lunes, 2 de mayo de 2016

MEGA EMISIÓN DE BONOS PARA PAGAR A LOS HOLDOUTS


Por Héctor  GIULIANO
(1.5.2016)

A los fines de instrumentar su rendición jurídica y financiera ante los holdouts el gobierno Macri colocó el 19.4 en el mercado de Nueva York bonos por valor de 16.500 MD (Millones de Dólares), de los que unos 9.300 MD (9.352) se usaron para pagar reclamos de tenedores de bonos que no entraron en el Megacanje Kirchner-Lavagna de 2005-2010 (los llamados holdouts); y los 7.200 MD restantes quedaron sosteniendo transitoriamente las reservas internacionales del Banco Central (BCRA).

Una imagen gráfica muestra el efusivo abrazo del ministro de economía Prat Gay y su secretario de finanzas Luis Caputo saludándose por haber endeudado a la Argentina en 16.500 MD (Millones de Dólares)  en el mercado internacional, a una muy elevada tasa de interés en dólares del 7.14 % y realizada a través de una colocación de bonos liderada por dos bancos donde estos funcionarios trabajaron: el JP Morgan y el Deutsche Bank, respectivamente.

El gobierno no ha presentado demostración alguna de la capacidad de repago con que garantiza el cumplimiento de estos bonos.
Los reclamos abonados a los holdouts tenían distinto grado de trámite y/o ejecución ya que algunos – los más grandes y peligrosos, que eran los de los fondos buitre NML (de Paul Singer) y otros – tenían sentencia en firme pero el resto – como el caso de los bonistas italianos y los me too (yo también) correspondían a acreedores que se sumaron a la mediación Pollack por conexidad.

Desde el primer momento de su asunción, la administración Macri planteó la prioridad absoluta de liquidar sí o sí la cuestión de los holdouts como forma de volver a tomar deuda en gran escala en el mercado internacional de capitales (el mismo objetivo declarado del Megacanje Kirchner-Lavagna del 2005 y de la Hoja de Ruta Boudou del 2008 – que quedó frustrado - así como de la campaña electoral del candidato kirchnerista Scioli).

Esta nueva deuda externa del país fue colocada a tasas carísimas, ya que un 7.14 % promedio en moneda extranjera constituye todo un récord mundial tanto por el porcentaje aceptado como por el monto de la colocación.
La Ley 27.249 – dictada pocos días antes de esta colocación y como condición del juez Griesa para convalidar el acuerdo firmado a través del mediador Pollack - autorizaba la emisión de deuda por 12.500 MD para pago a los holdouts (de los que se abonaron 9.300) pero el gobierno Macri colocó una suma mucho mayor – los 16.500 MD (4.000 MD más) – lo que dejó el sobrante de endeudamiento citado de 7.200 MD, que no se sabe aún qué destino concreto tendrán pero que, en lo inmediato, pasan a engrosar las reservas del Banco Central (BCRA), que aumentaron así de unos 29.200 a 35.800 MD.

Una parte del dinero recaudado con este endeudamiento – 3.100 MD – se emplearía para pagar los intereses acumulados desde mediados del 2014 a los bonistas que entraron en el Megacanje 2005-2010, cuyos pagos se interrumpieron con la medida cautelar dictada por el juez Griesa para forzar el pago a los fondos buitre.
Fue la discutible resolución por la que Griesa fijó que si la Argentina no le pagaba a los fondos buitre iba a mantener bloqueado el pago a los bonistas del canje.
Esta suma (los 3.100 MD), en realidad, debiera haber sido depositada por la administración Kirchner en el Banco Nación Fideicomisos - que por la Ley 26.984 de Pago Soberano sustituyó al BoNY Mellon como agente de pago – pero parece que tales importes no fueron efectivamente realizados y pasaron ahora a incrementar entonces el saldo de la deuda externa argentina por anatocismo o capitalización de intereses.

La toma de los 16.500 MD de deuda nueva se suma a un stock de deuda pública de la Administración Central que – sobre la base de cifras oficiales - era al 31.12.2015 de unos 333.300 MD: 222.700 de deuda performing o en cumplimiento del pago de intereses, 11.500 de deuda acumulada por capital e intereses de los holdouts y 74.100 de intereses a pagar en el futuro (subtotal 308.300); a los que habría que agregar aproximadamente 25.000 MD por deuda no computada (15.000 MD de cupones PBI y 10.000 de pagos adicionales a los holdouts), lo que hace el total de 333.300 MD.  

Esta toma de deuda externa – los 16.500 MD - se suma a su vez a los 5.000 MD de deuda cuasi-fiscal concertada por el BCRA el 29.1 pasado a través de una operación financiera cuyos términos se mantienen en secreto y a una serie de nuevas colocaciones – algunas en curso y otras ya anunciadas – de letras y bonos del Tesoro Nacional.
Lo que la administración Macri colocó ahora son cuatro títulos nuevos, todos bajo la denominación de Bonos internacionales de la República Argentina en Dólares, con variación de plazo y tasa de interés en cada caso:

  1. Bonos a 3 años de plazo y Tasa de Interés del 6.25 % anual por 2.750 MD.
Son los únicos cuyo vencimiento le cae al propio gobierno porque el resto – es decir, la casi totalidad – pasan a futuras administraciones ya que todos son títulos con amortización integral del capital al vencimiento (bullet) y pago de intereses semestral.
  1. Bonos a 5 años y tasa del 6.875 % por 4.500 MD.
  2. Bonos a 10 años y tasa del 7.50 % por 6.500 MD. Y
  3. Bonos a 30 años y tasa del 7.625 % por 2.750 MD.
Aunque aquí la tasa de rendimiento efectiva para los tomadores es mayor – del 8 % o más – debido a que estos bonos se colocaron bajo la par (al 95.758 % de su valor nominal).

Todos estos bonos tienen, entre otras características de importancia, las siguientes:
a)    prórroga de jurisdicción ante tribunales extranjeros y prórroga de ejecución de sentencia en cualquier rincón del mundo (lo que tiene para la Argentina la desagradable experiencia del pedido de embargo sobre la fragata Libertad en el puerto de Tema, en Ghana, 2012),
b)    renuncia a oponer la inmunidad soberana (salvo los tradicionales bienes amparados por afectaciones diplomáticas),
c)    CAC o cláusulas de acción colectiva – donde la mayoría de los acreedores impone su voluntad a la minoría – como forma de prever la futura novación por impago o refinanciación de estos bonos a su vencimiento.
d)    bonos – como se ha dicho – con amortización total de capital a la fecha de vencimiento y pago de intereses con frecuencia semestral.

Esta colocación nueva de fondos por 16.500 MD – a la tasa promedio citada del 7.14 % anual - implica un aumento de los intereses a pagar de unos 1.200 MD por año, que se suman a los aproximadamente 10.000 MD previstos en el Presupuesto para todo el 2016.
El Ministerio de Economía (MECON, hoy denominado Ministerio de Hacienda y Finanzas Públicas) designó como bancos encargados de la operación a los siguientes:

-       Deutsche Bank Securities Inc., HSBC Securities (USA) Inc., JP Morgan Securities LLC y Santander Investment Securities Inc.; como “coordinadores globales”; y
-       BBVA Securities Inc, Citigroup Global Markets Inc. y UBS Securities LLC; como “colocadores” o coordinadores conjuntos

Estos bancos colocadores (que son los mismos que intervinieron en la operación secreta de endeudamiento del BCRA) percibirán por sus servicios comisiones del 0.18-0.20 % sobre los valores nominales colocados; pero a ello hay que sumarle el hecho que los cuatro bancos principales habrían comprado para sí gran parte de la colocación – algunas fuentes estiman el 40/50 % del total - de modo que a su ganancia por comisiones se le agregaría la del diferencial de precios por la reventa de los títulos en el mercado secundario.
Los siete bancos colocadores habrían percibido así unos 30 MD por concepto de comisiones pero el beneficio obtenido por la venta de parte de los bonos inmediatamente después de adquiridos al Estado Argentino les habría reportado 350 MD, es decir, unas 12 veces más.

El MECON ha dado poca información oficial sobre esta mega-colocación de deuda externa pese a los anuncios verbales de las conferencias de prensa y los pocos datos comprobables que pueden obtenerse de su página web.
Todavía no se ha informado sobre los detalles de la operación que permitan tener idea concreta de los conceptos de liquidación que se han abonado a los holdouts – por capital, intereses, punitorios, honorarios y gastos – ni sobre cuánto se abonó a cada acreedor según liquidaciones de pago, ni por qué títulos, ni sobre cómo se calcula la supuesta quita obtenida, etc.
De la misma manera, aún no se ha emitido un comunicado detallando las condiciones de colocación de los nuevos bonos, las ofertas recibidas ni mucho menos la identificación de los tomadores de esos bonos.

Lo que ocurre es que esta operación combinada de pagar al contado arreglos con los holdouts con dinero tomado prestado a través de la colocación de nuevos bonos configura, en la práctica, una forma indirecta de novación y/o reestructuración de deuda, cuya naturaleza y alcance debiera evaluarse en conjunto pero cuya falta de información impide hacerlo.
El gobierno, por ejemplo, ha dicho que obtuvo un 44 % de quita sobre los reclamos de los holdouts sin ofrecer datos ni precisiones al respecto, por lo que no hay forma de comprobar esta aseveración oficial.
De la misma manera, el MECON ha cuantificado que sobre deudas por capital original de 6.100 MD nuestro país tenía reclamos acumulados por valor de 19.000 y habría acordado la resolución de los mismos por 11.800 MD; pero no hay información desagregada que permita saber qué entidad tenían esos montos de reclamos y cuál fue la forma concreta de arreglo que se pactó en cada caso (para todos y cada uno de los 21 acuerdos anunciados con grupos acreedores).  
Sólo se ha resaltado que la oferta inicial de colocar bonos por 15.000 MD se resolvió ampliarla a 16.500 debido a la gran cantidad de presentaciones recibidas, por valor de 68.600 MD, esto es, ante una relación de 4.6 a 1.
Este dato, que las autoridades presentan como muy favorable y producto de la confianza renacida sobre el nuevo endeudamiento externo argentino, tiene en realidad una interpretación práctica muy distinta: en un momento en que existen enormes excedentes de dinero especulativo en el mundo, que se obtienen tasas de interés bajísimas en las colocaciones de deuda soberana y que ningún país realiza tan altos montos de colocación de bonos, la Argentina deviene nuevamente un macro-colocador de deuda externa comprometiendo altísimas tasas de interés y cifras de endeudamiento récords en el mercado internacional.  

Para justificar estas operaciones se utiliza otra vez el tradicional argumento bursátil  de la confianza y del apetito por la deuda argentina; un eufemismo normalmente invocado para enmascarar las presiones de la banca internacional para que los países incrementen su deuda externa independientemente de sus necesidades fiscales.
Con la importante particularidad de que no existe la más mínima demostración de  capacidad de repago sobre esta nueva masa de bonos colocados en el exterior, de modo que tales obligaciones están inexorablemente condenadas a ser refinanciadas en forma forzosa a su vencimiento;  y que de este modo el  sistema de deuda perpetua - donde la totalidad de los vencimientos de capital o principal se refinancian en forma permanente - mantiene y agiganta su plena vigencia.
Es parte del objetivo fijado por el gobierno Macri de gobernar con deuda - volviendo para ello al mercado externo de capitales - soslayando que quien pretende gobernar con deuda termina siendo gobernado por los acreedores de la deuda.