El Ateneo Cívico "José de San Martín" ha organizado una conferencia sobre "Finanzas públicas", a cargo de la Lic. María Rosa Marcone, que será dictada el sábado 3 de agosto, a las 10 horas.
Se realizará en La Rioja 532, siendo la entrada libre.
El mayor castigo para quienes no se interesan por la política, es que serán gobernados por personas que sí se interesan. (Arnold Toynbee)
El Ateneo Cívico "José de San Martín" ha organizado una conferencia sobre "Finanzas públicas", a cargo de la Lic. María Rosa Marcone, que será dictada el sábado 3 de agosto, a las 10 horas.
Se realizará en La Rioja 532, siendo la entrada libre.
reveló que el peronismo se está preparando
para la caída del Gobierno de Milei
Por Alexis
Montefiore
Tribuna de
periodistas, 25/07/2024
Consultado por
Noticias Argentinas sobre las tensiones entre Villarruel y el mileísmo, y el
desmarque que la primera viene profundizando, el dirigente peronista afirmó que
“es obvio” que la vicepresidenta “se tiene que preparar” ante “el fracaso (del
presidente Javier) Milei”.
“El fracaso de
Milei es evidente. Este Gobierno está terminado y por eso todo el mundo está
así. Al estar terminado el Gobierno de Milei es obvio que Villarruel se tiene
que preparar”, expresó Moreno.
No obstante, el
líder del partido Principios y Valores resaltó que Villarruel “no tiene
densidad” y por eso “no tiene presente”. “Ha demostrado ser una mujer que se va
a destacar en futuro. Pero no tiene presente, porque no tiene densidad”, evaluó
el economista.
Para Moreno, el
recambio del gobierno, cuyo final intuye “próximo”, se decidirá en una Asamblea
Legislativa, y confía en que el peronismo estará preparado para tomar la posta.
“Nos estamos organizando”, ponderó el ex funcionario kirchnerista, que este
jueves será anfitrión de un segundo encuentro con referentes económicos de las
principales tribus del peronismo. Según aseveró, el reemplazante de Milei será
“un presidente de lobby que sale de la Asamblea Legislativa”.
Milei nombró a su ex novia de Las Primas en Desarrollo Humano y al Dipy en Cultura
LPO, 23-7-24
Javier Milei
nombró a su ex novia Daniela Mori, cantante de Las Primas, como directora de
ceremonial y protocolo de Capital Humano y también quiere que le den un cargo
en Cultura a El Dipy.
Mori, mundialmente
conocida como Daniela, La Cantante, integra desde los 80 el grupo de cumbia que
saltó a la fama con hitos como Saca la Mano, Antonio y Lo Nene Con Lo Nene.
Ahora estará a cargo del protocolo del traumático ministerio de Sandra
Pettovello.
El presidente
confirma con estos movimientos su debilidad por la farándula. Su nostálgica
devoción por el menemismo tendría otro capítulo que fue revelado en Intrusos:
Milei tiene un romance con Amalia "Yuyito" González, que lo fue a ver
al Luna Park en la presentación de su libro.
El desembarco de
artistas libertarios en el gobierno no termina ahí. El cumbiero Adrián
Martínez, conocido como El Dipy, también recalará en el ministerio de
Pettovello.
El autor de
Par-Tusa y Chorro de Agua fue candidato de Milei en La Matanza y ahora podrá
explotar su experiencia en el mundo de la cultura dentro de la secretaría que
encabeza Leo Cifelli.
Cifelli tendrá que
aceptar de mínima la intrusión del cumbiero porque ya se veía venir un huracán
por los movimientos de Hernán Lombardi, el ex ministro de Cultura de Mauricio
Macri. Cifelli, productor de teatro de calle Corrientes, está en la otra vereda
de Lombardi desde que era ex jefe de gabinete del ministro larretista Ángel
Pittito "Mahler".
Para salvarse de
la voracidad de Lombardi, el secretario de Cultura se acercó de manera
deliberada a Karina Milei. Casi a diario se saca una foto con Pilar Ramírez, la
legisladora porteña que responde directamente a la hermana presidencial.
La secretaria
general de la Presidencia, enfrentada a Pettovello, decidió no intervenir de
manera directa en el ministerio de Capital Humano pero quiere sacarle áreas a
Cultura y llevarlas bajo su órbita, en un sector que además maneje la Marca
País.
En ese puesto
quiere recalar Lombardi, como un trampolín a una candidatura a senador por la
Capital en 2025. Pero la Marca País ya está en manos de Diego Sucalesca, que en
2018 protagonizó con el presidente y Karina una obra de teatro llamada "El
consultorio de Milei", dirigida por Nito Artaza.
una construcción
artificial e ideológica
Stefano Fontana,
Brújula cotidiana,
22_07_2024
La elección de una
von der Leyen 2 que desafía por completo el voto del Europarlamento saca a la
luz el peligro que supone la Unión Europea: no un gobierno sino una gobernanza
que se aleja de la política basada en el bien común.
Una evaluación
completa de las elecciones europeas y de sus complejos resultados requiere que
no nos detengamos en la necesaria crítica a la nueva mayoría y a la Comisión
von der Leyen 2, sino que ampliemos nuestra mirada a la propia naturaleza de la
Unión que se ha puesto aún más al descubierto tras los últimos acontecimientos.
Todos los ingredientes de estas últimas elecciones que han dejado estupefactos a
muchos europeos, declaran sin sombra de duda que la Unión es una construcción
artificial que tal y como está planteada no puede durar mucho o que, como
mínimo, producirá graves daños.
La retórica del
europeísmo, la complejidad y la pesadez de las normas de procedimiento, la
falta de representatividad de los votos nacionales, la influencia de personas y
grupos no elegidos, el regreso a la escena europea de individuos que ya han
sido rechazados en sus propios países, el desprecio por la falta de unidad cívica
previa y constitutiva del momento electoral, la vacuidad de la noción de un
bien común europeo, la peligrosa primacía del derecho europeo sobre el derecho
nacional, la insidiosa mezcla de lo público y lo privado en la gestión
administrativa y no política de la Comisión... Todos ellos son aspectos
inquietantes que ha puesto al descubierto la reciente fase electoral.
El hecho de que
tengamos un duplicado del gobierno europeo precedente, incluso más a la
izquierda de lo que estaba el anterior, mientras que de las elecciones había
surgido un evidente deseo de cambio (no suficiente en términos de escaños pero
políticamente muy significativo), “desnuda” una vez más la propia naturaleza de
la Unión y la muestra como lo que es: un artificio antinatural y una construcción
ideológica.
En la Unión
Europea no hay gobierno en el sentido político clásico de este término. Hay
gobernanza, es decir, una red de actores que se van poniendo de acuerdo sobre
las cosas que hay que hacer en una complejidad de relaciones que parece
diseñada para desorientar.
Desorientar, en
primer lugar, a los electores, incapaces de hacerse una idea clara de la
relación de su voto con ese conglomerado de planes entrelazados. Esta
gobernanza no sólo incluye actores institucionales, como los Estados miembros
en sus articulaciones, o parlamentarios electos, o “expertos” nombrados por los
distintos gobiernos, sino también actores privados, agentes que van por libre,
técnicos de distintas especialidades, fundaciones y centros de influencia
privados, grupos de presión y lobbies.
La Unión Europea
no es un sujeto político por derecho propio porque combina el juicio político
con el juicio aparentemente neutral de la “competencia”, la “experiencia” o la
“técnica”. Se recurre a organismos independientes para que emitan una
valoración que se considera objetiva a fin de “escapar” a los resultados
electorales. En cualquier momento puede llegar un Draghi cualquiera para
“entrar” en el sistema y dar las directrices, o una ramificación del Foro de
Davos que presione para que continúe con el Green New Deal (o “Nuevo Acuerdo
Verde”, en castellano) como instrumento fundamental de un “reseteo” general de
la economía e incluso de la alimentación.
Los electores
votan a sus candidatos, pero saben que contarán poco -como confirmó von der
Leyen 2- y acabarán desapareciendo en la insignificancia dentro de esta
gobernanza entrelazada de intereses públicos y privados. Por eso puede decirse
que la Unión no es un sujeto político en el pleno sentido de la palabra, ya que
en su gobernanza tienen mucho que decir los actores impolíticos, los llamados
expertos o técnicos orientados por una ideología funcionalista y economicista.
Esta configuración
de la gobernanza europea no debe verse como un momento de transición hacia una
unificación política más clara tras la unificación de los mercados y de la
moneda única, ni como algo que ha ocurrido por casualidad, sino como un
proyecto deliberado de alejamiento de la política real, la que se basa en el
bien común entendido de forma realista.
Aquí nos
encontramos con otros elementos preocupantes de la naturaleza de la Unión
Europea. Nadie sabe qué es el bien común europeo. Cuando los protagonistas
hablan de “nuestra civilización” se refieren a pocas cosas: una libertad sin
criterios y sólo bienestar material. Nada trascendente, pero tampoco nada
verdaderamente humano. La gobernanza europea no contempla una unidad civil, una
amistad cívica basada en valores objetivos. Utiliza conceptos abstractos y
vacíos como Estado de Derecho o democracia, que significan todo y nada.
Para dar contenido
a esta unidad cívica ausente no sólo no hay un Dios, sino que ni siquiera hay
una visión de la persona humana que sea el resultado de una antropología
fundamentada de forma realista. Por el contrario, las instituciones europeas
adoptan una visión del hombre como algo polisémico y polivalente, como una
realidad cambiante dependiente de los cambios sociales y económicos.
El hombre europeo
debe desarraigarse y universalizarse, debe tener una naturaleza incierta y fluida,
la transnacionalidad europea debe prevalecer sobre las identidades nacionales.
La Unión desarrolla una verdadera reeducación y formación de masas con vistas a
este tipo humano. Se promueven dimensiones post-identitarias y masificadoras en
apoyo de un hombre europeo que no existe sino como abstracción construida, y
todo esto se llama “europeísmo”. Ursula von der Leyen ha dicho que quería
defender esta Europa del extremismo, entendiendo por “esta Europa” precisamente
este europeísmo ideológico que también trata los momentos electorales como
inconvenientes, porque el sistema se basa en otra cosa.
visitar a los cautivos
Por Carlos Bosch y
Alberto Solanet *
La Prensa,
22-7-2024
Entre los
cristianos –y también entre los que, sin serlo, son simplemente hombres y
mujeres de buena voluntad- se tienen como normas de vida las llamadas obras de
misericordia corporales, que son siete, a saber: visitar a los enfermos, dar de
comer al hambriento, dar de beber al sediento, dar posada al peregrino, vestir
al desnudo, visitar a los presos y enterrar a los difuntos.
Uno tiende a
pensar que, más allá de que sean muchos o pocos los que las practican, no debe
haber nadie en el mundo que se atreva a cuestionarlas o -peor todavía- que ose
criticar a quienes las ponen por obra.
Pero ¡cuidado!;
porque lo que sería imposible en cualquier país o lugar, en la Argentina puede
hacerse plenamente real. Así nos va. Prueba de ello es que pocos días atrás
seis diputados nacionales tomaron la decisión de visitar en el Penal de Ezeiza
a tres cautivos condenados por los llamados delitos de lesa humanidad. Lo cual
hizo que la runfla de los derecho-humanistas pusiera de inmediato el grito en
el Cielo, un lugar donde precisamente parece que no les convendría meterse.
No vamos a
reiterar ahora lo que venimos diciendo hace muchos años; esto es, que los
llamados juicios de lesa humanidad constituyen una farsa y también una infamia
deliberadamente planificadas, que se hicieron posibles, entre otras miserias,
por el gigantesco y serial prevaricato en que incurrieron, con muy pocas
excepciones, jueces y funcionarios judiciales de todas las instancias.
Y no vamos a
hacerlo en esta oportunidad porque ahora, si cabe, se trata de algo peor, más
perverso aún. Es algo que pone en evidencia procaz la horrenda catadura de
estos energúmenos, profetas del odio, zafios sin remedio, que se rasgan sus
finas y delicadas vestiduras ante un acto de misericordia. La reacción que ha
provocado la visita a estos presos, despojados por jueces felones de todas las
garantías y derechos que tienen hasta los peores criminales, muestra que a la
cáfila de los derecho-humanistas les importa un ardite la verdad, el derecho,
la justicia, el orden, la libertad y el bien común.
¡Y qué decir de
mostrarse por lo menos misericordiosos!
Si no quieren ni
siquiera misericordia para con los presos, mucho menos querrán justicia y
concordia, como lo vienen demostrando hace décadas. Se advierte pues con
nitidez y al mismo tiempo, tanto la vileza de esta jauría de
derecho-humanistas, cuanto el trasfondo de este tan ficticio como ruin
escándalo. Porque lo que han puesto en evidencia es el real significado de la
llamada y cacareada política de derechos humanos. Lo que pretenden es
despojarnos de nuestras creencias, de nuestra fe, de nuestras virtudes, de
nuestros afectos, de la capacidad que todavía nos queda de saber distinguir
entre lo bueno y lo malo y de saber ayudar y también perdonar. En fin, lo que
realmente quieren y para lo cual trabajan es que dejemos de ser verdaderamente
humanos; ellos quisieran convertirnos en bestias.
* Secretario y
Presidente de la Asociación de Abogados por la Justicia y la Concordia.
de Mayo en Julio y los “apátridas” y el mar
César Augusto
Lerena
STDP, julio 21, 2024
La “forma
apátrida” con la que la política nacional desprecia la soberanía argentina en
el Atlántico Suroccidental tiene muy pocos precedentes desde la Argentina
independiente que conmemoramos el pasado 9 de julio con la firma del llamado
“Pacto de Mayo”, en cuyos puntos, no hay una sola línea referida a la soberanía
nacional y, muy particularmente, sobre la única política de Estado, plasmada en
la Disposición Transitoria Primera de la Constitución Nacional..
Mientras que la
Declaración de Independencia de la Argentina del 9 de julio de 1816 ampliada
declaró formalmente “la ruptura de los vínculos de dependencia de las
Provincias Unidas del Río de la Plata con la monarquía española y con toda otra
dominación extranjera”, el citado Pacto de Mayo, no refiere nada respecto a una
política de recuperación de los 1,6 millones de km2 de la jurisdicción marítima
argentina y los archipiélagos argentinos ocupados por el Reino Unido; tampoco
tiene en cuenta la disputa de ese Reino de más 1,4 millones de km2 de la
plataforma continental argentina, la Antártida y las aguas correspondientes.
Mucho menos refiere nada con los buques españoles y de otras nacionales que
extraen nuestros recursos en Malvinas. La Argentina, sin hipótesis de
conflicto.
Ya sufrimos la
política de Cavallo -uno de los principales referentes de este gobierno- para
congraciarse con los británicos con la firma de los llamados Acuerdos de Madrid
(1989/90) donde se consolidaron los permisos de pesca ilegales en Malvinas que
constituyen -hasta hoy- el principal recurso económico de los isleños que,
ahora da lugar a los joint venture con empresas gallegas que facilitan el
acceso de los productos pesqueros a la Unión Europea sin pago de aranceles pese
al Brexit.
El mismo Cavallo
que acordaría con el Reino Unido la protección de la explotación de los
recursos al este de Malvinas y las investigaciones pesqueras conjuntas en el
Atlántico Sur; todos hechos que fortalecieron la posición británica en las
Islas (John Barton, director de Pesca inglés en Malvinas, 2012).
También, el
dictado de la ley 23.968 promovida por la Cancillería facilitó la delimitación
de los archipiélagos ocupados por el Reino Unido, además de reducir en 1991
nuestra soberanía plena a 12 millas; aún antes de ratificar la Convención de la
ONU sobre el Derecho del Mar en 1995.
El martes 13 de
2016 se firmaría el Pacto de Foradori-Duncan ratificatorio de los Acuerdos de
Madrid bajo la consigna de “eliminar todos los obstáculos para el desarrollo de
Malvinas”. Vergonzante. Aun así, la Argentina, no dejó en todos estos años, de
reclamar la ocupación prepotente británica y los derechos sobre los
archipiélagos invadidos; como ocurre en la actualidad.
Sin embargo, lo
peor está por venir, porque no solo se resignan -a través de hechos aislados-
derechos argentinos, sino, que bajo pretexto de una política
“anarcocapitalista”, distintos “apátridas” desde el gobierno y fuera de él,
llevan adelante un plan de sesión de los espacios territoriales argentinos y de
enajenación de nuestros recursos naturales. En algunos casos, mediante el mero
pago de algún canon desindustrializador y, en otros, por anomia geopolítica y
desinterés de administrar el Estado, sus bienes patrimoniales y culturales e
incluso “destruirlo desde adentro”, como manifestara el propio Milei.
El presidente que
admira a Margaret Thatcher, la misma que ordenó el hundimiento del ARA General
Belgrano y con ello provocó la muerte de 323 argentinos. La Canciller Mondino
que sostiene que el tema Malvinas es una cuestión más en la relación argentina
con el Reino Unido y ante el periódico inglés “The Telegraph” anuncia “los
derechos de los isleños serán respetados”, dando por tierra la defensa de
integridad territorial plasmada en la Constitución Nacional y termina
agradeciendo, la visita del Canciller inglés David Cameron a Malvinas, como si
su presencia no fuera una nueva manifestación inglesa de autoridad.
La política
economicista monotemática es lamentable; hasta el propio presidente de la
Comisión de Presupuesto de la Cámara de Diputados José Espert consideró que
“Las Malvinas no son argentinas, porque las perdimos en la guerra”; ignorando,
todas las Res. de la ONU; en especial la 37/9 del 9 de noviembre de 1982 que
“le pidió a Argentina y al Reino Unido la reanudación de las negociaciones a
fin de encontrar una solución pacífica a la disputa de Soberanía sobre dichas
Islas”.
Igual opinión
tiene la diputada Sabrina Ajmechet o, quienes consideran -como el presidente
Macri- que la recuperación de las Islas significaría un déficit económico;
desconociendo, que el producto bruto per cápita de Malvinas es de noventa mil
dólares; cuatro veces superior al de la ciudad de Buenos Aires y 50 veces al de
La Quiaca (ambas ubicadas a 1800 km de Buenos Aires); además, de la invalorable
importancia geopolítica de las islas en la parte meridional del Atlántico Sur y
en relación con la Antártida; el océano pacífico e índico, como ya sabían los
españoles en el siglo XVIII.
En el gobierno no
hay sustento intelectual ni convicción política alguna para cuidar nuestros
derechos marítimos y mucho menos, respetar el sentimiento de los argentinos. No
es posible con este marco moral esperar idénticas políticas a las sostenidas
por los independentistas de 1816; razón por la cual, el Pacto de Mayo es letra
muerta. El ministro español de ultramar y académico Adelardo López de Ayala
(1828-1879) hubiese dicho en la oportunidad: “cuando la estafa es enorme toma
nombre decente”.
Decenas de hechos
muestran la alineación colonial de este gobierno en las cuestiones relativas al
Atlántico Sur, sus archipiélagos y recursos, aunque nos limitaremos a indicar
algunas para no agobiar al lector.
En la cumbre del
MERCOSUR y con la ausencia del presidente de nuestro país, en un hecho inédito
en treinta años, el gobierno argentino no reclamó la soberanía de Malvinas.
Precisamente un ámbito central, donde la Argentina debería profundizar sus
vínculos ante las relaciones amistosas y comerciales crecientes de los isleños
en Uruguay, Chile y Brasil.
Pero, esto se ha
transformado en una constante, porque todas las acciones militares británicas
en Malvinas y de otro tipo, son ignoradas por la Cancillería argentina, como
los recientes ejercicios militares de las Fuerzas de Defensa de las islas, la
Royal Navy y la Real Fuerza Área británica.
Un debilitamiento
de Argentina en los reclamos y un enfrentamiento diverso con los países que
apoyan la posición argentina, que estarían demostrando la pérdida de apoyo en
el Comité de Descolonización de las Naciones Unidas.
Días antes, la
Canciller Mondino, al firmar en la ONU el “Acuerdo sobre la conservación y el
uso sostenible de la diversidad biológica marina en alta mar” (BBNJ) con una
ignorancia supina, se refirió a “proteger nuestras aguas” y a “ser inflexible
en la defensa de nuestro territorio”. Desconociendo que se tratan de aguas
internacionales donde la Argentina no tiene jurisdicción, y que de ninguna
manera ese Acuerdo resuelve la pesca ilegal como manifiesta.
Sino que por el
contrario, a la ya presencia de una flota pesquera de más de 500 buques
pesqueros extranjeros, a través de la creación que prevé este Acuerdo de
“organizaciones regionales de integración económica” y su incorporación por
parte del Reino Unido, se le habrá dado estatus de “Estado ribereño” a los
isleños ocupantes de Malvinas, contrario a lo reglado en la Disposición
Transitoria Primera de la Constitución Nacional.
Mientras firma
Acuerdos contrarios al interés nacional y en forma ignara, los pondera, tolera
la pesca ilegal anual de 250 mil toneladas de recursos pesqueros en Malvinas
sin aplicar la legislación argentina y la Res. 31/49 de la ONU, con un
comportamiento que se tipificaría -al menos- de incumplimiento de los deberes
de funcionario, ya que se trata de la pesca ilegal más importante del mundo de
un Estado a otro, ignorando, lo que ya en el siglo XVIII Manuel Belgrano sabía:
“un Estado sin la pesca nada puede sobre la mar”.
La
economista-canciller desconoce que las Áreas Marinas Protegidas (AMP) que ese
Acuerdo promueve; las utiliza el Reino Unido desde el 2017 para controlar los
territorios de ultramar. Es el caso de Malvinas del denominado “Blue belt”
donde el proyecto de AMP Bentónica “Agujero Azul” promovida por la fundación
Wildlife Conservation Society (WCS) completaría el cinturón azul al NORESTE de
Malvinas facilitando la llegada de los recursos pesqueros a las islas. Igual,
al SUR de Malvinas con la declaración unilateral británica de “santuario
ecológico” de un millón de km2 alrededor de las Islas Georgias y Sándwich; al
ESTE con el citado Acuerdo de Cavallo y al NOROESTE con el GAP de 1.400 Km2 de
calamares.
Se agrega el
proyecto 1258-D-2024 del Diputado Manes que pretende que el Congreso declare
AMPs por 595.000 km2, sin mencionar que el Reino Unido -como indicamos- ya
declaró un AMP de 1.070.000 Km2, es decir una reducción de las áreas de captura
mucho mayor que la exigida en el acuerdo de biodiversidad. Un ejemplo patético
de colonización y, una asombrosa mutación de la “neurología” a “oceanografia”.
La macro o
microeconomía no sirve para elaborar una estrategia marítima: «El 85% de la
pesca a distancia en alta mar la realizan China, España, Taiwán, Japón y Corea
del Sur que, del total mundial de 37 millones de horas de pesca ocupan 25
millones».
Motivo por el
cual, el mayor daño no lo ocasionan los 216 Estados restantes, sino que lo
generan solo cinco, que son los mismos que operan en el Atlántico Suroccidental
y, por lo tanto, hay que trabajar sobre esos países responsables del
desequilibrio de los ecosistemas, juntos capturan 26 millones de toneladas de
un total 84 millones/año (2019), el 31% de las capturas sobre «221 Estados que
notificaron algún tipo de actividad en el comercio pesquero» (FAO, “Estado
Mundial de la Pesca y la Acuicultura”, 2020) y, agregamos: el Reino Unido, que
se lleva el equivalente al 30% de nuestros desembarcos.
Nada de ello hace
la Cancillería Argentina y no se trata solo de ineptitud -que la hay- sino una
política de desmalvinización, que es la apunta del iceberg de la sumisión y
dependencia nacional, con la consecuente desatención de la soberanía territorial
y de los recursos naturales argentinos.
De otro modo, no
se podría entender el proyecto de reforma de pesca en la Ley de Bases sobre la
extranjerización de la explotación del mar argentino; la permanencia de un
radar británico en Tierra del Fuego; la designación de los embajadores Jorge
Faurie en Chile -el socio estratégico británico- y de Carlos Foradori en
Ginebra, ambos responsables del Pacto Foradori – Duncan que promovía “el
desarrollo de Malvinas” en poder de los isleños; la desatención de los estratégicos
Puertos de Ushuaia y Río Grande, mientras que en Malvinas se licita un nuevo
puerto destinado a dar logística a los buques de transporte, militares, de
turismo y ciencia vinculada a la Antártida.
El enfrentamiento
con los presidentes de nuestros tres principales compradores de pescado:
Brasil, China y España y, por supuesto la pelea con todos nuestros aliados
naturales que “amenazan con hacer perder en la ONU de los apoyos históricos en
la Causa Malvinas” (Taglioni, Augusto, LPO, 11/7/24); la tolerancia de que
empresas de Israel exploten los recursos petrolíferos en Malvinas mientras se
promueve el traslado a Jerusalén de la embajada argentina, etc. a lo que hay
que sumar la paralización de todas las obras estratégicas, entre ellas la etapa
norte del Gasoducto NK.