martes, 30 de octubre de 2018

EL CATASTROFISMO CLIMÁTICO


 insiste el observador.

SVIPOP, 26/10/2018

L'Osservatore Romano escribió hace unos días (en un artículo titulado "Graves daños a la economía por el cambio climático") que las "pérdidas económicas debidas a desastres naturales relacionados con el cambio climático han aumentado en un 151% en los últimos veinte años ( 1998-2017), en comparación con los veinte años anteriores (1978-1997). "En resumen, según el Observador, el " cambio climático "(léase: calentamiento global causado por actividades humanas) hace que los desastres naturales sean más frecuentes y violentos.

La fuente citada es un nuevo estudio realizado por la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNISDR) y el Centro de Investigación de Epidemiología de Desastres (Cred). El estudio lo considera como el observador , y afirma claramente que "el cambio climático está aumentando la frecuencia y la gravedad de los fenómenos meteorológicos extremos". Los eventos más dañinos y extremos que afectan a un mayor número de personas, en los que se concentra la lupa, son inundaciones , sequías y tormentas .

Pero, ¿es cierto que estos eventos han aumentado en frecuencia e intensidad (y, de ser así, es cierto que el aumento se debe al calentamiento global antropogénico)?

No: es un lugar común muy de moda pero sin una base sólida en los datos de observación. Decir que esto no es un negador obstinado, pero no otro que el IPCC, ese es el grupo de estudio establecido en la ONU y que, por medio del comercio, nos advierte sobre las devastaciones que invertirán si no detenemos el calentamiento global. En su quinto informe , el informe de 2013, el IPCC se pregunta si los eventos extremos antes mencionados muestran una tendencia creciente. Aquí está la respuesta para cada tipo.

inundación

"En resumen, sigue habiendo una falta de evidencia y, por lo tanto, una baja confiabilidad [ baja confianza ] con respecto a las señales de una tendencia en la intensidad y / o frecuencia de inundaciones a escala global" ( capítulo 2 , página 214).

sequía

"En resumen, la presente evaluación concluye que en este momento no hay pruebas suficientes para sugerir más que una baja confiabilidad [ baja confianza ] en comparación con una tendencia observada en una escala global de sequía o aridez (falta de precipitación) desde mediados del siglo XX. ".

Y de nuevo: "En base a los estudios realizados hasta la fecha, son probablemente exagerado las conclusiones del AR4 [es decir, el último informe del IPCC] en relación con el aumento de la tendencia sequía mundial desde los años setenta" (Capítulo 2, página 215.).

tormentas

Con referencia a las tormentas tropicales, "es difícil hacer declaraciones concluyentes sobre las tendencias a largo plazo. Hay pruebas sólidas de que la actividad de las tormentas ha aumentado en el Atlántico norte desde los años setenta. Por períodos de un siglo o más, la evidencia sugiere una ligera disminución en la frecuencia de los ciclones tropicales que afectan las costas en el Atlántico Norte y el Pacífico Sur. Hay poca evidencia de alguna tendencia a largo plazo en otras cuencas oceánicas. "
Con respecto a las tormentas extratropicales," varios estudios sugieren un aumento en la intensidad, pero los problemas de muestreo de datos dificultan la evaluación "(Capítulo 2, pág. 219). 

En conclusión: en el nexo entre las actividades humanas, el calentamiento global y los eventos extremos, el Observador y su fuente se impulsan a afirmar que ni siquiera el IPCC se atreve a considerar adecuadamente fundado.

Quizás porque, como ya se señaló , el Vaticano ahora practica un catastropismo climático más extremo que el utilizado en el IPCC. ( Alessandro Martinetti )

CALENTAMIENTO GLOBAL


 el Vaticano desafía a Polonia

Por INFOVATICANA | 30 octubre, 2018

En vista de la próxima Cumbre sobre el Cambio Climático que tendrá lugar en Katowice (Polonia), la Pontificia Academia de las Ciencias organiza en el Vaticano una conferencia internacional sobre el mismo tema, e invita a los científicos más catastrofistas. Es un modo para presionar al gobierno de Varsovia, más cercano a la posición “escéptica” de Trump. Parece que el problema del clima sea, para la Santa Sede, la cuestión más acuciante.

Se acerca la nueva Cumbre sobre el Cambio Climático, y en el Vaticano los motores están al máximo de la potencia. De nuevo, el canciller de la Pontificia Academia de las Ciencias, monseñor Marcelo Sanchez Sorondo, reunirá en el Vaticano a la flor y nata de los científicos catastrofistas mundiales; poco importa si estos están convencidos de que para salvar el planeta es necesario reducir drásticamente la natalidad o detener el desarrollo y, tal vez, suspender los procesos democráticos para conseguir más rápidamente dichos objetivos.

Desde que, hace tres años y medio, fue publicada la encíclica del Papa Francisco Laudato Si’, la cuestión del cambio climático se ha convertido, en el Vaticano, en una prioridad absoluta. Prueba de ello es que, en vista de la Cumbre sobre el Cambio Climático (Cop24) programada en Katowice (Polonia) del 3 al 14 de diciembre, la Santa Sede ha instado a los presidentes de las Conferencias episcopales de los cinco continentes a redactar un documento unitario, para pedir la colaboración de todos los países con el fin de controlar el aumento de la temperatura terrestre, para que no supere los 1.5°C a final de siglo. Un gesto inusual que pone de manifiesto la importancia que se da a la cuestión, a pesar de que se trata de una teoría científica que aún hay que demostrar; es más, es decididamente cuestionable, tal como se pude verificar en nuestro blog Svipop.


Y sin embargo, en el Vaticano están totalmente decididos a despreciar a todo el que se atreva a manifestar su perplejidad al respecto. En los días pasados, un tuit lleno de rencor lanzado por la Pontificia Academia de las Ciencias, atribuido a mons. Sanchez Sorondo, decía lo siguiente: «El negacionismo climático no ha tenido nunca mucho que ver con la lógica o la evidencia científica: tienen, indudablemente, mala fe. No creen en lo que dicen: buscan excusas para permitir que gente como los hermanos Koch sigan enriqueciéndose». 

Para la crónica, los hermanos Koch son dos americanos multimillonarios, propietarios de numerosas industrias que van desde la energía a la química, pasando por los productos agrícolas. Obsérvese la sutileza con la que los representantes de la Santa Sede utilizan la palabra “negacionismo”, vinculando así a los expertos que cuestionan una teoría científica con los filo-nazis que niegan tanto la existencia de los campos de concentración como el Holocausto. Pensar que el Papa, en su última Exhortación apostólica Gaudete et exultate, el pasado mes de abril, condenaba la violencia verbal en la red: «También los cristianos pueden formar parte de redes de violencia verbal a través de internet y de los diversos foros o espacios de intercambio digital. Aun en medios católicos se pueden perder los límites, se suelen naturalizar la difamación y la calumnia, y parece quedar fuera toda ética y respeto por la fama ajena» (n. 115). Tal vez debería hablar de ello con sus colaboradores.

Pero volvamos al creativo monseñor Sanchez Sorondo y a la Conferencia Internacional que se está organizando en el Vaticano. La cita es para el 15 de noviembre, como es habitual en la Casina Pío IV. Entrada reservada exclusivamente para los invitados. Título: “Cambio climático, salud del planeta y futuro de la humanidad“. Respecto al pasado hay una novedad importante: Sanchez Sorondo ha querido implicar al Consiglio Nazionale delle Ricerche (CNR, Consejo Nacional de Investigación) en la organización, para dar mayor relevancia científica a la iniciativa.

Considerada la intensa obra de presión que la Santa Sede ejerce para hacer respetar los acuerdos sobre el clima, la implicación del CNR parece un ardid político con respecto a Polonia, el país que acoge la Cop24. El motivo es simple: el gobierno de Varsovia, como también otros gobiernos de Europa del este, ve mucha política y poca ciencia detrás de la teoría del calentamiento global antropogénico (es decir, causado por el hombre), y está más en sintonía con la posición escéptica de la administración Trump que con el extremismo ecologista de Bruselas. Al ser el país anfitrión, la posición de Polonia podría condicionar el resultado de la Cop24, por lo que a la Conferencia del Vaticano del 15 de noviembre han sido invitados también los representantes de la Academia de las Ciencias de Polonia y el gobierno de Varsovia, con la clara esperanza de que ante tantos científicos, también los polacos puedan experimentar esa «conversión ecológica» deseada por la Laudato Si’.

A pesar de que las distintas sesiones se centrarán en la ciencia del clima, en las consecuencias para los hombres y para la naturaleza del cambio climatico y en las indicaciones políticas en preparación de la Cop24, no se puede eludir el “pensamiento” de los relatores principales, que representan lo mejor del catastrofismo y del odio hacia al ser humano.

Quién hará los honores será, como es ya costumbre, el omnipresente Jeffrey Sachs, economista de marca ONU, teórico del desarrollo sostenible y, sobre todo, verdadero fundamentalista del control de la natalidad en los países pobres. Citamos aquí uno de los muchos pasajes que muestran su pensamiento, publicado en el Sunday Times del 15 de abril de 2007: 
«Un tema global es que el mundo está sumamente poblado. Ejercemos una presión sin precedentes en el ambiente de la Tierra, 6.5 mil millones de personas que emiten cada año siete mil millones de toneladas de carbono en la atmósfera…». 

Si es el carbono lo que provoca el calentamiento global -como defiende la teoría de moda-, la receta está clara: hay que sacrificar a personas. Pues bien, gracias a monseñor Sanchez Sorondo, Jeffrey Sachs se ha convertido en la eminencia gris de la Santa Sede en temas económicos y ambientales. 

Entre los relatores no podía faltar el físico alemán John Schellnhuber, fundador y director del Postdam Institute for Climate Impact Research, miembro entre otros del Club de Roma. Schellnhuber es recordado también por haber presentado oficialmente a los periodistas la encíclica Laudato Si’ (fue su principal colaborador para la parte científica), con un informe que definir catastrofista es decir poco. 
En esa ocasión fue nombrado miembro de la Pontificia Academia de las Ciencias. Para poder detener el calentamiento global, Schellnhuber, más que centrarse en el control de la natalidad, prefiere insistir en frenar el desarrollo de los países ricos. Este es su programa para salvar el mundo, como explicó al periódico alemán Deutsche Welle el 15 de marzo de 2017: 
«Antes del 2030, tenemos que eliminar totalmente los motores de combustión. Y tenemos que eliminar totalmente el uso del carbón para producir energía. Antes del 2040, tenemos que sustituir, en las construcciones, el hormigón y el acero por madera, arcilla y piedra». 
Efectivamente, la vuelta a la edad de piedra parece ser, siempre, el sueño del ecologismo actual: quién sabe si en el Vaticano estarán dispuestos a seguir a estos “maestros” cuando hayan comprendidos las consecuencias.

Si seguimos adelante con el programa, vemos que una de las relaciones está a cargo del secretario del IPCC (Intergovernmental Panel on Climate Change, organismo de la ONU que se ocupa de cambio climático), el economista coreano Hoesung Lee, defensor a ultranza de la carbon tax. Por otra parte, un sistema de tasas globales es uno de los pilares de la gobernanza global, concepto madurado en la sede de la ONU en los años 90 y que tiene, en las temáticas ambientales, la clave para llevarlo a cabo. Entre los relatores está también el nombre del físico británico Peter Wadhams, autor del libro Addio ai ghiacci [Adiós al hielo], según el cual si no cambiamos las cosas ya, la Tierra tiene menos de veinte años de vida. Y, en cualquier caso, los glaciares del Polo Norte, según él, están destinados a desaparecer antes del 2050. Ligeramente más optimista es otro relator, el astrofísico Martin Rees, que en cambio calcula en un 50% la posibilidad de que el mundo se autodestruya antes de finales de este siglo.

En resumen, si el objetivo es asustar a los polacos para obligarlos a seguir a la Unión Europea en lo que atañe a políticas sobre el clima, y presionar a los otros países para que tomen decisiones definitivas en Katowice, el Vaticano está en buenas manos. La única duda es esta: Jesucristo, ¿para esto quiso la Iglesia?





lunes, 29 de octubre de 2018

¿QUE FUTURO PARA EUROPA?




Raíces cristianas y relativismo radical, pueblos y políticas de la Unión

Scienza & Vita, Florencia, 26 de marzo de 2018

El IX Informe del Observatorio Cardenal Van Thuân

Nuestro Informe sobre Europa[1] expresa un juicio más bien severo sobre el proceso de unificación y sobre el actual planteamiento de la Unión Europea, hasta el punto de considerarla, a causa de algunos de sus aspectos, un proyecto fracasado, como dice el título del Informe, e incluso en peligro. Sabemos que una valoración como ésta difiere respecto a lo que se oye decir tanto en el lenguaje eclesial como en el lenguaje político, a saber: que se necesita más Europa. Sabemos también que hoy los críticos de la Unión Europea son acusados de populismo identitario. 
A pesar de todo esto, hemos criticado abiertamente. El cardenal Angelo Bagnasco, en su intervención durante la presentación del Informe en Roma, lo definió un acto de amor hacia Europa. Ciertamente es un acto de amor hacia Europa, pero no hacia la Unión Europea. Al final de la síntesis introductoria del Informe, firmado, además de por mí mismo, por los otros directores de los seis Centros de Investigación que han contribuido a su redacción, entre los cuales el Centro de Estudios Livatino, afirmamos que la ayuda a Europa la proporcionarán, en un futuro, precisamente quienes actualmente critican, incluso con dureza, la actual situación de la Unión Europea.

Errores en el proyecto original
La radicalidad de nuestra valoración procede también del hecho que, en nuestra opinión, los errores de planteamiento son debidos al proyecto originario y no sólo a los sucesivos y eventuales obstáculos o desviaciones. Originariamente había dos proyectos: el primero planteado según los principios de la Doctrina social de la Iglesia; el segundo, según el Manifiesto de Ventotene[2]. Hay que reconocer que éste último fue el que se impuso, mientras el proceso de unificación se alejaba progresivamente del primero y la sociedad europea se secularizaba. 

El Manifiesto de Ventotene concebía el proceso de unificación como un recorrido revolucionario, socialista, guiado no por los pueblos ni a través de los pueblos, sino por una vanguardia de intelectuales y políticos que lo impusieron desde arriba. Se trataba de un proyecto de tipo ilustrado, jacobino y, con las debidas diferencias, leninista. Conllevaba la idea de remodelar el pueblo europeo y, según el planteamiento rousseaniano, de darle otra naturaleza. El esquema era el mismo del liberalismo masónico italiano que, una vez hecha Italia, se dedicó a hacer o, mejor, a rehacer a los italianos desde arriba. Por otra parte, sólo en este espíritu –como veremos a continuación– se puede comprender la obstinación ideológica de las instituciones europeas y el nacimiento de una ideología europeísta. 
Actualmente, el europeísmo es una ideología que demoniza a quien la contradice acusándole de populismo. El Manifiesto de Ventotene decía cómo debía construirse la Unión Europea y establecía sus contenidos culturales, identificándolos con los de la ideología que conciliaba a Gramsci con Gobetti, al socialismo con el liberalismo, al estatismo en lo que atañe a las necesidades públicas con el individualismo amoral en lo que atañe a la vida privada. En otros términos, era el proyecto de la sociedad radical o, como decía Augusto Del Noce, de una sociedad irreligiosa y opulenta.

La ocasión perdida
En nuestro Informe resaltamos cómo hubo un momento en la historia de la Unión Europea en el que este esquema pudo ser puesto en discusión. Nos referimos a 1989 y a 1991, es decir, a la caída del comunismo en Europa del Este. Esto, como es bien sabido, fue interpretado como la necesidad de proceder hacia la unión política con el tratado de Maastricht (1992), pero también podía ser interpretado de otra manera, como pedía insistentemente Juan Pablo II. 
La petición de incluir en la Constitución europea la referencia a Dios no era una petición integrista, sino que pretendía reconducir las reflexiones sobre Europa a sus fuentes auténticas para que pudiera encontrar de nuevo el propio camino. La Unión se alejaba de Europa y lo que Juan Pablo II quería, en cambio, era que el proceso de unificación estuviera al servicio de Europa, desde el Atlántico hasta los Urales. Para hacerlo, debía reconectarse con sus orígenes cristianos, pero el camino emprendido fue otro y las continuas intervenciones de Juan Pablo II fueron desatendidas.

Imperios y estado moderno
La Unión Europea encontraba en la historia de Europa dos modelos sobre los que basarse: el modelo del imperio y el modelo del estado moderno[3]. El modelo del impero era un sabio equilibrio sedimentado en la historia entre centro y periferia, entre reductio ad unum y coexistentia membrorum, entre identidad y pluralidad. Las naciones y los pueblos eran valorizados y, al mismo tiempo, unificados por la religión común y la función imperial. La época de los imperios terminó con la conclusión de la Primera Guerra Mundial y con ellos desapareció de Europa también la función pública de la religión. El otro ejemplo era el del estado moderno, absoluto y centralizado, que sacrifica la coexistentia membrorum en aras de la reductio ad unum. 

Es el moderno Leviatán que, como escribía Carl Schmitt comentando a Hobbes, era Hombre, Dios, animal y máquina[4] al mismo tiempo. La Unión Europea no se ha transformado en un súper estado desde el punto de vista formal, pero ha asumido muchas aspectos y funciones típicas del Leviatán. Se ha transformado en una enorme maquinaria de burócratas y funcionarios homogéneos entre ellos y que comparten la misma ideología europeísta que, al final, se reduce a dos únicos elementos: la democracia formal y la libertad vacía de contenidos.

Una construcción artificial
Es necesario reflexionar sobre la artificialidad de la construcción de la Unión Europea. El Leviatán de Hobbes es una construcción artificial, sin relaciones con la naturaleza social del hombre y sin ninguna deuda hacia un estado de naturaleza que limitaría su poder absoluto. La Unión Europea, aunque dice estar al servicio de las naciones y de los pueblos, en realidad es una construcción artificial de tratados, gestionados por una clase artificial de burócratas, y con una cultura artificial sin vínculos con la ley moral natural. 

Lo demuestra el hecho que desde las instituciones europeas se presiona sistemáticamente y de manera indebida a los estados miembros para que aprueben leyes contrarias a la vida y la familia, es decir, contra los dictámenes de la ley moral natural, con la que la Unión Europea ha cortado los lazos. Los llamados “nuevos derechos” son apoyados por la cultura de la Unión Europea, están en el centro de muchas sugerencias del Parlamento europeo, son defendidos por los Tribunales de justicia europeos, por lo que el ciudadano que recurre a ellos contra el propio ordenamiento jurídico estatal en tema de derecho a la vida, por ejemplo, no encuentra una defensa adecuada. En la fase propedéutica a la admisión en la Unión, a los estados solicitantes se les impone la condición de poner en marcha una legislación concerniente a los nuevos derechos, puesto que la ausencia de dicha legislación indicaría discriminación por parte del estado en cuestión.

La oposición al derecho natural
Sobre este tema de los derechos humanos hay en la Unión una lucha transversal tanto dentro de cada estado como entre los estados. En este ámbito, los países de la Unión están muy divididos, entre ellos y en su interior. Las organizaciones de la sociedad civil que defienden el derecho a la vida y la familia entre hombre y mujer se contraponen con los grupos progresistas que, en cambio, quieren extender los nuevos derechos a la autodeterminación individual más allá de cualquier regla moral y jurídica. 
Las instituciones europeas habitualmente están de parte de estos últimos, pero no consiguen evitar el conflicto social y político sobre estos temas. Y la parte que defiende el derecho natural siente que las instituciones europeas son sus enemigas, aumentando aún más la desafección hacia ella. Cuando los Estados Unidos de Trump eliminaron la financiación internacional a los organismos que promueven el aborto masivo, la Unión Europea los sostuvo en parte aumentando el presupuesto para este fin y transformándose así en el primer financiador en el mundo. 

La lucha interna en los países existe también entre países y países. Muchos estados de Europa del Este han blindado en la propia constitución la familia natural, o bien la negación del reconocimiento público de la homosexualidad o el derecho a la vida desde la concepción a la muerte natural. Estos países han entrado en conflicto ideológico con las instituciones europeas, que los han acosado. La antropología se transforma, cada vez más, en terreno de división europea. La tendencia de la Unión es uniformar, pero algunos países empiezan a reaccionar contra la homogeneización. Los cuatros países de Visegrad –Polonia, República Checa, Eslovaquia y Hungría– reivindican la propia identidad cultural, religiosa y ética, separándose de la homogeneidad ideológica europea.

Culturas y pueblos
Precisamente sobre este terreno de la identidad cultural y religiosa de los pueblos europeos se observan los mayores síntomas del déficit en el proceso de unificación. El nexo entre pueblo y cultura es fundamental. Si es indudable que existe una cultura europea, aunque luego sea difícil individuarla debido a la gran cantidad de sus componentes, es igualmente indudable que nace de las culturas de cada pueblo individualmente, que no absorbe en sí negándolas. Juan Pablo II nos enseñó que la cultura es un camino hacia la naturaleza humana, que transciende todas las culturas, las relativiza y permite su valoración ética. 

Los pueblos intentan alcanzar la común naturaleza humana según distintos recorridos; es decir, según las culturas, que no son autorreferenciales, sino que valen en cuanto revelan al hombre tal como éste es y se ponen a su servicio. Por esto en las culturas se pueden introducir también elementos negativos cuando no respetan al hombre; precisamente es la naturaleza humana la que en estos casos desarrolla el papel de criterio de juicio y de valoración moral de la propia cultura. Eliminado el concepto de naturaleza humana, la cultura es entonces planificada de manera convencional por parte de los poderes fuertes. Europa siempre ha sido un cruce de culturas y de pueblos, cruce hecho posible por la común referencia a la naturaleza humana, referencia garantizada por la religión cristiana. De hecho, es incomparable la visión de la persona humana nacida en Europa, transmitida después a Occidente no como expresión de una cultura partidista, sino como conquista universal. 

Pero hoy en Europa sucede precisamente esto: se ha eliminado la naturaleza humana y, por lo tanto, también la cultura de los pueblos y de las naciones, que se quieren uniformar y amalgamar artificialmente como en una trituradora de carne. En nuestro continente están naciendo nuevas reivindicaciones del derecho a la propia identidad cultural y, a menudo, esto es reivindicado de manera polémica con las instituciones europeas.

El lugar de Dios en la plaza pública

Pero la cultura es también otra cosa. Juan Pablo II nos enseñó que la cultura nace siempre de la pregunta fundamental del hombre respecto a Dios. Todas las culturas han tenido un origen religioso. Sólo la cultura moderna e ilustrada, como también nos enseñó Benedicto XVI, nace sin Dios o contra Dios. En Europa nació la primera cultura antirreligiosa en el mundo, una expulsión sistemática de Dios de la plaza pública, que después se extendió más allá de los países europeos. La expulsión de Dios de la esfera pública ha producido, precisamente en Europa, los totalitarismos. El estado ideológico nació en Europa con la Revolución francesa, precisamente al haber expulsado a Dios de la vida pública, y continuó de otras formas, aún más devastadoras. La pregunta es ésta: negando a Dios de la plaza pública, ¿también la Unión Europea es un poder ideológico?[5] 

Es inevitable que sin Dios las culturas se tornen áridas y se plieguen sobre sí mismas, perdiendo de vista otros valores humanos y laicos, en un proceso de disolución o, como diría Carl Schmitt, de desesperación. El propio Schmitt y el historiador Ernest Nolte han sostenido que el nacimiento del estado ideológico en Europa siempre ha producido guerras civiles: la de la Francia revolucionaria; la que hubo en Alemania durante la república de Weimar tras la derrota de la Primera Guerra Mundial; la propia Primera Guerra Mundial; la del nazismo contra los judíos; la italiana después del 25 de julio; la de la Rusia soviética tras la revolución de octubre… guerras civiles. Hoy se dice que con el recorrido de unificación europea el continente ha tenido paz. 
En parte es verdad, si olvidamos a Bosnia y Kosovo, a mediados de los años noventa, y a Crimea y Ucrania hoy. Lo que caracteriza el estado ideológico es, según Nolte, la presunción de culpabilidad… contra el judío o contra el burgués capitalista. También hoy, en Europa, hay una presunción de culpabilidad ideológica: contra los niños no nacidos, frente a los cuales las instituciones europeas están muy comprometidas.

El bien común y la subsidiariedad
Si examinamos la construcción de la Unión Europea y su posición actual, encontraremos carencias graves en los principios fundamentales de la Doctrina social de la Iglesia; en particular, la distancia es notable en los dos principios fundamentales del bien común y la subsidiariedad.
La visión del bien común de la Doctrina social de la Iglesia[6] tiene dos aspectos totalmente desatendidos hoy en día en Europa. El primero es que éste está detrás de nosotros antes que delante de nosotros. De él forma parte el orden natural en el que estamos incluidos y el orden histórico de la tradición del que recibimos los principios y valores. 
El bien común es un orden ético y no material: puede estar también en una situación de pobreza cuando no ejerce violencia al orden natural de las cosas. La ideología europeísta, en cambio, se funda sobre la idea que lo que procede de las instituciones europeas es el bien y que no hay órdenes objetivos que hay que respetar. El segundo es su carácter vertical: el primer bien común es Dios, sobre el que se funda en definitiva la misma legitimación de la autoridad. La Unión Europea, en cambio, ha emprendido el camino de una secularización religiosa muy acentuada fundada sobre la indiferencia a las verdades de las religiones, consideradas todas ellas iguales y todas distintas, y ninguna de ellas digna de gozar de un papel público especial.

Después está el principio de subsidiariedad[7]. El tratado de Maastricht lo contempla, pero también lo deforma, interpretándolo sólo en sentido funcionalista e instrumental. Este principio tiene sentido sólo en un sistema de orden social y moral en el que las sociedades inferiores deben ser puestas en posición de actuar libremente para poder llevar a cabo sus propios deberes objetivos. Sin esto, el principio es sólo una reivindicación de espacios para ejercer presuntos derechos individuales no vinculados a deberes. Prevalecen las dos visiones erradas de subsidiariedad: la que la considera una concesión del estado soberano a las sociedades inferiores y la que la considera una reivindicación libertaria y anárquica de las propias sociedades inferiores. En ambos casos, está desvinculado de un orden social y político objetivo.

El problema político del islam
Me gustarla terminar este breve reseña sobre la Unión Europea desde el punto de vista de la Doctrina social de la Iglesia aludiendo al hecho que no hay una visión política del problema del islam, que representa una problema político. En muchos estados europeos ya se han presentado a las elecciones partidos islámicos. Como ha escrito el filósofo Remi Brague, cuando se importan musulmanes no se importa una religión, se importa una civilización. Ahora bien, en el islam, no existe el concepto de derecho natu
ral, la ética coincide con cuanto está permitido o prohibido desde un punto de vista religioso, la revelación divina posee inmediatamente un significado jurídico, la comunidad prevalece sobre el individuo, no existe el concepto de persona tal como ha sido elaborado por el Occidente cristiano, la mujer es antropológicamente inferior al hombre y esto es fruto de la revelación, obedecer a Mahoma equivale a obedecer a Alá porque el Corán escrito es perfectamente conforme al Corán eterno, la comunidad musulmana tiene una superioridad antropológica sobre todas las otras y se expande por conquista[8]. 

En la Unión Europea no hay una política sobre el islam y no se tiene en cuenta este elemento: el islam no es sólo una religión. La vacía laicidad europea es incapaz de responder al islam.

Stefano Fontana


[1] Observatorio Cardenal Van Thuân, Europa: el final de las ilusiones, IX Informe sobre la Doctrina social de la Iglesia en el mundo, editado por Giampaolo Crepaldi y Stefano Fontana, Cantagalli, Siena 2017.
[2] Alfredo Mantovano, Il futuro dell’Europa tra manifesto di Ventotene e Dottrina sociale della Chiesa, Ivi, pp. 157-172.
[3] Gianfranco Battisti, Europa, le morte ragioni di una crisi epocale, Ivi, pp. 123-146.
[4] Cfr. Carl Schmitt, Sul Leviatano, Introducción de Giancarlo Galli, Il Mulino, Bolonia 2011; Id., Legalità e legittimità, Introducción de Carlo Galli, Il Mulino, Bolonia 2018.
[5] Stefano Fontana, “Ex captivitate salus”: se sia ancora attuale il concetto di “guerra civile europea”, Ivi, pp. 147-156.
[6] Cfr. Le ragioni del bene comune, número monográfico del “Boletín de Doctrina social de la Iglesia”, XIII (2017) 1.
[7] Cfr. La sussidiarietà, un principio da recuperare, número monográfico del “Boletín de Doctrina social de la Iglesia”, XIV (2018) 1.
[8] Marie-Thérese Urvoy, Islamologie et monde islamique, Cerf, Paris 2016; Annie Laurent, L’Islam, Artége, Paris 2017; Pierre de Lauzun, La laïcité française est incapable de répondre à l’islamisme, Liberté Politique, n. 68, enero de 2016, pp. 143-146.; Bernard Dumont, La France, les catholiques, les musulmans, Catholica n. 130. Hiver 2016, pp. 12-18; Giulio Meotti, Il suicidio della cultura occidentale. Così l’islam radicale sta vincendo, Lindu, Turín 2018; Id., La fine dell’Europa. Nuove moschee e chiese abbandonate, Cantagalli, Siena 2016; Gianni Baget Bozzo, Tra nichilismo e islam. L’Europa come colpa, Mondadori, Milán 2006.

domingo, 28 de octubre de 2018

GRABOIS LANZÓ EL FRENTE PATRIA GRANDE




y aseguró que "la candidata es Cristina Kirchner"


Ámbito Financiero, 27 de Octubre de 2018


El dirigente social Juan Grabois lanzó este sábado en Mar del Plata el Frente Patria Grande y, pese a expresar varias críticas al kirchnerismo, aseguró que "este frente tiene una candidata y es Cristina de Kirchner".

Como orador de cierre de un extenso acto que se llevó a cabo en el auditorio del hotel del Suterh, el líder de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) hizo un llamado a la "unidad" y cuestionó diversos aspectos de la gestión kirchnerista pero reivindicó lo que definió como el "ciclo popular de América Latina" entre 2003 y 2015.

Durante su discurso, el dirigente social criticó con dureza al gobierno del presidente Mauricio Macri, al que vinculó con una "ofensiva proscriptiva" de la que forma parte, según dijo, también la candidatura en Brasil del postulante derechista Jair Bolsonaro.

"Este frente tiene una candidata y es Cristina de Kirchner. Estamos impulsando la candidatura presidencial de Cristina, no porque es perfecta, ni porque nunca se mandó ninguna macana, sino porque es un signo de esperanza para el pueblo y fundamentalmente para los pobres y los trabajadores", expresó el dirigente.

Seguidamente, señaló: "Quiero que Cristina vuelva, pero no con esa gente espantosa que nos avergonzó, no con los que predican la revolución desde Puerto Madero, no con los que en su puta vida se calentaron por un compañero nuestro. Tiene que volver con gente nueva y con ideas nuevas".

Grabois se expresó así luego de que, en la previa de su discurso, se proyectara un video con un saludo de la expresidenta, quien destacó que "es muy importante que hombres y mujeres que no provienen de espacios políticos tradicionales hayan decidido avanzar con esta nueva construcción" a la que definió como "popular, democrática, feminista y latinoamericanista".

Terminado el video, algunos de los presentes en el acto entonaron algunas de las canciones que popularizó la agrupación La Cámpora durante la gestión kirchnerista, lo cual fue cuestionado con humor por Grabois.

"Si empiezan a cantar ´soy soldado de Cristina´ yo me paro y me voy. Yo no soy soldado de nadie, no quiero que nuestra organización sea de la disciplina organizativa. Además, no estamos en una guerra, estamos en el terreno de la política", lanzó.

Al respecto, el líder de la CTEP remarcó que "este frente tiene un objetivo muy concreto: recuperar el gobierno para el campo popular en la Argentina en 2019".

Grabois sostuvo que se vive en América Latina "una nueva ofensiva en la precarización de la vida, menos salud, menos trabajo" y, al cuestionar el acuerdo del Gobierno con el FMI, calificó a la directora de ese organismo, Christine Lagarde, como "una señora bastante corrupta".

En su crítica al Gobierno, expresó: "Son hijos de la patria contratista, de padres multimillonarios que no laburaron en su puta vida y que vienen a decirles a compañeros nuestros que no laburan cuando se pelan el lomo".

En este sentido, criticó la "meritocracia" y agregó: "No sé qué mérito tiene (el presidente Mauricio) Macri".

La elección de Mar del Plata para el lanzamiento del nuevo espacio se debió, según indicaron, a que allí se expresó hace 13 años el "no al ALCA", la cumbre encabezada por los entonces presidentes de Argentina, Néstor Kirchner, de Brasil, Luiz Inacio "Lula" Da Silva, y de Venezuela, Hugo Chávez, para rechazar el Área de Libre Comercio de las Américas impulsada por Estados Unidos.

Del acto participaron también la diputada del Parlasur y militante feminista Cecilia Merchán y el economista Itaí Hagman, quienes resaltaron que la idea del Frente Patria Grande es crear un espacio "anti neoliberal, que vaya contra este avance que intenta la derecha en la región".

sábado, 27 de octubre de 2018

DEUDA PÚBLICA



Y PRESUPUESTO DEL FMI

Por Héctor GIULIANO
(26.10.2018)

El gobierno Macri, con el apoyo directo e indirecto de gran parte de la partidocracia con representación parlamentaria se apresta a lograr la aprobación del Presupuesto 2019 – que acaba de obtener la media sanción en Diputados - en línea con los dictados del nuevo Acuerdo Stand-By (SBA)[1] firmado con el Fondo Monetario Internacional (FMI).[2]

Se trata, en realidad, del segundo documento suscripto con el Fondo – anunciado el 26.9 (el primero lo fue el 20.6) - y que tuvo ya importantes modificaciones, aunque ambos textos todavía no han sido dados a publicidad.
O sea, que se discute y se está aprobando un Presupuesto General que está armado en función de compromisos asumidos por el Estado Argentino con un Organismo Internacional (lo que le da categoría de Tratados a los convenios firmados) pero cuyo contenido exacto y completo se desconoce.

La garantía de aprobación de este Presupuesto 2019 por el Congreso es condición sine qua non  de los próximos desembolsos del FMI (que el Directorio Ejecutivo del Fondo ha acordado inmediatamente después de conseguida la aprobación presupuestaria en la Cámara Baja) y que constituye un préstamo extraordinario del que depende la supervivencia financiera y política del gobierno Macri hasta las elecciones del año que viene.[3]


LA CUESTION DEL DÉFICIT CERO
Existe una engañosa presentación de la fórmula aceptada por nuestro país de lograr un Déficit Fiscal Cero en el año 2019.
Este equilibrio en las cuentas fiscales corresponde sólo al Déficit Primario, es decir, el Déficit del Estado Nacional sin contar los Intereses a Pagar durante el Ejercicio.
Cuando al Resultado Primario se le suman estos Intereses ello da el denominado Resultado Financiero o Final, que en este caso es el déficit real, verdadero y completo del Presupuesto.
En números redondos,[4] la ecuación central del Resultado Financiero según el Proyecto de Ley (PL) del Presupuesto 2019 es la siguiente:

a)    Déficit Fiscal Primario 0, como producto de Gastos e Ingresos nivelados en 3.7 B$ (≡ 92.000 MD).
b)    Intereses a Pagar por aproximadamente 600.000 M$ (596.000 ≡ 14.900 MD, casi 15.000).
Los Intereses Totales a pagar en el 2019 - consignados en el Artículo 1 del PL – son, en realidad, 746.400 M$ (≡ 18.600 MD) pero 157.000 M$ de estos intereses (≡ 3.900, casi 4.000 MD) se capitalizan por anatocismo, es decir, que no se abonan sino que se financian transformándolos en Capital que devenga así nuevos intereses.
c)    Resultado Financiero (-) 600.300 M$ (≡ 15.000 MD), como producto de Recursos Totales por 3.57 M$ (≡ 89.100 MD) menos Gastos totales por 4.17 B$ (≡ 104.000 MD).[5]

Saldo este último que no resulta totalmente claro en su tratamiento porque el Presupuesto autoriza de esta manera como Gasto más dinero que el que realmente se eroga dado que los 157.000 M$ citados de intereses que se capitalizan pasan a convertirse en más Deuda.

Ergo, desde el punto de vista cuantitativo el importe de los Intereses a Pagar en el 2019 corresponde íntegramente al Déficit Fiscal provocado por estos intereses; y como el Resultado Financiero negativo de los 600.000 M$ (≡ 15.000 MD) se cubre con más Endeudamiento Público ello significa indirectamente que la totalidad de los Intereses del Ejercicio, en definitiva, se financia capitalizando más Deuda del Estado.  


FINANCIAMIENTO DEL DÉFICIT FISCAL
A posteriori de presentado el PL de Presupuesto para el año que viene - con fecha 26.9 – el Ministerio de Hacienda (MH) dio a conocer el Programa Financiero 2018-2019, en función de lo acordado por el Gobierno Macri con el FMI, pero los números del proyecto no fueron ajustados a las nuevas realidades.
El Fondo amplió su préstamo Stand-by (por un monto récord histórico para la Argentina y para el propio FMI) de 50.000 MD según el convenio original de Junio a 57.100 MD según lo acordado en Setiembre.

Cabe destacar que el PL de Presupuesto 2019 (que es el proyecto que actualmente está en discusión) no hace referencia expresa al contenido del acuerdo con el FMI - ni al convenio de Junio ni al modificado de Setiembre - y que, como dijimos, ambos documentos no han sido dados a publicidad ni puestos en conocimiento del Congreso.
El PL contempla un Endeudamiento Público de 3.11 B$ (≡ 77.400 MD), de los que 2.03 B$ (≡ 50.700 MD) son refinanciación de vencimientos de Capital y 1.08 B$ (≡ 26.700 MD) son Deuda Nueva (aumento de Deuda), a la que corresponde sumarle 800.000 M$ (≡  20.000 MD) más por concepto de Letras del Tesoro, autorizadas según el Artículo 41 del PL. En total, 46.700 MD.

La planilla anexa al Artículo 40, que es el que autoriza las Operaciones de Crédito Público, totaliza empero un endeudamiento del Estado por 2.59 B$ (≡ 64.600 MD).
Y en este total no están contemplados todos los desembolsos del préstamo del FMI (sólo 11.700 MD) ni el anunciado traspaso de la Deuda cuasi-fiscal del Banco Central (BCRA) por las Lebac, que a la fecha (datos al 15.10) suman 787.200 M$ (≡ 21.700 MD, al tipo de cambio 36.24 $/US$).
Por ende, el PL de Presupuesto que se discute y que se aprobaría como Ley del Congreso se basa en datos incompletos, que no son claramente consistentes y que no incluyen informaciones básicas del nuevo cuadro de endeudamiento, que ha quedado hoy fuertemente modificado.

DÉFICIT FISCAL Y PROGRAMA FINANCIERO
El Mensaje que acompaña el PL de Presupuesto 2019 dice que el Programa Financiero del 2018 está cerrado en cuanto a emisiones netas, que en lo que resta del corriente año (Setiembre-Diciembre) el Tesoro no tiene que realizar colocaciones de Deuda Nueva y que sólo necesita refinanciar parte de los vencimientos de Capital.

A su vez, se dice que en 2019 se necesitarán sólo 2.500 MD de colocaciones netas y refinanciar deudas por 20.100 MD (!) y que el año que viene no se necesitarían nuevas colocaciones en dólares porque las necesidades financieras estarían cubiertas con los desembolsos del FMI y otros Organismos Multilaterales de Crédito (OMC), por 20.000 MD en total.
Las Fuentes de Financiamiento – sin incluir Letes (10.600 MD) – daban cuenta de la necesidad de cubrir 28.300 MD durante el 2019, de los que 11.700 provendrían del FMI, 12.000 de Acreedores Privados y el resto primordialmente de OMC (4.600 MD).
El nuevo Programa Financiero (del 26.9), en cambio, prevé ahora que las Fuentes necesarias de Financiamiento  (también excluyendo Letes, por 8.700 MD) pasa a 34.500 MD, de los que 22.800 MD provendrían del FMI, 4.600 MD de OMC y sólo 1.700 MD del financiamiento privado.

En ambos casos, sin embargo, no está claro cómo se compatibilizan estas cifras con las del Resultado Financiero general y con las de Operaciones de Crédito Público detalladas en la Planilla adjunta al Artículo 40 del PL, que totaliza unos 65.000 MD (64.600).
Se trata de un cuadro de situación de las Finanzas del Estado que no queda concreta ni debidamente visible, que se basa en datos que no forman parte del actual cuerpo del Proyecto y que el mismo se busca que sea aprobado para cumplir el condicionamiento central de garantizar un Acuerdo ya firmado por el Ejecutivo con el FMI para poder obtener sus desembolsos y bajo requisitos que hoy en día se desconocen.
En la práctica, la única realidad es que el Stand-by del FMI serviría como Préstamo-Puente para paliar la cobertura del endeudamiento que la administración Macri necesita para llegar al fin de su mandato sin caer en default ni tener que recurrir consecuentemente a un nuevo Megacanje de Deuda, pero donde la estructura de dicho financiamiento no resulta totalmente clara ni está consignada en el PL como corresponde a la hora de discutir el Presupuesto 2019.


EN SÍNTESIS:
De la lectura del PL original no surge claramente cuánto es el monto total del endeudamiento público que se autoriza para el 2019, la forma en que esta deuda va a ser concretamente financiada y a cuánto va a ascender verdaderamente el nuevo stock de la Deuda del Estado Central, habida cuenta que en el Mensaje se habla de que su saldo bajaría (!) a 315.700 MD para fin del año (5.200 MD menos que a fines del 2017).[6]

Faltan cifras e informaciones clave que expliquen la consistencia entre los montos de endeudamiento consignados en el PL de Presupuesto, en los acuerdos con el FMI del 20.6 y del 26.9 (cuyos textos todavía se desconocen) y en el nuevo Programa Financiero 2018-2019, que fuera enviado al Congreso con posterioridad a la presentación del Proyecto el día 15.9.
Estos montos en juego, por otra parte, no incluyen en el Resultado Financiero del PL la nueva Deuda con el FMI (por 11.100 ó 13.400 MD de desembolsos adicionales a los 15.000 MD ya recibidos), no dicen nada con respecto al eventual traspaso de la Deuda cuasi-fiscal del BCRA por Lebac al Tesoro Nacional y no hacen referencia a quién, cómo y cuándo va a pagar estas nuevas obligaciones que se están contrayendo. 

Pocas veces en la Historia Argentina un gobierno ha caído en una situación de dependencia financiera tan grande y tan vulnerable como la actual administración Macri, con la paradoja que esta ayuda extraordinaria que el gobierno necesita para poder llegar al fin de su mandato va a ser percibida para salvarlo del Default pero la cuenta con el FMI – que en definitiva se toma para diferir una nueva reestructuración o Megacanje - va a tener que levantarla el gobierno que resulte electo el año que viene.




[1] La denominación SBA corresponde a la abreviatura de Stand-by Agreement o acuerdo de asistencia financiera del Fondo a sus países miembros y normalmente tiene carácter contingente, es decir, que se usa según las necesidades del Estado receptor aunque, en este caso, el texto del arreglo dice expresamente que los recursos prestados no son de carácter precautorio sino para ser utilizados en firme en la cobertura de las necesidades del Presupuesto.
[2] El Poder Ejecutivo, según el artículo 60 de la Ley 24.156 de Administración Financiera del Estado, está facultado para contraer unilateralmente – esto es, sin aprobación del Congreso – deudas con Organismos Financieros Internacionales de los que la Argentina forma parte.
En este caso, empero, es el propio Gobierno Nacional el interesado en lograr que el Acuerdo con el FMI sea convalidado por Ley para despejar así toda inconsistencia contra el Presupuesto a ser aprobado para el 2019 y además para dejar adscripta a la próxima administración electa a los compromisos firmados por la actual, con lo que la responsabilidad de la oposición política queda pegada al cumplimiento de este convenio que abarca el período 2018-2021.  
[3] El acuerdo modificado del 26.9 aumenta los desembolsos del FMI para lo que resta del 2018 en 13.400 MD – además de los 15.000 MD ya girados en Junio (que se utilizaron fundamentalmente para sostener el tipo de cambio y no para cubrir el Déficit Fiscal) - es decir, un total de 28.400 MD en el corriente año.
Y para el 2019 aumenta tales desembolsos a 22.800 MD, de modo que restarían solamente girar 5.900 MD para el 2020.
Dicho con otras palabras: el gobierno Macri percibe prácticamente la totalidad del préstamo SBA (51.200 MD) para poder completar su gestión el año que viene pero le deja la cuenta a pagar con el FMI a la nueva administración que lo suceda.
[4] Las abreviaturas M$, B$ y MD significan Millones de Pesos, Billones de Pesos y Millones de Dólares respectivamente; y se expresan siempre con redondeo, de modo que pueden darse mínimas diferencias entre totales y sumatoria de términos.
Las cifras se exponen en Pesos y su equivalente (≡) en Dólares al tipo de cambio de 40.10 $/US$, salvo que se indique lo contrario.
[5] De hecho – y de concepto – por la condición de Déficit Primario Cero el Resultado Financiero negativo se corresponde exactamente con el quantum de los Intereses a Pagar (los 600.000 M$ (≡ 15.000 MD).
[6]  Aunque este subtema será oportunamente tocado por separado – en un próximo trabajo del autor – se puede adelantar que la clave de esta esperanza de baja en el stock de la Deuda residiría en la licuación de las obligaciones en pesos a raíz de la macro-devaluación producida durante el año.
Según el Informe de Deuda Pública del Ministerio de Hacienda (MH) al 30.6.2018 – que acaba de editarse en la fecha – el monto del endeudamiento del Estado Central descendió por el equivalente a 33.800 MD solamente en el segundo trimestre de este año, producto de 27.300 MD por tipo de cambio y 7.100 MD por variación cambiaria más CER, menos capitalización de bonos y otros conceptos por 500 MD.
El saldo oficial de la Deuda al 30.6 es así de 340.600 MD e incluye el desembolso del FMI por 14.900 MD.
Cabe destacar que la Deuda aumentó durante el Trimestre 2 en 25.100 MD por Financiamiento neto de Amortizaciones pero el citado Ajuste de Valuación (los 33.800 MD) más que compensó este incremento.