jueves, 13 de junio de 2013

LA JUEZA: PRIMERO LA CONSTITUCIÓN



José Antonio Riesco
Instituto de Teoría del Estado

En todas partes la democracia se rige por valores, y es lo contrario a una horda; y  la república se forma y sostiene por instituciones, que nada tienen que ver con las de una toldería. Tal es el aporte inestimable del constitucionalismo que estableció para los pueblos el autogobierno en el marco de la ley. De ahí eso del Estado de Derecho y que parece repugnar a la Sra. Presidente.

Ella –dicen--  pasó por la Facultad de Derecho, aunque es evidente que nunca estudio Derecho Constitucional, y si lo hizo ya olvidó los temas elementales o, acaso, su inconsciente rechaza los principios fundamentales. Esos que impiden la autocracia. En la Argentina rige la llamada “supremacía de la Constitución” consagrada por el art. 31, y a cuyo mandato se debe el gobierno “por medio de sus repre sentantes”. No hay en este país –no lo hubo nunca, y las excepciones se pagaron muy caro--  un Congreso como fue el de Alemania durante la tiranía de Hitler.

A esto –tan simple y sustantivo, y sin incursionar en polítiquerías--  lo acaba de recordar con su fallo la jueza federal Servini de Cubría, que tiene competencia en materia electoral. Hacer lo contrario hubiese sido renegar de su primer deber, que es aplicar la Constitución, y eso convalida la condición de independiente e imparcial de todo miembro de la magistratura nacional. No fue, pues, un mero lenguaraz en actitud funcional y servil al cacique de turno. Fue sólo un juez de la ley.

La Sra. Presidente no soporta una Justicia al margen del grosero partidismo que enmarca su gestión y que dicte sentencias librando, ahora o en el futuro, de culpa y cargo a los responsables de actos de corrupción y del uso y abuso de los recursos del Estado para ganar elecciones con la compra-venta de punteros y votantes.

Pronto se expedirá la Corte Suprema de Justicia, a la cual “corresponde …el conocimiento y decisión de todas las causas que versen sobre puntos regidos por la Constitución” (art. 116 CN). Para no ser menos, desde su púlpito en Santa Cruz, y acorde a la doctrina que le hace llegar doña Hebe de Bonafini, la Sra. Presidente, anticipándose, arremetió contra los miembros del Alto Tribunal, acusando al titular Dr. Ricardo Lorenzetti del pecado de haber sido propuesto para el cargo por su finado esposo, y al eminente jurista Dr. Carlos Fayt de tener 95 años.

Dicho con el debido respeto, en lo personal,  estos desafueros verbales y políticos no advierten de un desequilibrio llamativo y alarmante…?-