Juan Luis Gallardo
La Prensa, 10.09.2020
Después que ex montoneros,
encabezados por Mario Firmenich, emitieran un comunicado reivindicando la lucha
armada que realizaron en los años 70, el ministro de Defensa Agustín Rossi
ordenó al jefe del Ejército retirar de circulación un tuit rindiendo homenaje
al subteniente Rodolfo Hernán Berdina y al soldado Ismael Maldonado, abatidos
por el ERP durante el combate de Potrero Negro, que tuvo lugar en Tucumán
durante el Operativo Independencia, dispuesto por el gobierno constitucional de
María Estela Martínez de Perón. El cual ordenó a nuestros soldados aniquilar el
accionar terrorista en la provincia. Recordemos que la guerrilla se había
propuesto segregar Tucumán del territorio patrio, para gestionar así
reconocimiento internacional.
El homenaje del Ejército
incluía también al teniente coronel Duarte Hardoy, muerto en la recuperación
del Comando de Sanidad, copado por los guerrilleros en la Capital Federal.
¿Por qué el ministro ordenó
cancelar ambos homenajes? Para no disgustar a las Madres y Abuelas de Plaza de
Mayo, presididas por Hebe de Bonafini y Estela de Carlotto.
A
mayor abundamiento cabe informar que el actual gobierno designó embajador en
Chile al ex canciller Rafael Bielsa, firmante del documento de montoneros.
Es mala cosa que los países
olviden su pasado. Especialmente su pasado próximo, como en el caso que nos
ocupa.
Y todo esto ocurre dentro de
una apatía general respecto a temas que deberían generar encendido interés en
la opinión pública.
También resulta lamentable
la docilidad del general Agustín Humberto Cejas, jefe del Ejército, evidenciada
en el inmediato acatamiento de la orden ministerial.
No estoy yo propiciando el
regreso a la época de los planteos castrenses. Pero sí añoro que el poder
militar se haga sentir en situaciones que atañen a los soldados. Al menos por
medio de gruñidos. Cosa que está permitida, por ejemplo, a la CGT respecto a
asuntos que le conciernen.
Hace poco Eduardo Duhalde
planteó la posibilidad de un golpe. Posibilidad disparatada por cierto. Pero
que lleva a recordar la influencia que tuvieron en nuestra historia las
revoluciones. Influencia no siempre dañina. Los acontecimientos del 25 de mayo
de 1810 constituyeron un golpe militar realizado por el regimiento de
Patricios, que derribó al virrey e impulsó a su jefe, Cornelio Saavedra, hasta
la presidencia de la Primera Junta (que fue la Segunda).
El peso del componente
militar suele ser un factor de equilibrio realmente valioso.