lunes, 4 de abril de 2016

MALVINAS



OPINIÓN 

Nos interpela

A 34 años de una de las mayores gestas épicas y de demostración de soberanía política, Malvinas, como sentimiento sublime, continúa cohesionando a los argentinos. 

Por Juan Manuel Lozita*
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A 34 años de una de las mayores gestas épicas y de demostración de soberanía política, Malvinas, como sentimiento sublime, continúa cohesionando a los argentinos. Pasados los años, y cuando se discuten las decisiones estratégicas sobre la guerra así como su conducción táctica en el terreno, Malvinas nos interpela a todos los argentinos, por ser un pedazo de nuestra soberanía que continúa en poder del usurpador inglés y de sus artificiales ocupantes, denominados kelpers .
Nos interpela porque la dirigencia política oficialista y opositora, del pasado y del presente, sigue ocultando a sus 649 héroes que quedaron en la fría turba malvinera o en el gélido mar austral. Como así también a los miles de combatientes que regresaron a casa y aún no encuentran un justo reconocimiento en una comunidad política que prefiere el exitismo y que reniega de las virtudes de la entrega y el coraje de nuestros soldados.
Nos interpela porque los gobiernos de todos los colores aún siguen sin comprender la lección histórica de la guerra y que seguimos siendo un pueblo derrotado.
Toda derrota tiene sus consecuencias políticas, económicas y sociales. En el caso argentino, son los tratados de Londres y de Madrid de 1990, en los que Argentina confirma su condición y cede a la potencia triunfadora no sólo los territorios en disputa, sino también cientos de miles de kilómetros de zonas económicas exclusivas, donde los kelpers rifan el Mar Argentino a los depredadores chinos, españoles, japoneses, coreanos que tienen su base de comercialización en los supuestos puertos hermanos de Montevideo (Uruguay) y de Punta Arenas (Chile).
Nos interpela debido a que Argentina, desde el punto de vista fáctico, carece de un poder nacional auténtico y creíble, y por ello representa un punto de referencia mundial de cómo un país renuncia de manera unilateral a su soberanía política y no hace nada por su recuperación.
La sistemática política de desarme e indefensión absoluta de nuestras Fuerzas Armadas, que los gobiernos nacionales han ejecutado desde 1983 hasta el presente, es una muestra cabal de la ignominia que nos debe producir a todos los argentinos, pues se nos está hipotecando nuestro futuro y el de nuestros hijos.
Nos interpela como país cuando la Comisión del Límite Exterior de la Plataforma Continental –órgano creado por la Convención de Naciones Unidas sobre Derecho del Mar– adoptó por consenso las recomendaciones sobre la presentación argentina que proponía la incorporación de casi 1,7 millones de kilómetros cuadrados al territorio nacional.
Pero, a renglón seguido, la Argentina da un salto al vacío, ya que no cuenta con la más mínima capacidad operacional en su Armada, Prefectura o Marina mercante nacional para hacer efectiva la ocupación de ese espacio vital que posee un potencial incalculable para la generación de trabajo y desarrollo económico genuino.
El verbo “interpelar” no deberá actuar como condicionante. Debe ser un motivo para ponerse manos a la obra y exigir como ciudadanos de esta patria –mediante el derecho de peticionar y con la participación de los grupos organizados bajo la consigna “Malvinas, volveremos”– una política de Estado íntegramente nacional, coherente y disuasiva frente al adversario colonizador de ayer y usurpador de hoy.
*Politólogo y magíster en Gestión Política, presidente de la Fundación 20 de Noviembre