Cosme Beccar Varela
InformadorPúblico,
24-7-14
“El secretario de
Seguridad de la Nación ,
Sergio Berni, sostuvo ayer que hay que debatir “la despenalización de todas las
drogas”. Lo hizo durante una entrevista para FM Nacional Rock (N: radio
oficialista)… Y aclaró que se refería a todas las substancias porque *los
efectos psicoactivos (de las drogas) son exactamente iguales” y que su idea
incluye “no sólo el consumo sino toda la cadena de producción y
comercialización de las drogas” (“Clarín”, 21/7/2014, pág. 26).
Según la noticia hace
rato que este neo-nazi encargado de la “seguridad” del país insiste en esta
criminal idea mientras todos los días delincuentes drogados matan varias
personas para robarles un par de zapatillas o sin robarles nada los matan
simplemente porque “osaron” defenderse.
Según los
“especialistas consultados (por el diario) aclararon que cada droga tiene
características diferentes, que no todas tienen el mismo nivel de adicción”
(ibidem).
Es de una mala fe
notoria sostener que todas las drogas “son exactamente iguales”. Todas son
malas pero hay algunas que son más potentes que las otras y producen una
euforia desprovista de todo freno moral de manera que los que las consumen,
matan sin el menor escrúpulo ni remordimiento y no temen morir, de manera que
de nada sirve intentar disuadirlos mostrando un arma. Hay que matarlos sin
aviso previo, pero ¿qué persona normal se atreve a hacer eso? Los drogadictos
sí se atreven porque han perdido toda conciencia moral.
Ayer nomás, un pobre
chico de 21 años, buen estudiante, hijo único, estaba leyendo en su casa
ubicada en los suburbios, cuando entraron dos bestias entraron por la ventana y
lo mataron sin advertencia alguna.
Y nunca me olvidaré
del caso que comenté en el nro. 1128, del 21/9/2012 de un chiquito que les
ofreció a los delincuentes que entraron en su casa regalarles todos sus
juguetes pero que ¡por favor no dañaran a su abuelo! Los malditos, a pesar de
ese ruego capaz de enternecer a una piedra, mataron al abuelo. Titulé el
artículo con la frase del chiquito: “¡LES REGALO TODOS MIS JUGUETES, PERO POR
FAVOR NO LE HAGAN NADA A MI ABUELITO!”
Este desvergonzado de
Berni, no satisfecho con su total incapacidad para garantizar la seguridad de
los habitantes indefensos de este desgraciado país, pretende ahora aumentar
exponencialmente el riesgo de vida de todos ellos proponiendo quitar del Código
Penal toda sanción a la fabricación, comercialización y consumo de cualquier
droga, por poderosa que sea en sus efectos estupefacientes.
¡Será la fiesta del
narcotráfico al cual se asociarán, entonces abiertamente, los funcionarios
públicos que ahora lo hacen con un poco de disimulo! Y el país será el terreno
propicio para que se instalen todas las bandas de narcotraficantes del mundo,
amparadas por Berni y su nueva legislación.
¿Es posible que esta
descabellada propuesta sea aprobada por el Congreso? ¿Es posible que Ud. crea
que algo que no sea descabellado puede ser aprobado por este Congreso de
traidores a la Patria ,
que ya han incurrido en esa calificación del art. 29 de la Constitución Nacional
tantas veces cuantas le dieron la suma del poder público al PE y que han votado
numerosas leyes inicuas, como la de anulación de las leyes de amnistía a los
que combatieron el terrorismo en los años 70, y muchas otras que sería largo
enumerar?
Si la usurpadora
presidencial y sus cómplices ministeriales no estuvieran de acuerdo con esta
propuesta que Berni viene presentando públicamente desde hace rato, ya debería
haber sido destituido. No lo ha sido, sino por el contrario, cada día tiene más
figuración. Luego, es inevitable deducir que esto es una iniciativa del
gobierno, o sea, de las “eminencias grises” marxistas-leninistas que lo
controlan como a un títere.
En el concierto de
las naciones estamos cayendo cada vez más bajo. Cualquier tribu del África es
más civilizada que el peronismo-marxista que nos tiraniza y desprecia toda
forma de Derecho. Si esta canallada de Berni tuviera éxito, podríamos ser
considerados un peligro internacional que debe ser eliminado.
Cosme Beccar Varela
La botella al mar