José Antonio
Riesco
Instituto de Teoría
del Estado
En todas partes la
democracia se rige por valores, y es lo contrario a una horda; y la república se forma y sostiene por
instituciones, que nada tienen que ver con las de una toldería. Tal es el
aporte inestimable del constitucionalismo que estableció para los pueblos el
autogobierno en el marco de la ley. De ahí eso del Estado de Derecho y que parece
repugnar a la Sra.
Presidente.
Ella –dicen-- pasó por la Facultad de Derecho,
aunque es evidente que nunca estudio Derecho Constitucional, y si lo hizo ya
olvidó los temas elementales o, acaso, su inconsciente rechaza los principios
fundamentales. Esos que impiden la autocracia. En la Argentina rige la
llamada “supremacía de la
Constitución ” consagrada por el art. 31, y a cuyo mandato se
debe el gobierno “por medio de sus repre sentantes”. No hay en este país –no lo
hubo nunca, y las excepciones se pagaron muy caro-- un Congreso como fue el de Alemania durante
la tiranía de Hitler.
A esto –tan simple y
sustantivo, y sin incursionar en polítiquerías-- lo acaba de recordar con su fallo la jueza
federal Servini de Cubría, que tiene competencia en materia electoral. Hacer lo
contrario hubiese sido renegar de su primer deber, que es aplicar la Constitución , y eso
convalida la condición de independiente e imparcial de todo miembro de la
magistratura nacional. No fue, pues, un mero lenguaraz en actitud funcional y
servil al cacique de turno. Fue sólo un juez de la ley.
Pronto se expedirá la Corte Suprema de
Justicia, a la cual “corresponde …el conocimiento y decisión de todas las causas
que versen sobre puntos regidos por la Constitución ” (art. 116 CN). Para no ser menos,
desde su púlpito en Santa Cruz, y acorde a la doctrina que le hace llegar doña
Hebe de Bonafini, la
Sra. Presidente , anticipándose, arremetió contra los miembros
del Alto Tribunal, acusando al titular Dr. Ricardo Lorenzetti del pecado de
haber sido propuesto para el cargo por su finado esposo, y al eminente jurista
Dr. Carlos Fayt de tener 95 años.
Dicho con el debido
respeto, en lo personal, estos
desafueros verbales y políticos no advierten de un desequilibrio llamativo y
alarmante…?-