jueves, 4 de julio de 2013

LA DEMOCRACIA SE FORTALECE CON PARTICIPACIÓN RESPONSABLE Y COMPROMETIDA



La Pastoral Social y la Comisión Diocesana de Justicia y Paz, de la diócesis de Reconquista, difundieron un documento conjunto alentando la participación “responsable y comprometida” de los cristianos en las elecciones legislativas de octubre próximo.

En este nuevo año electoral, en el cual vamos a elegir a quienes decidirán las políticas públicas, como Iglesia de Reconquista, a través de Pastoral Social y la Comisión Justicia y Paz, queremos estar presentes y plantearnos algunas consideraciones que sean útiles para orientarnos a quienes somos cristianos y a todos los hombres y mujeres de buena voluntad que habitan estas tierras, reflexionando sobre la importancia del acto cívico-ciudadano que realizaremos en dos oportunidades: las primarias en agosto y las generales en octubre.

Valoramos profundamente el sistema democrático, ya que asegura la participación de los ciudadanos en las opciones políticas y garantiza a los gobernados la posibilidad de elegir y controlar a sus propios gobernantes (cf. CA 46). Mediante la participación comprometida y consciente de todos los ciudadanos se puede facilitar la consecución del bien común y la construcción de una nación más equitativa, justa y fraterna, que incluya a todos.

La democracia y la participación se hacen realidad cuando los ciudadanos somos conscientes de nuestros derechos fundamentales y nuestros deberes correspondientes (cf. DA 77). En tal sentido, apreciamos positivamente la formación cívica y ciudadana de los más jóvenes y su progresiva inserción en la dinámica democrática, aunque advertimos sobre el riesgo de que dicha inclusión sea usada en pos de intereses sectoriales o coyunturales.

La democracia implica también una actitud de responsabilidad permanente de sus ciudadanos, el compromiso cotidiano con un proyecto común, mayor participación, mayor diálogo entre gobernados y gobernantes, implica gestos de grandeza de ciudadanos y políticos, de empresarios y obreros, de profesionales e instituciones intermedias. Nuestra participación como ciudadanos en la vida democrática no solo debe reducirse a concurrir el día de los comicios a votar.

Algunas prioridades a tener en cuenta en la decisión electoral
La participación consciente y comprometida en las elecciones supone que conozcamos a aquellos que vamos a elegir, a los ciudadanos que se han presentado como candidatos para asumir la función pública.

Cada uno de los electores debe preocuparse por exigir y ahondar en el pensamiento y la plataforma de los candidatos, sus opciones ideológicas, su pensamiento acerca de realidades fundamentales, como ser:

Bien común: el bien común es la finalidad de la política y la gestión pública. Cabe recordar, sin embargo, que el bien común no es simplemente la suma de los bienes particulares. “Siendo de todos y de cada uno es y permanece común, porque es indivisible y porque sólo juntos es posible alcanzarlo, acrecentarlo y custodiarlo, también en vistas al futuro” (Compendio DSI 164). Como el actuar moral del individuo se realiza en el cumplimiento del bien, así el actuar social alcanza su plenitud en la realización del bien común. El bien común se puede considerar como la dimensión social y comunitaria del bien moral. Es la creación de las condiciones necesarias e indispensables para que cada persona pueda vivir dignamente. En este sentido, es imprescindible que el ejercicio democrático apunte al bien común, tratando de evitar toda desviación hacia la búsqueda de intereses sectoriales, que favorezcan la corrupción, la inequidad social y el asistencialismo de corte electoralista.

Políticas de Estado, trabajo y desarrollo social: La política social debe afrontar en forma decidida y sostenida los factores estructurales generadores de la pobreza como son la baja tasa de empleo o inserción laboral, el empleo informal, el abandono escolar, la mala calidad de educación, la carencia de viviendas sociales apropiadas, la falta de estructura sanitaria adecuada y otros factores que afectan las posibilidades de progreso de los sectores más pobres. Es necesario tener, en las políticas sociales, una visión estratégica de mediano y largo plazo, que prevalezca por sobre las tentaciones de subordinar el gasto social asistencial a los intereses políticos de corto plazo.

Desarrollo y crecimiento no son siempre una misma realidad. Para crecer se necesita, sobre todo, capacidad de diálogo y habilidad para crear y gestar consensos que se traduzcan en políticas de Estado, abiertas a todos los sectores sociales y a todos los ciudadanos que puedan aportar sus dones y capacidades hacia un proyecto común de país.

Vida y familia: es necesario que reconozcamos y demos protección jurídica a toda vida humana desde la concepción hasta su fin natural, excluyendo cualquier tipo de ataque a la misma: aborto, eutanasia, la trata de personas, violencia de diferentes tipos, entre otras cosas. La vida es un don y un derecho humano primario que debemos respetar. Nunca puede ser manipulada en pos de intereses personales, sectoriales, económicos o ideológicos. Por eso mismo, cabe recordar que no todo lo científicamente posible es éticamente aceptable.

La familia es la célula de la sociedad, es la primera responsable de la educación de los hijos, la cual necesita ser fortalecida y apoyada por el Estado en sus derechos y ayudada para que cumpla con su deber de educadora. Queremos una sociedad en la cual se fomenten vínculos estables, y donde se tenga como prioridad a los más indefensos.

La participación ciudadana
Valoramos que haya personas, que respondiendo a la inquietud de trabajar por el bien común, se comprometan como candidatos a ocupar cargos legislativos. Les recordamos que la función pública implica una carga, un servicio y no es -bajo ningún aspecto- un lugar de privilegio; y menos una oportunidad de enriquecimiento o sometimiento de aquellos que los han elegido. Abogamos por que no dejen de escuchar la voz de sus conciencias, evitando que las legítimas pertenencias partidarias los lleven a votar leyes que vayan en contra de sus propias convicciones.

Es “necesario recrear la política como principal instrumento de gestión del bien común, es necesario rehacer nuestra cultura, recuperando los valores que nos dieron existencia. Sólo asumiendo una vida de auténtica justicia y de verdadera libertad, en la que el hombre sea el principio, el sujeto y el fin de todas las instituciones, encontraremos los caminos que nos lleven a construir una sociedad más justa y equitativa” (CEA, Hoy la Patria requiere algo inédito, 12-05-01).

Todos, con nuestra participación activa, somos protagonistas de la democracia. Pensamos que ya es el tiempo en que, definitivamente, los que habitamos esta Nación Argentina, entendamos que para comprometernos de verdad, debemos pasar de ser HABITANTES a ser auténticos CIUDADANOS, solidariamente involucrados con nuestro presente y comprometidos con el futuro de las generaciones venideras.


Aica, 3-7-13