viernes, 19 de julio de 2013

EL DECRETO PRESIDENCIAL 923:


 un traje a medida para Chevron y para YPF


 Jorge Lapeña


El lunes por la mañana el Boletín Oficial publicó del Decreto del Poder Ejecutivo N° 923 “Régimen de Promoción de Inversión para la Explotación de Hidrocarburos firmado el 11 de julio.

El primer comentario que cabría realizar es que tratándose el objeto principal del mismo de algo tan importante como el lanzamiento de una política para promover la inversión en explotación de hidrocarburos no convencionales, hubiera sido deseable que esa política hubiera sido anunciada de otra forma. Otra forma totalmente distinta a la que se utilizó ayer el gobierno de Cristina.

El lanzamiento de una política destinada a atraer hacia la Argentina una corriente de capitales petroleros masiva -se estima que el desarrollo de Vaca Muerta llevará unos 40.000 millones de U$s- como para poner en producción una riqueza petrolera y gasífera que podría ser según algunos una de las más grandes del planeta debería haber seguido las reglas del arte en la materia.

Esto incluye por lo menos lo siguiente: 1) enunciado de la política por vía de la máxima autoridad de área energética; 2) presentación de información técnica sistematizada de las áreas a los posibles inversores; 3) discusión y difusión del “Contrato Petrolero Tipo” para llevar adelante la política; 4) información al parlamento para evitar contratiempos en el futuro; 5) realización de giras de promoción por las principales capitales petroleras mundiales; etc. En este contexto el decreto firmado el lunes debería haber sido el eslabón final de una cadena de decisiones y acciones previas. El final de un camino y no una sorpresa mañanera de inicio de semana.

El Decreto se parece más a un “traje a medida” donde uno conversa los detalles con el sastre, que a un “traje de confección” pensado para hacer muchos trajes para muchas personas con mucha plata. El traje a medida es el contrato de YPF y Chevron; y el rol del sastre lo juega Kisciloff. En ese ejemplo el traje de confección sería “una nueva política petrolera para firmar muchos contratos”.

La primera parte del decreto faculta a exportar el 20% del producido del yacimiento sin retenciones y la garantía de que las divisas generadas por esa exportación sean de libre disponibilidad para el inversor. Esta condición se aplicaría solo a quienes lleven a cabo una inversión de por lo menos 1000 millones de u$s en cinco años. En mi opinión lo dispuesto no alcanza a despejar las incógnitas que podría tener un inversor petrolero para hacer una inversión de magnitud significativa en Argentina. ¿Quién está por hacer una inversión de más de mil millones de u$S?: Chevrón.

La segunda parte del Decreto parece intentar poner orden legal en la concesiones para explotar hidrocarburos no convencionales. YPF tiene títulos, a mi criterio precarios, en toda la extensión de Vaca Muerta (unos 12000Km2); digo que tiene títulos precarios porque son de no muy lejano vencimiento y fueron otorgados no específicamente para explotar yacimientos no convencionales. De esta forma YPF con este decreto transforma títulos precarios en títulos más robustos.

El Decreto tiene la impronta del autoritarismo presidencial. Me pregunto: ¿qué opinarán la legislatura y el Poder Ejecutivo neuquino que son los titulares del dominio de los recursos del subsuelo que incluyen a Vaca Muerta? ¿Será suficiente lo que establece el Decreto de Cristina para que los neuquinos otorguen a YPF nuevas concesiones por 35 años en Vaca Muerta? Parece mucho.

Creo que el camino elegido por el gobierno una vez más no es el más conveniente. En mi opinión la explotación no convencional requiere de un marco regulatorio específico -es decir una ley- con gran exigencia en las cuestiones técnicas; procedimentales y ambientales y que hoy no existe.

Una última reflexión: Argentina está firmando un contrato muy importante con una empresa petrolera extranjera en un contexto político donde se hizo especial énfasis en la inconveniencia del capital extranjero. Parece un cambio importante si no se logra explicar adecuadamente. La experiencia histórica muestra que ni el primer Perón (con la California en 1955); ni Frondizi (1958-1962) pudieron en este tema avanzar demasiado y sin acordar con la oposición. Mi sugerencia es que el gobierno debería ir con pié de plomo en este tema.

Jorge Lapeña

Instituto Argentino de la Energía


InformadorPúblico, 19-7-13