viernes, 29 de julio de 2016

LÍDERES IGNORAN CONTROVERSIA DEL CAMBIO CLIMÁTICO


Tom Harris
The Epoch Times
Julio 11, 2016
(Fuente: mitosyfraudes.org )

En la “Declaración de Líderes sobre la Sociedad Norteamericana para el clima, Energía Limpia, y el Ambiente, el 29 de junio, el Presidente Obama, el Primer Ministro de Canadá Trudeau, y el presidente mexicano Peña Nieto acorda-ron “trabajar juntos para implementar al histórico Acuerdo de París, apoyando nuestra meta de limitar al aumento de la temperatura en este siglo a menos de 2 grados Celsius.”

Obama le dijo al Parlamento de Canadá, “¡Este es el único planeta que tenemos, y esta es posiblemente la última oportunidad que tenemos para salvarlo!
Detrás de tales afirmaciones está la injustificada creencia de que la ciencia del clima está bien comprendida. De acuerdo con Obama, Truedau y Peña Nieto, nos espera una catástrofe climática si no reducimos nuestras emisiones de dióxido de carbono alejándonos rápidamente de los combustibles fósiles.

Pero miles de científicos independientes, altamente calificados, no comparten esa opinión. Además de sus publicaciones científicas, ellos hicieron ver sus puntos de vista a través de incontables editoriales de diarios y cartas abiertas. Quizás la más directa haya sido Registro de científicos del Clima de la Coalición Internacional de Ciencia Climática (ICSC). En el espacio de apenas 3 días en 2010, 142 científicos expertos en el clima de 22 países suscribieron a la siguiente declaración:

Nosotros, los abajo firmantes, habiendo evaluado a la evidencia científica relevante, no encontramos un apoyo convincente para la hipótesis de que las emisiones de dióxido por los humanos estén causando, o lo harán en un futuro previsible, causar un peligroso calentamiento global.”

Entre los 64 firmantes de los Estados Unidos están Syun-Ichi Akasofu, profesor de física y director fundador del Centro Internacional de Investigación del Ártico en la Universidad de Alaska; Robert Durrehberger, ex meteorólogo oficial del estado de Arizona, presidente de la Asociación Americana de climatólogos del Estado, y profesor emérito de geografía en la Universidad de Arizona; William Happer, profesor de física en la Universidad de Princeton; y Richard S. Linz, profesor Alfred Sloan de meteorología en el MIT, Instituto Tecnológico de Massachusetts.

Muchos científicos le dijeron al ICSC que ellos están de acuerdo con el Register, pero que temían represalias de sus empleadores, o de activistas, si apoyaban públicamente a la declaración.
Tales preocupaciones no son injustificadas. Dos de los científicos del ICSC ya han tenido amenazas de muerte y hubo casos de despidos académicos por compartir visiones políticamente incorrectas sobre el cambio climático. En meses recientes hemos visto intentos de legisladores en California y 16 Fiscales Generales para criminalizar algunas formas de “negación del cambio climático.” 

El 25 de junio pasado, el Comité Demócrata de Redacción de la Plataforma de manera unánime estuvo de acuerdo en pedir que el Departamento de Justicia investigue a las corporaiones que están en desacuerdo con la corrección política de la ciencia del clima.
A pesar de semejante intimidación, el debate ruge en la comunidad científica acerca de las causas y consecuencias del cambio climático. Esto queda bien revelado en los informes del Panel Internacional No-Gubernamental sobre Cambio climático (NIPCC). Citando a miles de referencias con revisión de los pares publicadas en las principales revistas de ciencia del mundo, los informes del NIPCC demuestran que el clima actual no es desusado, y la eviden-cia de una calamidad climática es muy débil. 

El NIPCC explica que el IPCC de las Naciones Unidas ha ignorado gran cantidad de la literatura científica disponible que no conforma su postura sobre el cambio climático, y demasiado a menudo arriba a conclusiones que no se ajustan a los hechos.
Las declaraciones en apoyo del “calentamiento antropogénico catastrófico” (CAC) por parte de las academias nacionales de ciencia también están teñidas de corrupción. Ni una sola academia que haya apoyado oficialmente a la hipótesis CAC ha demostrado que la mayoría de sus miembros científicos concuerdan con la postura de su academia. Su declaración son meramente opiniones de los ejecutivos del grupo, o de pequeños comités nombrados por esos ejecutivos.

Sin embargo, el año pasado la Casa Blanca hizo el tweet: “97 por ciento de los científicos concuerdan: el cambio climático es real, causado por el hombre, y peligroso.” Pocos días más tarde el secretario de Estado John Kerry proclamó: “el 97 por ciento de los científicos nos dicen que es urgente.” Esto no tiene sustento científico. Nunca hubo una encuesta confiable, a escala mundial, de los científicos que estudian a las causas del cambio del clima que demuestres que una mayoría de ellos apoyan a la hipótesis de un calentamiento catastrófico.
Aunque algún día alguna encuesta muestre un consenso en apoyo a la posición tan querida por Obama, Trudeau y Peña Nieto, aún entonces sólo probaría nada acerca de la naturaleza. Las ideas científicas no se demuestran correctas por un pase de prestidigitación, corrección política, o intimidación. Si fuese de otra manera, estaríamos todavía creyendo que las brujas causan al mal tiempo, que la Tierra es el centro del Universo, y que lavarse las manos no es importante para la salud pública.

No es sorprendente que estos tres líderes hayan errado de esta manera. Ellos están basándose en el IPCC que a menudo califica a sus conclusiones de inequívocas, o declaraciones no pueden estar erradas. En apoyo a su posición, la ONU presenta información empírica. Pero esa información está siempre sujeta a interpretación, de manera que no puede ser usada para probar la verdad.

Estamos mejor servidos cuando nuestros líderes alientan a los científicos a ser temerarios exploradores intelectuales, ir hacia donde sus investigaciones les conducen, independientes de las corrientes de moda. La cumbre de Líderes del 29 de junio hizo lo opuesto, simplemente reforzando un punto de vista que muchos científicos consideran una insensatez. Los ciudadanos de todo el mundo merecen ser servidos de una manera mejor.