Eduardo Bonugli
(Madrid, (06/10/24)
En medio del
espanto mundial por el genocidio judeo sionista del pueblo palestino en Gaza y
Cisjordania y del horrendo bombardeo al Líbano, en paralelo a la macabra
limpieza étnica que señala a Israel como uno de los más crueles estados
terroristas de la historia de la humanidad, el director de Dossier
Geopolítico, Carlos Pereyra Mele, en su columna del Club de La Pluma -no
emitida la semana pasada por razones técnicas- nos dice que estamos en EL AÑO
EN QUE VIVIMOS PELIGROSAMENTE y al borde del precipicio nuclear, debido al
caótico belicismo de la mediocre dirigencia de EEUU, zombi y de segundo orden,
sin conducción estratégica, con súbditos europeos suicidas y con vasallos
descontrolados y peligrosos como Netanyahu y Zelensky.
Entonces nos
alertó que vivimos una crisis mucho más grave que la de los misiles de los 60
entre EEUU y la URSS y que se repite la política israelí de exterminio de
dirigentes iraníes, lo que transluce
-entre otras razones- el resentimiento judío contra los líderes que derrotaron
al Isis y Al Qaeda en Irak y en Siria. Unos terroristas que cuentan con el
apoyo logístico y militar de la CIA y la OTAN y que “casualmente” jamás
atentaron contra el estado hebreo. También abordó el discurso de Netanyahu en
la ONU, en plena matanza de civiles por los suyos, y que dejó al desnudo el
histórico plan del GRAN ISRAEL de principios del siglo XX, sobre anexionar por
la fuerza a extensos territorios de sus países vecinos. Lo que deja claro el
real objetivo sionista de estas atrocidades, que nada tienen que ver con su
declamado “derecho a la defensa”.
También recordó
con preocupación y perplejidad que el Parlamento Europeo haya pedido que se
autorice a Ucrania a bombardear con misiles occidentales el territorio ruso,
con lo que metería a la UE en una guerra total. A lo que siguió el temerario
ataque fallido de Zelensky al complejo nuclear de Kurks, y el que Netanyahu
decidiera el asesinato del líder de Hizbulá, Hasán Nasralá, justo cuando EEUU y
Francia estaban pactando con él mismo, un inmediato alto del fuego. Lo que
demuestra que ni el senil Biden ni el caótico EEUU preelectoral, tienen
capacidad ni poder ni autoridad para conducir al viejo continente suicida y
pusilánime, ni para poner en orden a dos psicópatas sanguinarios y genocidas
rodeados de fanáticos, en su alocada huída hacia una guerra nuclear.
Y también analiza
que mientras Israel acrecienta la barbarie con miles y miles de víctimas más,
amenaza además atacar a Irán, tanto a sus instalaciones nucleares como a sus
centros petrolíferos, lo que lleva al mundo al borde del holocausto, mientras
el mundo sufre las consecuencias económicas del conflicto, como el aumento
constante del precio del petróleo y la amenaza del cierre del Estrecho de
Ormuz, por donde pasa el 35% de la producción mundial de ese combustible. En
tanto que los científicos estudian ya el impacto de unos posibles ataques
nucleares sobre el complejo alimentario global, siendo Ucrania y Rusia dos de
los mayores proveedores de cereales al sistema alimentario mundial, lo que
termina por demostrar que realmente estamos en EN EL AÑO EN QUE VIVIMOS
PELIGROSAMENTE.