domingo, 30 de abril de 2017

NUEVO SECTOR PÚBLICO


 desempeño bajo la lupa y estabilidad limitada

Paula Urien
LA NACION, 30 DE ABRIL DE 2017

El nuevo recorrido que debe hacer el empleado público desde sus inicios hasta la alta dirección es: un examen de ingreso, una inducción una vez que es aprobado, el seguimiento de su carrera paso a paso a través de evaluaciones de desempeño y cursos "a la carta", es decir, según sus funciones, y, finalmente el acceso a la alta dirección, a la cual también llega por concurso.


En este camino, la evaluación de desempeño pasará a ser vital para permanecer en la función pública, según dice a LA NACIÓN Pablo Legorburu, secretario de Empleo Público: "En la función pública la evaluación de desempeño positiva o negativa tiene consecuencias en el desarrollo profesional. O se acelera el desarrollo de las personas y son promovidas, o, si la evaluación negativa es reiterada, existe la posibilidad de desvinculación. La estabilidad existe en el empleo público como instituto, pero también existe un régimen de evaluación en el marco de la misma ley de empleo".


Consultado por LA NACIÓN, el secretario general de ATE, Hugo "Cachorro" Godoy se mostró en desacuerdo con las evaluaciones, el presentismo (el gobierno reglamentó un nuevo régimen más estricto) y la medición de productividad, entre otras prácticas, diciendo que "el mal funcionamiento del Estado es responsabilidad de quienes gobiernan. Los trabajadores tenemos derecho constitucional a la estabilidad laboral para evitar el manejo político del empleo público". Agregó también que hay una deuda con los "90.000 empleados precarizados a nivel nacional, y 600.000 si se suman provincias y municipios".

Por concurso
En un intento de poner un punto final al nombramiento "a dedo" de personas en funciones ejecutivas que deben retirarse una vez que finaliza el gobierno de turno, hay un plan para concursar los cargos más altos. A fin de la gestión, se estima tener concursado más del 50% de los concursos de la Alta Dirección Pública (ADP). Se trata de las posiciones de gerenciamiento en el Estado, en las que trabajan alrededor de 3000 personas. De ellas, la gestión anterior concursó solamente seis cargos, por lo que "hubo que nombrar momentáneamente a personas en esos puestos a partir de la nueva gestión", afirman desde el Ministerio de Modernización.

"Cuando nosotros llegamos aquí después de 12 años de otro gobierno, nos encontramos con lo que nos encontramos: un Estado devastado", dice el ministro de Modernización, Andrés Ibarra, en diálogo con LA NACIÓN.


"Como parte del camino que emprendimos estamos concursando la alta dirección pública. De las 3000 personas que la integran había solo 6 concursados. Obviamente que esos puestos hubo que cubrirlos, porque el Estado tiene que seguir funcionando, y lo hicimos con las personas más idóneas", continúa.

Para arrancar, hace dos semanas se concursaron 11 directores nacionales de museos "y ahora lanzamos un programa para concursar 300 personas de la alta dirección, entre directores y coordinadores, para después seguir".

Ibarra destaca que en esta categoría de directores el objetivo es que el Estado sea independiente de la política. "Estamos pensando en períodos de cinco años, renovables con examen. Va a cambiar completamente lo que es la conducción del Estado."

Hoy hay aproximadamente 800 personas con cargos políticos que integran los ministerios, secretarías y subsecretarías. Más allá, los 3000 puestos de alta dirección corresponden a directores y coordinadores "que están debajo de la política". "El tema pendiente es que el Estado sea autosuficiente en su conducción desde las direcciones y que sean personas que permanecen en sus puestos porque llegaron por concurso y no desde la política", continúa Ibarra.

En el informe de Cippec, "El juego de la oca y la Alta Dirección Pública en la Argentina", realizado por Laura Zuvanic y Gonzalo Diéguez, se consigna que desde los inicios de 2002 hasta la actualidad la función directiva ha sido cubierta de manera discrecional. Para diciembre de 2015, el 78% del cuerpo directivo, conformado por directores nacionales y generales, fue designado bajo la modalidad "asignación transitoria de funciones superiores".

Además, más del 50% de los directivos públicos no cumplía con los requisitos mínimos de acceso a su posición, como 3 años de experiencia en conducción de equipos de trabajo y 6 años en funciones de complejidad equivalente, entre otros.

Entrenamiento y evaluación

El Gobierno relanzó entonces esta semana el Instituto Nacional de la Administración Pública (INAP), y con él, la Escuela de Formación para la Alta Dirección Pública. Se incorpora un programa de Gestión por Resultados, desarrollado junto al BID, para mejorar la gestión de la Alta Dirección Pública. "La gestión por resultados es una política para todos los empleados, pero en la alta dirección cobra aún más relevancia", aseguran desde el INAP.

Se pondrá énfasis, para crecer en la carrera de empleado público, en el hecho de hacer los cursos, aprobarlos y también en los resultados de la evaluación de desempeño que tendrán que sobrellevar también todos los empleados públicos.

El nuevo director institucional de INAP, Santiago Bellomo, recalcó la importancia de la evaluación desempeño para, desde el INAP, poner en marcha un plan de formación de competencias asociadas a los resultados de la evaluación. "Hoy estamos trazando ese puente entre la evaluación de desempeño y capacitación", aclara Bellomo.

Por su parte, el secretario de Empleo Público, Pablo Legorburu, agrega que "estamos convencidos de que tiene que existir un proceso de evaluación que se lleva adelante a lo largo de todo el año en un diálogo entre las personas y quienes conducen a las personas. En esa conversación primero hay que establecer objetivos y metas para la persona, que tienen que ver con objetivos de su trabajo, su desarrollo y la capacitación que tenga que cubrir en ese año. En el camino hay instancias de monitoreo y de control para saber qué pasó".


También entra en el juego la gestión por resultados porque, según Bellomo, es uno de los elementos que constituyen el inicio de una buena evaluación de desempeño. "Si no hay objetivos concretos y medibles que se hayan propuesto como punto de partida , difícilmente se pueda evaluar a una persona para saber si alcanzó o no los resultados".