Amigos y enemigos
Por Gabriel
Camilli
La Prensa,
15.09.2024
Para el
geopolítico alemán Karl Haushofer (1869-1946), la geopolítica no es ni de
derechas ni de izquierdas y su objeto de estudio son las "grandes
conexiones vitales del hombre actual en el espacio actual" y su objetivo
es "la inserción del individuo en su entorno natural y la coordinación de
los fenómenos que conectan el Estado con el espacio".
Esta disciplina
también, y sobre todo, pretende proporcionar a los responsables de las
decisiones políticas las herramientas intelectuales necesarias para un proceso
eficaz de toma de decisiones y acción.
Lo que vemos hoy
es que hay una geopolítica china, una geopolítica rusa y una geopolítica
norteamericana, pero no hay una geopolítica europea (ni ucraniana), ya que el
Viejo Continente está integrado en el bloque anglo- americano.
Recientemente, los
ministros de Defensa de la Alianza Atlántica se reunieron en Ramstein. Se ha
confirmado la inversión militar, económica y política de las potencias
atlánticas en la guerra contra Rusia. El enfoque ideológico de Washington para
abordar la competencia estratégica con Eurasia ha descentralizado el panorama
de seguridad global y ha manipulado e influido en los mercados y esto complica
la gestión de las crisis actuales tanto en Medio Oriente como en Ucrania.
Ante esto, Kiev no
tiene más remedio que continuar la guerra. Zelensky refuerza la postura
extremista del gobierno, con la reorganización de su gabinete, que fue acordada
con los líderes de las potencias atlánticas.
De acuerdo con lo
observado durante estos largos años de guerra, podemos decir que Washington ha
privado a los estados europeos de su soberanía y de su derecho a designar a sus
amigos y enemigos: “Mientras un pueblo existe en la esfera política, debe hacer
por sí mismo la distinción entre amigos y enemigos, reservándose, sin embargo,
para circunstancias extremas de las que será el único juez. Ésta es la esencia
de su existencia política. En el momento en que le falta la capacidad o la
voluntad para hacer esta distinción, deja de existir políticamente. Si acepta
que un extranjero le imponga la elección de su enemigo y le diga contra quién
tiene derecho o no a luchar, deja de ser un pueblo políticamente libre y queda
incorporado o subordinado a otro sistema político”.
Si la política es
el ámbito de la distinción entre amigo y enemigo (Carl Schmitt, Las categorías
de lo político. Ed. IL Mulino. Op.cit.), en el ámbito de la geopolítica es el
de la alianza y el enfrentamiento entre Estados. La geopolítica aplicada es,
ante todo, la gestión por parte de la autoridad política de su espacio, el
espacio de su gente. Asegurar las fronteras y mantener fuera de ellas, lo más
lejos posible, cualquier amenaza que pueda suponer cualquier Estado, cualquier
ejército, cualquier organización hostil.
Desde una
perspectiva geopolítica y, como venimos sosteniendo en nuestra columna en ‘La
Prensa’, La actual guerra entre Rusia y la OTAN en Ucrania es el resultado de
la tensión entre potencias terrestres y marítimas. La guerra que Rusia libra
hoy es clásica, en el sentido de que la libra allí donde hay poblaciones de
habla rusa en los territorios de los antiguos imperios ruso y soviético. Lucha
en su zona natural de influencia y no al otro lado del mundo. Muchas veces es
comparable a una guerra del siglo XIX, típica de las potencias terrestres,
comparable a la de Prusia, que luchó por reunir (parcialmente) a las
poblaciones germánicas dispersas en varias partes de Europa.
Para la nación
rusa, Rusia también está librando una guerra para proteger su zona geopolítica
de influencia que Estados Unidos está invadiendo a través de la OTAN.
LA SITUACIÓN
ACTUAL EN EL CAMPO DE BATALLA
Hasta la fecha,
contener el avance de las fuerzas rusas en Donbass es el único objetivo
estratégico que Kiev puede perseguir. La llamada paz justa es una mistificación
de Occidente; el conflicto terminará sobre la base de relaciones de poder
militar, según analizamos.
Moscú aspira a
tomar el control de Donetsk durante 2025. La captura del Donbass por las
fuerzas de Moscú comprometería la defensa de todo el país y desencadenaría su
colapso político.
Pokrovsk, Ugledar
y Kramastorsk representan el último cinturón defensivo fortificado controlado
por las fuerzas de Kiev en la región. La crisis de personal no permite a las
fuerzas armadas ucranianas defender todos los puntos destacados del frente. Las
Fuerzas de Kiev corren el riesgo de perder el equilibrio. La situación general
sigue siendo crítica.
Los diferentes
intereses en juego hacen que sea necesario promover la continuación de las
hostilidades. Atacar infraestructuras y objetivos militares en lo profundo del
territorio ruso, además de no cambiar el destino del conflicto, expone a Kiev a
fuertes ataques de represalia contra estructuras energéticas, logísticas y
militares. El resultado de la guerra y la consolidación de la zona de
influencia occidental en el antiguo cuadrante soviético se está decidiendo en
el Donbass.
La incursión de
Kursk fue el último intento, aunque de corta duración, de cambiar la situación,
creó algunas ilusiones...
Superado en número
y armamento, el ejército ucraniano se enfrenta a la baja moral y a las
deserciones, según nos dice la CNN. (Ver: https://edition.cnn.com/2024/09/08/europe/ukraine-military-morale-desertion-intl-cmd/index.html).
El ejército
ucraniano había reunido casi todos los vehículos blindados restantes y los
había empujado hacia el ataque de Kursk. El último puño blindado que tenía. Es
muy difícil y es poco probable que lo reemplacen, dado que los vehículos
blindados se están volviendo una rareza, ¿qué deberían utilizar las tropas
ucranianas en el este para defender las líneas?
QUÉ PUEDE HACER
UCRANIA
Lo que le queda a
Ucrania es una campaña de partisanos, guerra de guerrillas y actos de sabotaje
terrorista contra Rusia.
Como decíamos en
nuestro artículo, ‘Saboteadores y partisanos en la Guerra de Ucrania’, del 11
de junio de 2023: “Los drones sobre Moscú, el sabotaje de las líneas eléctricas
y de suministro: todos estos son episodios que han alimentado muchas
especulaciones sobre el progreso de la guerra en Ucrania. Con estas acciones,
el conflicto también fue llevado a territorio ruso”.
En este contexto,
declaraciones de los jefes de espionaje de la CIA y del MI6 que aparecieron en
el ‘Financial Times’, lo demuestran, y pese a los juegos de palabras e
hipérboles, la estrategia angloamericana está en un callejón sin salida. Bill
Burns y Richard Moore ni siquiera pueden explicar cuáles son los objetivos de
Biden, a pesar de admitir que "mantener el rumbo es más vital que
nunca". (Ver: https://www.rt.com/russia/603576-kursk-gambit-ukraine-disaster/).
Burns y Moore han
dado a entender que las operaciones encubiertas (terroristas) de Krylo Budanov,
jefe de la inteligencia militar ucraniana, son la opción que ahora queda en la
guerra para mantener en acción a Ucrania.
Es bueno recordar,
como marco teórico de este análisis, la Teoría del partisano de Carl Schmitt, y
la forma en que puede evolucionar el conflicto actual, quien nos da algunas
características de este tipo de guerra. (Para ampliar ver https://www.laprensa.com.ar/Saboteadores-y-partisanos-en-la-Guerra-de-Ucrania-530812.note.aspx).
Aclaración de
cierre, para tener en cuenta en nuestras pampas… Reiteramos párrafo anterior:
“Mientras un pueblo existe en la esfera política, debe hacer por sí mismo la
distinción entre amigos y enemigos, reservándose, sin embargo, para
circunstancias extremas de las que será el único juez. Ésta es la esencia de su
existencia política. En el momento en que le falta la capacidad o la voluntad
para hacer esta distinción, deja de existir políticamente. Si acepta que un
extranjero le imponga la elección de su enemigo y le diga contra quién tiene
derecho o no a luchar, deja de ser un pueblo políticamente libre y queda
incorporado o subordinado a otro sistema político”.
¿Y por casa cómo
andamos?