Carlos Tórtora
El cristinismo
estudia un adelantamiento de las elecciones legislativas del año que viene. Los
motivos -formales y reales- serían similares a los que utilizó el matrimonio
Kirchner en el 2009 para anticipar al 28 de junio de ese año las elecciones
previstas en principio para octubre. Esto es, pretextar que sería mejor que se
convoque antes al electorado dada la persistente crisis económica global. En
aquella ocasión, echar mano del adelantamiento no le alcanzó al kirchnerismo
para imponerse en las urnas, pero hay que tener en cuenta que, si las
elecciones hubieran sido en octubre en vez de junio, la derrota de la lista que
encabezaban Néstor Kirchner y Daniel Scioli hubiera sido probablemente por un
margen más alto.
La realidad sería que
las prospectivas de corto plazo que Axel Kicillof le habría arrimado a la
presidente indicarían que se afianzaría en el 2012 la tendencia a la caída del
consumo y el enfriamiento de la economía. Así las cosas, el adelantamiento de
las elecciones legislativas, por ejemplo a mayo próximo, instalaría el clima
electoral ya en las primeras semanas del 2013. Es que debería entonces
convocarse a primarias abiertas, simultáneas y obligatorias para marzo, o sea,
60 días antes de las elecciones generales. Un adelantamiento de esta magnitud-
5 meses- le daría tiempo al gobierno para alcanzar su objetivo final en el
2013. De conseguir el Frente para la Victoria un resultado global de alrededor del 40%
de los votos y si la oposición termina fragmentada, los operadores cristinistas
confiarían en contar para ese entonces con los dos tercios de los miembros del
Congreso para sancionar la necesidad de la reforma constitucional. De ser así,
la elección de constituyentes podría tener lugar entre septiembre y octubre y,
antes de fin de año, la reforma sería un hecho.
Las otras ventajas
El adelantamiento
tendría múltiples ventajas para el oficialismo. Para empezar, una campaña para
las primarias en pleno verano aumentaría todavía más la enorme desventaja de la
oposición ante el aparato clientelar del kirchnerismo. En otro campo, el
adelantamiento sería útil para cortarle las alas al sciolismo, dejándolo sin
tiempo para consolidar su armado territorial y obligando al gobernador a
encolumnarse incondicionalmente con CFK ante la inminencia de la fecha de
elecciones. Por último, también el macrismo saldría perdidoso con el
adelantamiento. Las elecciones legislativas en la Capital se realizarían a
mitad de año y se calcula que el PRO podría obtener fácilmente los dos
senadores por la mayoría y un número importante de diputados nacionales. Esto
repotenciaría a Macri para influir en la elección nacional, pero si ésta se
adelanta a los comicios porteños, este efecto favorable al PRO ya no existiría.
En tren de
suposiciones, la UCR
podría tener intereses comunes con la Casa Rosada en este tema. Los problemas señalados
para Macri y Scioli no les vendrían mal a los radicales, que aspiran a llegar
al 2015 con las candidaturas presidenciales de aquellos lo más desgastadas que
sea posible.
Informador Público,
11-5-12