Crónica, 2015-04-29
Ocho presos —un brasileño, dos australianos, un ghanés, tres nigerianos y un indonesio— fueron ejecutados en la madrugada de ayer ante un pelotón de fusilamiento en una isla indonesia, horas después de despedirse de sus familiares y tras expirar las 72 horas de plazo desde que la Fiscalía ordenara el sábado pasado que se aplicara sus sentencias de muerte.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon; el primer ministro de Australia, Tony Abbott, y la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, habían pedido clemencia. Sin embargo, el presidente indonesio Joko Widodo rechazó las peticiones, alegando el uso de la pena capital como medida disuasoria en la lucha contra el tráfico de drogas.
Salvada “in extremis”. En el último momento, las autoridades evitaron el fusilamiento de la filipina Mary Jane Veloso, horas después de que la mujer que la contrató para transportar droga se entregara a la Policía en Filipinas.
Un décimo recluso, el francés Serge Atlaoui, no recibió la notificación porque está pendiente de un recurso de apelación.