Luis M. Premoli
InformadorPúblico,
5-5-14
El tema de la
inseguridad se ha instalado en nuestra sociedad en forma contundente y con una
virulencia desconocida.
Son frecuentes las
referencias a delitos cometidos por colombianos mexicanos y otras lacras
provenientes del lumpen regional.
La violencia ha
desbordado la contención legal normal.
La justicia por mano
propia también crece rápidamente sea por la reacción de la victima si está en
condiciones, sea por vecinos que reaccionan salvajemente por algo que no puede
identificarse como solidaridad. Las escuelas comienzan a infectarse de crímenes
de adolescentes En las cárceles de máxima seguridad los internos filman con sus
celulares una celebración con facas y drogas y lo suben a internet.
Manos anónimas
incendian autos y apuñalan neumáticos las barras bravas que ya han hecho
reconocer su identidad; trasforman los partidos de fútbol en campos de batalla
para dirimir sus sangrientas jefaturas.
Para muchos esta
realidad no existe o es un espectro que desaparece en los feriados, las rutas
revientan de turismo interior. Esto es un síntoma de que la participación no
existe y en consecuencia el argentino no se siente propietario sino tan solo
inquilino.
En estos como en
otros fenómenos sociales no se puede hablar de culpas sino de causas.
Y para este fenómeno
social que se inscribe en el concepto moderno de guerra civil que ya no es
enfrentamiento de fuerzas armadas fracturadas con acompañamiento de
civiles(guerra civil española)sino un fenómeno autónomo, las causas no son
ideológicas sino que surgen de una sociedad enferma de virus múltiples hoy
acicateados por la droga
Es lo que se denomina
la violencia molecular no solamente por la ausencia de finalidad (destrucción
por destrucción) sino porque puede originarse en un violento solitario (Civil
Wars, Magnus Enzeberger, 1990).
Los “trapitos” por
eufemismo "cuida coches" son la muestra ominosa de un estado social
que se caracteriza por la extorsión consentida. Pago para que no dañen mi
propiedad me someto por miedo, el pago es un reconocimiento expreso de cobardía
Los trapitos son bandas organizadas pasadores de droga alcoholizados cuyos
celulares marcan a quienes se niegan Además, sustituyen a la autoridad porque
ordenan los estacionamientos a su conveniencia.
Lentamente la
sociedad se va domesticando.
Las villas van
ganando a la sociedad apoderándose de espacios públicos o privados, para los
usurpadores inventamos una palabra siniestra Okupa del mismo modo que se
publican las "tarifas" de los sicarios.
Ahora los
representantes de los villeros están junto al obelisco acampando con un
despliegue suntuoso en un abierto desafío a la ley y con una finalidad
claramente política. Con todos estos ejemplos que ocurren ante la inacción del
estado (Estado no es gobierno "sino la formación histórica de poder social
organizado") estamos asistiendo el vaciamiento moral de la república.
Este vaciamiento
además, envenena al recipiente de modo que en el futuro los que hoy se proponen
dejarlo baldío para su provecho no lo encontrarán utilizable.
¿Esta violencia
metastizada puede ser disuadida? Creo que ya es tarde.
La disuasión implica
impedir la iniciación de una acción bajo amenaza de sanción.
En este caso solo
corresponde la contraviolencia dentro de la ley porque la acción ya está
lanzada.
Junto a ella es
necesario la unidad de todos porque la violencia capilarizada penetra por las
grietas que deja abierta "el morbo de la discordia" denunciado por
aquel sabio patriota que fue Joaquín V González en el "Juicio del Siglo".
Esta unidad es
indispensable en materia de política exterior. Ciertas placas tectónicas se
estremecen como anticipo de una segunda Guerra Fría. Discutimos el servicio
militar, que no es para la disuasión interna sino para paralizar la enemistad
exterior. Juan Álvarez, en Las Guerras Civiles Argentinas, señala: "hay
pues en diversos lugares de la
TIERRA millones de seres humanos que intentaran trasladarse a
vivir a los campos argentinos".