INFOVATICANA 2 Septiembre, 2017
José
Roberto Roca nos comparte una reflexión sobre el futuro de las naciones de
Europa bajo el Islam que creemos de máximo interés.
Nos estamos perdiendo en asuntos provincianos y
locales, cuando el peligro viene de fuera y es muy superior a lo que pensamos.
Lo tenemos en casa ya desde hace mucho tiempo.
El Islam es una forma de vida completa, total. No es
una religión, ni es un culto. Es una ideología capaz de asumir en sí misma
todos los componentes sociales, jurídicos, militares, económicos, políticos y
falsamente religiosos, y que, además, es impermeable a debates, razonamientos o
libertad de expresión alguna, siendo ése falso concepto religioso, que les hace
rezar, humillados y sumisos, varias veces al día, de cara a la Meca, el
aglutinante, el engrudo que une al resto de componentes.
Como la “gota malaya”, la islamización comienza cuando
el número de mahometanos/musulmanes permite poder hacer campañas a favor de
privilegios religiosos, que en nuestra sociedad, tolerante, multicultural, y
políticamente correcta, son aceptados, sin reparar que, junto a esos
“privilegios religiosos” llegan también, como parásitos o rémoras, el resto de
componentes, sociales, económicos, jurídicos (la Sharia) que tienden a
infiltrarse en nuestro modo de vida, naturalmente sin adaptarse a él.
El “modus operandi” es claro y transparente:
Hay establecido un “umbral de ataque”
Siempre que la población mahometana/musulmana
permanezca por debajo del 2% del total del país, será admitida como una minoría amante de la paz, y no como una amenaza para
los no mahometanos/musulmanes.
Esto ocurre en:
EE.UU.- 0,6% de musulmanes
Australia.- 1,5%
Italia.- 1,5%
Noruega.- 1,8%
China.- 1,8%
Canadá.- 1,9%
Hay que destacar que Canadá ya está dictando leyes que
favorecen a los musulmanes en detrimento de los no musulmanes.
Cuando la población se sitúa entre el 2,0% y el 5,0%,
los musulmanes comienzan su particular proselitismo entre las minorías más
fácilmente manipulables, sean étnicas, antisistema o simplemente descontentos,
incluídas cárceles o bandas callejeras.
Dinamarca.- 2,0% de musulmanes.
Reino Unido.- 2,7%
Alemania.- 3,7%
España.- 4,0%
Tailandia.- 4,6%
Hay que resaltar que, aunque aún no lleguen al 5% en
Alemania, hay ciudades en las que están amenazando a los
ciudadanos, y exigiendo la implantación de la Sharia
en algunos barrios.
En España, algunos colegios ya han retirado diversos
alimentos de sus menús, por “impuros”.
A partir del 5,0%, los musulmanes fuerzan su
influencia exponencialmente en relación al porcentaje de población que
representan: exigirán la introducción de alimentos “halal” en escuelas y
supermercados, que sólo pueden ser tratados por sus propios manipuladores,
asegurándose empleos. Seguidamente llegan las amenazas a cadenas de
supermercados para que los sitúen en sus estanterías.
Hace ya mucho tiempo que esto está sucediendo, con la
aquiesciencia de las autoridades en países como:
Francia.- 8,0% de musulmanes
Trinidad y Tobago.- 5,8%
Holanda.- 5,5%
Suecia.- 5,0%
Filipinas.- 5,0%
Suiza.- 4,3%
En estos países fuerzan para que los gobiernos les
permitan regularse bajo la Sharia (la ley islámica) dentro de sus ghettos, pero
su objetivo, no lo dudemos es establecer la Sharia en todo el mundo. Francia
tiene ciudades como Marsella, que superan ampliamente el 8% de musulmanes, y
donde ya impera en la práctica la ley islámica, así como en algunos “banlieus”
de París.
Al llegar al 10% de la población, fuerzan la anarquía
como un medio de quejarse, falsamente, de sus condiciones de vida en el país.
Lo vemos constantemente en ciudades como París, patrullada por el ejército,
pero en la que aumentan las algaradas, y los destrozos, con quemas de automóviles
y de mobiliario urbano. En este punto ya, cualquier acción no musulmana es
ofensiva para el Islam, y contraatacan con amenazas e insurrecciones. Lo hemos
visto en Amsterdam, tras publicarse unas viñetas sobre Mahoma, y algunos films
sobre el Islam. Esto se ve a diario en los países que citamos:
Guyana.- 10,0% de musulmanes
Kenia.- 10,0%
India.- 13,4%
Rusia.- 15,0%
Israel.- 16,0%
Los disturbios alcanzan el nivel de espeluznantes, con
quema de iglesias, asesinatos esporádicos y formación de grupos paramilitares
jihadistas cuando alcanzan el 20% de la población. Países como Etiopía con un 32,8% de musulmanes.
Ya con un 40% de la población, se experimentan
masacres generalizadas, ataques terroristas crónicos y guerra ininterrumpida de
milicias paramilitares, como ocurre en:
Bosnia.- 40,0% de musulmanes
Chad.- 53,1%
Líbano.- 58,7%
Al alcanzar un 60% de población musulmana, más de la
mitad de los individuos del país, las persecuciones de los no creyentes,
incluyendo a los mahometanos no ortodoxos, son salvajes, añadiendo el
genocidio, es decir, la limpieza de los que no siguen la Sharia al pie de la
letra, usada como arma justificativa, y el establecimiento de la Jizya, el
impuesto sobre todos los infieles, como ocurre en:
Malasia.- 60,4% de musulmanes
Albania.- 70,0%
Sudán.- 70,0%
Qatar.- 77,5%
A partir del 80%, el objetivo es un estado 100%
mahometano/musulmán, por lo que hay jihad total sobre la población no islámica,
y limpieza étnica genocida por parte del Estado. Ya se está practicando, y en
vías de conseguirlo en:
Bangla Desh.- 83,0% de musulmanes
Indonesia.- 86,1%
Egipto.- 90,0%
Siria.- 90,0%
Tajikistán.- 90,0%
Jordania.- 92,0%
Emiratos Árabes.- 96,0%
Pakistán.- 97,0%
Irak.- 97,0%
Irán.- 98,0%
Gaza.- 98,7%
Marruecos.- 98,7%
Palestina (estado no reconocido).- 99,0%
Turquía.- 99,8%
Dar-es Salaam, es decir, el Paraíso de la Paz Islámico
comienza cuando el 100% de la población es musulmana, las Madrarazas
(madrassas) son las únicas escuelas, y el Corán, la última palabra, tal como ya
ocurre en:
Afganistán.- 100,0% de musulmanes
Arabia Saudí.- 100,0%
Somalia.- 100,0% y
Yemen.- 100,0%
Aún así, la paz jamás se alcanza, dado que en estos
estados con el 100,0% de musulmanes, aquellos más radicales intimidan y vomitan
odio, asesinando a los menos radicales por diversas, y a menudo,
incomprensibles razones.
“Antes de cumplir los nueve años, ya había aprendido
la doctrina básica de la vida árabe:
Yo contra mi hermano, yo y mi hermano contra nuestro
padre; mi familia contra mis primos y el clan. El clan contra la tribu, la
tribu contra el mundo, y todos juntos, contra los infieles”
Es imprescindible entender, y si no lo hacemos estamos
perdidos, que, en algunos países como Francia, con sólo un 8,0% de población
musulmana, ésta vive en auténticos ghettos, dentro de los cuales son el 100% y viven bajo la Ley de la
Sharia. La policía no se atreve a entrar en esos ghettos, y el gobierno es
incapaz de controlarlos. Son un Estado dentro de otro Estado, con sus propias
leyes.
Allí no hay tribunales, ni escuelas nacionales, ni
establecimientos religiosos no musulmanes. Francia lo ha consentido, y nosotros
estamos cerca de sufrirlo.
Los niños sólo asisten a las Madrazas, (madrassas), y
sólo estudian el Corán.
Relacionarse con lo que ellos denominan “un infiel” es
considerado un crimen punible con la muerte.
En efecto, en algunas áreas de ciertas naciones, los
imanes y los extremistas radicales ejercen más poder del que representaría su
propia demografía. Y lo hemos consentido.
Mil quinientos millones de musulmanes suponen hoy el
22% de la población mundial, pero su tasa de natalidad es seis veces superior a
las de los cristianos, hinduistas, budistas, judíos y el resto de creyentes.
A final de éste siglo, superarán el 50% de la
población del mundo.
Éste es el futuro que nos espera, salvo que tomemos
conciencia, y se les obligue a vivir en sus países disfrutando de su “cultura”,
porque en los últimos cien años no aportaron nada a la humanidad, y no hay
razón para pensar que lo vayan a hacer ahora.
Ya es hora de que empecemos a ganar.
José Roberto Roca Torregrosa
30.08.2017