterio vaticano.
Doctrina de la Fe
ha respondido a la petición de Monseñor Julito Cortés, obispo de Dumanguete.
Cortés, «después de haber ilustrado con preocupación la situación de su
diócesis, debido al continuo aumento de fieles de la masonería, pidió
sugerencias para afrontar adecuadamente esta realidad desde el punto de vista
pastoral, teniendo en cuenta también las implicaciones doctrinales».
Para responder a
la pregunta, el Dicasterio decidió responder involucrando también a la
Conferencia Episcopal de Filipinas, «notificando que sería necesario
implementar una estrategia coordinada entre cada Obispo que incluya dos
enfoques».
El primero se
refiere al nivel doctrinal: el Dicasterio reitera que «la pertenencia activa de
un fiel a la masonería está prohibida, debido a la irreconciliabilidad entre la
doctrina católica y la masonería (cf. la Declaración de la Congregación para la
Doctrina de la Fe de 1983, y las mismas Directrices publicadas por la
Conferencia Episcopal en 2003)«.
Por tanto, aclara
la nota, «quienes formal y conscientemente sean miembros de logias masónicas
y hayan abrazado los principios masónicos, quedan comprendidos en las
disposiciones presentes en la citada Declaración. Estas medidas se aplican
también a cualquier eclesiástico registrado en la masonería».
El segundo enfoque
se refiere al nivel pastoral: el Dicasterio propone a los Obispos filipinos
«realizar una catequesis popular en todas las parroquias, sobre las razones de
la incompatibilidad entre la fe católica y la masonería». Finalmente, se invita
a los Obispos de Filipinas a evaluar la oportunidad de pronunciarse
públicamente sobre este tema.
La Declaración de
noviembre de 1983 fue publicada en vísperas de la entrada en vigor del nuevo
Código de Derecho Canónico. El Código reemplazó al de 1917 y entre las
novedades se constató – algunos con satisfacción, otros con preocupación – la
ausencia de la condena explícita de la masonería y de la excomunión de sus
afiliados, que en cambio estaba presente en el texto antiguo. La
Declaración, firmada por el entonces cardenal Joseph Ratzinger y por el
secretario de la Congregación Jérôme Hamer, aprobada por Juan Pablo II, reitera
que los católicos inscritos en logias masónicas se encuentran «en estado de
pecado grave».