jueves, 21 de septiembre de 2023

OLAS DE 1967


 la legitimación de la vía armada en Argentina, Chile y el Continente.

 

Alfil, 21 DE SEPTIEMBRE DE 2023

 

      La realización de esta Conferencia Internacional marcó el origen e inicio del proceso subversivo en Latinoamericana, a la que, por cierto, no estuvieron ajenos la Argentina y Chile. Aun cuando en el caso argentino, el proceso guerrillero es anterior a esta instancia que estuvo precedida por “la Conferencia de México de 1961 por la Soberanía Nacional; la Emancipación Económica y la Paz y el Congreso de los Pueblos, realizado en La Habana en 1962 en Pro de un  proceso de coordinación de los movimientos populares antiimperialistas del continente (1). De hecho para  Leoni Houssay,  la Conferencia Tricontinental es “(…) el real punto de origen de la subversión en la Argentina que  arranca desde 1966” (2).  Fidel Castro convocará  a una conferencia a los movimientos  y orgánicas adeptas a la vía armada del Tercer Mundo, acudiendo lo más notable del caleidoscopio revolucionario: 513 delegados de 83 grupos provenientes de Asia, África y América Latina. Destacando entre los asistentes, John William Cooke, el heredero de Perón quien presidía la delegación argentina y Salvador Allende en similar calidad como represente de la izquierda chilena.

 

La Tricontinental marcará un impulso a la política subversiva consolidando así un frente guerrillero para América Latina.

 

     Entre sus acuerdos figuran ayudar incondicionalmente a los movimientos armados en África, Asia y América Latina; además de  prestar el más decidido sostén a los movimientos revolucionarios en el Caribe y el sur del continente latinoamericano.( 3)

 

    En esta reunión se acordó crear, a propuesta de Salvador Allende, la Organización Latinoamericana de Solidaridad (OLAS).

 

    Las 27 delegaciones de América Latina que asistieron a la Tricontinental constituyeron a su vez la Organización Latinoamericana de Solidaridad (OLAS) cuya sede se radicó en La Habana. OLAS surgiría con la pretensión de unir e impulsar la lucha armada en el continente, e inflamar una tenaz y continuada campaña contra los Estados Unidos.

 

       “La Conferencia de las OLAS se celebra en un momento de gran polémica de la izquierda latinoamericana sobre el camino a seguir para asumir el poder y hacer la revolución. Los Partidos Comunistas se alineaban en dos extremos; por un lado figuraban los de Argentina y Brasil, considerados desviacionistas de derecha, que sostenían la necesidad de trabajo político dentro de las masas, utilizando las vías legales y descartaban la posibilidad de la insurrección violenta. Por otra parte, figuraba la tendencia hacia las armas impulsadas por los cubanos, acción que decidió asumir el comunismo uruguayo, liderado por Rodney Arismendi quien a su vez fue elegido vicepresidente de OLAS, en tanto, que la Presidencia le fue otorgada al entonces Senador Salvador Allende (4). 

 

     “La OLAS declaró que el conflicto armado era la única vía de acceso al poder y que la guerrilla resultaba la regla más eficaz para obtenerlo. La resolución también afirmaba que el marxismo-leninismo orientaba al movimiento revolucionario de América Latina y que Cuba era la vanguardia”. (5)

 

     La Habana proporcionaría el santuario guerrillero, comunicaciones, entrenamiento y dinero a todas las organizaciones clandestinas que emplearan la vía guerrillera, como los Tupamaros del Uruguay, Los Montoneros y el ERP argentinos, el MIR chileno, los comandos palestinos de George Habash, grupos comandos en México, los Macheteros de Puerto Rico, la Organización para Liberación de Palestina (OLP), y otro manojo de organizaciones más pequeñas que deberán su existencia a la generosidad de Castro. Incluso los primeros cuadros de la organización Vasca ETA (Euskadi Ta Askatasuna), fueron instruidos en la cultura del terrorismo por Cuba desde 1964.

 

   Finalmente, para completar la idea sobre la OLAS, reproduciremos la Declaración General que se emitió en 1967, firmada por las 27 delegaciones en La Habana, entre ellas, las de Argentina y Chile, la cual expresaba lo siguiente:

 

“El primer objetivo de la revolución popular en el continente es la toma del poder mediante la destrucción del aparato burocrático-militar del Estado y su reemplazo por el pueblo armado para cambiar el régimen social y económico existente (…), Dicho objetivo es sólo alcanzable a través de la lucha armada. Los hechos ocurridos demuestran que la guerra de guerrillas, como genuina expresión de la lucha armada popular, es el método más eficaz y la forma más adecuada para librar y desarrollar la guerra revolucionaria en la mayoría de nuestros países (…).

 

Constituye un derecho y un deber de los pueblos de América Latina hacer la revolución a través del camino socialista orientado por los principios del marxismo-leninismo.

 

El proceso violento hacia el comunismo es inevitable y exige la existencia del mando unificado político y militar como garantía de éxito” (6).

 

     Dado que Allende es el primer presidente de esta convocatoria latinoamericana, resulta poco comprensible que esta figura, tan reconocida, como la de un estadista amante de la paz y la democracia haya no sólo presidido esta Organización, sino que además validado su mecánica  violentista de carácter político militar, aspecto que no coincide, a nuestro de juicio, con las virtudes que majaderamente algunos reconocen en la persona del ex presidente y, que al menos hoy, no es parte de un dogma ideológico que no admite revisiones.

 

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1.- Labarca Goddard. Eduardo (1970). “Chile al rojo. Reportaje a una Revolución que nace”. Ediciones de la Universidad Técnica del Estado, Santiago, Chile. Pág. 116

 

 2).- Leoni Houssay, Luis A. (1980) “La conexión internacional del terrorismo”, Humanismo y Terror Nº 9, Buenos Aires, Depalma.  Pág. 32.

 

3).-Fuentealba, Renán (1966) “El verdadero rostro de la Primera Conferencia Tricontinental de La Habana”. Versión del discurso pronunciado en el Senado de Chile, el 18 de marzo de 1966. Biblioteca Nacional de Chile. Santiago de Chile. Pág. 4.

 

4).-  Anguita, Eduardo, y Caparros, Martín: “La voluntad- Una historia de la militancia revolucionaria en la Argentina 1966-1973, tomo II, Buenos Aires, Grupo Editorial Norma S.A., Págs. 82, 83,84

 

5).- Márquez, Nicolás (2006) “La mentira oficial, el secentismo como política de estado”. Primera Edición. Mar del  Plata, Argentina: El Autor.  Pág. 37.

 

 6).- Primera Conferencia de la Organización Latinoamericana de Solidaridad (1967). Nativa Libros. . Montevideo Uruguay. Pág. 126.