martes, 17 de septiembre de 2024

GUERRA EUROPEA

 


 Amigos y enemigos

 

Por Gabriel Camilli

La Prensa, 15.09.2024

 

Para el geopolítico alemán Karl Haushofer (1869-1946), la geopolítica no es ni de derechas ni de izquierdas y su objeto de estudio son las "grandes conexiones vitales del hombre actual en el espacio actual" y su objetivo es "la inserción del individuo en su entorno natural y la coordinación de los fenómenos que conectan el Estado con el espacio".


Esta disciplina también, y sobre todo, pretende proporcionar a los responsables de las decisiones políticas las herramientas intelectuales necesarias para un proceso eficaz de toma de decisiones y acción.


Lo que vemos hoy es que hay una geopolítica china, una geopolítica rusa y una geopolítica norteamericana, pero no hay una geopolítica europea (ni ucraniana), ya que el Viejo Continente está integrado en el bloque anglo- americano.


Recientemente, los ministros de Defensa de la Alianza Atlántica se reunieron en Ramstein. Se ha confirmado la inversión militar, económica y política de las potencias atlánticas en la guerra contra Rusia. El enfoque ideológico de Washington para abordar la competencia estratégica con Eurasia ha descentralizado el panorama de seguridad global y ha manipulado e influido en los mercados y esto complica la gestión de las crisis actuales tanto en Medio Oriente como en Ucrania.


Ante esto, Kiev no tiene más remedio que continuar la guerra. Zelensky refuerza la postura extremista del gobierno, con la reorganización de su gabinete, que fue acordada con los líderes de las potencias atlánticas.


De acuerdo con lo observado durante estos largos años de guerra, podemos decir que Washington ha privado a los estados europeos de su soberanía y de su derecho a designar a sus amigos y enemigos: “Mientras un pueblo existe en la esfera política, debe hacer por sí mismo la distinción entre amigos y enemigos, reservándose, sin embargo, para circunstancias extremas de las que será el único juez. Ésta es la esencia de su existencia política. En el momento en que le falta la capacidad o la voluntad para hacer esta distinción, deja de existir políticamente. Si acepta que un extranjero le imponga la elección de su enemigo y le diga contra quién tiene derecho o no a luchar, deja de ser un pueblo políticamente libre y queda incorporado o subordinado a otro sistema político”.


Si la política es el ámbito de la distinción entre amigo y enemigo (Carl Schmitt, Las categorías de lo político. Ed. IL Mulino. Op.cit.), en el ámbito de la geopolítica es el de la alianza y el enfrentamiento entre Estados. La geopolítica aplicada es, ante todo, la gestión por parte de la autoridad política de su espacio, el espacio de su gente. Asegurar las fronteras y mantener fuera de ellas, lo más lejos posible, cualquier amenaza que pueda suponer cualquier Estado, cualquier ejército, cualquier organización hostil.


Desde una perspectiva geopolítica y, como venimos sosteniendo en nuestra columna en ‘La Prensa’, La actual guerra entre Rusia y la OTAN en Ucrania es el resultado de la tensión entre potencias terrestres y marítimas. La guerra que Rusia libra hoy es clásica, en el sentido de que la libra allí donde hay poblaciones de habla rusa en los territorios de los antiguos imperios ruso y soviético. Lucha en su zona natural de influencia y no al otro lado del mundo. Muchas veces es comparable a una guerra del siglo XIX, típica de las potencias terrestres, comparable a la de Prusia, que luchó por reunir (parcialmente) a las poblaciones germánicas dispersas en varias partes de Europa.


Para la nación rusa, Rusia también está librando una guerra para proteger su zona geopolítica de influencia que Estados Unidos está invadiendo a través de la OTAN.

 


LA SITUACIÓN ACTUAL EN EL CAMPO DE BATALLA

Hasta la fecha, contener el avance de las fuerzas rusas en Donbass es el único objetivo estratégico que Kiev puede perseguir. La llamada paz justa es una mistificación de Occidente; el conflicto terminará sobre la base de relaciones de poder militar, según analizamos.


Moscú aspira a tomar el control de Donetsk durante 2025. La captura del Donbass por las fuerzas de Moscú comprometería la defensa de todo el país y desencadenaría su colapso político.


Pokrovsk, Ugledar y Kramastorsk representan el último cinturón defensivo fortificado controlado por las fuerzas de Kiev en la región. La crisis de personal no permite a las fuerzas armadas ucranianas defender todos los puntos destacados del frente. Las Fuerzas de Kiev corren el riesgo de perder el equilibrio. La situación general sigue siendo crítica.


Los diferentes intereses en juego hacen que sea necesario promover la continuación de las hostilidades. Atacar infraestructuras y objetivos militares en lo profundo del territorio ruso, además de no cambiar el destino del conflicto, expone a Kiev a fuertes ataques de represalia contra estructuras energéticas, logísticas y militares. El resultado de la guerra y la consolidación de la zona de influencia occidental en el antiguo cuadrante soviético se está decidiendo en el Donbass.


La incursión de Kursk fue el último intento, aunque de corta duración, de cambiar la situación, creó algunas ilusiones...

Superado en número y armamento, el ejército ucraniano se enfrenta a la baja moral y a las deserciones, según nos dice la CNN. (Ver: https://edition.cnn.com/2024/09/08/europe/ukraine-military-morale-desertion-intl-cmd/index.html).


El ejército ucraniano había reunido casi todos los vehículos blindados restantes y los había empujado hacia el ataque de Kursk. El último puño blindado que tenía. Es muy difícil y es poco probable que lo reemplacen, dado que los vehículos blindados se están volviendo una rareza, ¿qué deberían utilizar las tropas ucranianas en el este para defender las líneas?

 


QUÉ PUEDE HACER UCRANIA

Lo que le queda a Ucrania es una campaña de partisanos, guerra de guerrillas y actos de sabotaje terrorista contra Rusia.

Como decíamos en nuestro artículo, ‘Saboteadores y partisanos en la Guerra de Ucrania’, del 11 de junio de 2023: “Los drones sobre Moscú, el sabotaje de las líneas eléctricas y de suministro: todos estos son episodios que han alimentado muchas especulaciones sobre el progreso de la guerra en Ucrania. Con estas acciones, el conflicto también fue llevado a territorio ruso”.


En este contexto, declaraciones de los jefes de espionaje de la CIA y del MI6 que aparecieron en el ‘Financial Times’, lo demuestran, y pese a los juegos de palabras e hipérboles, la estrategia angloamericana está en un callejón sin salida. Bill Burns y Richard Moore ni siquiera pueden explicar cuáles son los objetivos de Biden, a pesar de admitir que "mantener el rumbo es más vital que nunca". (Ver: https://www.rt.com/russia/603576-kursk-gambit-ukraine-disaster/).


Burns y Moore han dado a entender que las operaciones encubiertas (terroristas) de Krylo Budanov, jefe de la inteligencia militar ucraniana, son la opción que ahora queda en la guerra para mantener en acción a Ucrania.

Es bueno recordar, como marco teórico de este análisis, la Teoría del partisano de Carl Schmitt, y la forma en que puede evolucionar el conflicto actual, quien nos da algunas características de este tipo de guerra. (Para ampliar ver https://www.laprensa.com.ar/Saboteadores-y-partisanos-en-la-Guerra-de-Ucrania-530812.note.aspx).


Aclaración de cierre, para tener en cuenta en nuestras pampas… Reiteramos párrafo anterior: “Mientras un pueblo existe en la esfera política, debe hacer por sí mismo la distinción entre amigos y enemigos, reservándose, sin embargo, para circunstancias extremas de las que será el único juez. Ésta es la esencia de su existencia política. En el momento en que le falta la capacidad o la voluntad para hacer esta distinción, deja de existir políticamente. Si acepta que un extranjero le imponga la elección de su enemigo y le diga contra quién tiene derecho o no a luchar, deja de ser un pueblo políticamente libre y queda incorporado o subordinado a otro sistema político”.

¿Y por casa cómo andamos?