domingo, 22 de mayo de 2016

PACTO CON EL DIABLO


La Voz del Interior,  22/05/2016

Paolo Rocca, líder de la multinacional de bandera argentina asegura que la empresa mantendrá su postura en contra de la importación de acero bajo condiciones de “dumping” en toda la infraestructura que se construya.
Caminos cruzados. Paolo Rocca se reunió en Córdoba con un grupo de industriales para hablar de las cadenas de valor frente a China. Apuntó concretamente al autopartismo, sector que es crítico de Techint.

Es infrecuente encontrar un pope de la industria como Paolo Rocca en una charla abierta y distendida con empresarios de nivel Pyme, muchos de los cuales tendrían más cosas para reprocharle –por el consabido dominio que su compañía ejerce sobre el mercado de la siderurgia– que coincidencias plenas.

Rocca, sin embargo, se animó a bajar a esa trinchera. Hay quienes aseguran que tras su paso por Córdoba seguirá con convocatorias similares a industriales en otras provincias. Lo desvela, está claro, el caso de los gasoductos troncales, pero también quiere advertir que a fin de año China se convertirá en un monstruo difícil de frenar para todos sino se ejercen acciones conjuntas. En ese contexto, el presidente del Grupo Techint dialogó con La Voz del Interior.

“Tenía interés en venir a hablar con la Unión Industrial de Córdoba para compartir ideas sobre cómo dar protagonismo a la industria en lo que sigue y lo que se viene en la Argentina con este nuevo Gobierno”, introduce él mismo en un tono pausado, pero con respuestas siempre extensas.

–¿Cuáles son los temas de esa agenda industrial que propone?

–Lo primero, cómo podemos hacer para que la industria contribuya a la recuperación de la economía y a la recuperación del país. Así como lo puede hacer el campo, la infraestructura, o el sector de la energía, me parece que es central ver cómo la industria puede ser protagonista. Desde mi punto de vista es importante trabajar para una industria competitiva a nivel internacional, con capacidad exportadora, excelencia industrial, calidad, seguridad, respeto al medioambiente. En definitiva, una industria de clase mundial.

–En la mayoría de las ramas, estamos lejos por ahora.

–El segundo punto, pasa por cómo podemos integrar cadenas de valor. Que no sean industrias aisladas sino que debemos hacer crecer toda su red de provisiones y sistemas de clientes, para que la Argentina pueda contar con una industria pujante en todos sus niveles. Y también para que la industria tenga objetivos comunes y no confrontaciones a lo largo de la cadena de valor. Por el contrario, tenemos que unirnos. Y tercero, introducir componentes cada vez más importantes de innovación. Naturalmente también quería compartir esto en el contexto de la discusión sobre la industria argentina y cuál es la forma de promover la utilización de productos de la industria nacional en el desarrollo del sistema de infraestructura del país.

–Ahora, cuando uno evalúa qué sectores industriales están en condiciones de exportar ya o en el corto plazo, llega a la conclusión de que no son tantos.

–Obviamente, sacando el agro y la agroindustria que tienen condiciones que todavía logran absoluta competitividad, en el área de nuestra industria, la metalúrgica, es indudable que incide un costo argentino. Ineficiencias en nuestras cadenas, en la logística, y demás, donde no es fácil lograr competitividad. En ese contexto, cada una de las cadenas industriales tiene a la vez diferenciaciones. Pueden desarrollar nichos y ser eficientes a nivel global.

–No toda la industria es lo mismo, quiere decir usted.

–Claro. Ahora, en Córdoba, hablar con la Unión Industrial de Córdoba, significa hablar mucho con los autopartistas que están afectados por la caída de la demanda de autos en Brasil. Creo que hay que buscar ampliar mercados y de esto discutimos junto con los autopartistas y con la industria automotriz. Ahí también surgió en la discusión el tema de China porque en definitiva creo que vale para nosotros en Techint y también para todos los sectores, para toda la industria.

–¿Ha vuelto a escena en el mundo el “dumping” chino?

–Es un tema muy importante. En la medida que no logremos contrarrestar la invasión de productos chinos en violación de leyes de comercio, en violación de criterios de competitividad leal, va a ser difícil para las empresas tener planes de inversión en marcha.

–Incluso Estados Unidos ha realizado fuertes advertencias sobre el “dumping”.

–Absolutamente, y eso tiene un motivo: se acerca lo que China considera la garantía de acceso al estatus de libre mercado, a fin de año, y en realidad Estados Unidos, Europa y otras naciones no piensan reconocer ese estatus por las distorsiones, los subsidios, la intervención del Estado sobre la economía. La expansión exportadora de la industria china está afectando a fuertes sectores industriales en Estados Unidos, como el caso del acero. Hay acciones antidumping en todo el mundo y uno de los temas que estaba comentando es que en sectores como el nuestro, el laminado en frío, Estados Unidos ha establecido derechos antidumping que van del 100 al 270 por ciento contra los productos chinos. Y a esto lo han hecho la Unión Europea y muchos otros países. Todos se han defendido de las exportaciones realizadas en condiciones violatorias de las leyes de comercio.

–¿Conoce si Argentina va a plantear alguna medida de protección al estilo de las norteamericanas?

–Nosotros presentamos ahora en relación con el gasoducto de Córdoba una demanda ante la Secretaría de Comercio de la Nación por la amenaza de dumping que vendría de la importación de tubos chinos para la realización del gasoducto. No conozco otras acciones.

–Pero el tema es que muchas industrias cordobesas serán beneficiadas por esa obra. Algunas tienen que funcionar con leña porque no tienen gas. Paralizar la obra es muy controvertido para la Provincia. ¿Comprenden eso en Techint?

–Les expliqué a los industriales de Córdoba que la organización Techint está absolutamente a favor de la realización de este proyecto, pero creemos que en las condiciones de hoy, de un país más abierto al mundo, que tiene acceso a los capitales y a la financiación desde afuera, nos parece que es absolutamente posible financiar parte del proyecto, o el proyecto entero, sin recurrir a una financiación china que es onerosa y que además condiciona en gran medida el origen de los bienes. Esto también fue tema de conversación.

–Paralizar la financiación china es paralizar el proyecto. Sería un retroceso.

–En el pasado dije que el pacto con China es un pacto con el diablo porque en definitiva es un pacto para que exportemos materiales de bajo valor agregado o de commodities de productos agrícolas, a cambio de una libertad de importación de productos industriales que desplazan mano de obra argentina y que en definitiva perjudican la industria. Pero no sólo esto, quitan visión hacia el futuro a los industriales. Los industriales para invertir necesitan reglas y horizontes y es muy importante saber cómo va a ser la línea de acción de un gobierno para contrarrestar importaciones en condiciones desleales. Este es un dato muy importante para poder decidir en todas las inversiones: desde las autopartes, al acero, a la cadena metalúrgica.

–Sin embargo, Techint tiene una planta fabril en China, cuya apertura, en 2008, usted celebró. ¿No es en cierto modo una contradicción?

–Abastecemos un nicho de productos muy sofisticado con una planta en Qindao en China porque ahí logramos entrar en un área donde los chinos no disponen de tecnología. Es una participación absolutamente marginal en el contexto industrial y de la provisión de la industria del petróleo. Pero son los nichos donde hemos desarrollado una tecnología de la cual los chinos no disponen. Pudimos establecer la planta y cubrir estas aplicaciones muy exigentes.

La pelea por la chapa

–¿Pueden ustedes hacer algún esfuerzo para estar cerca de la propuesta de caños chinos? También el Gobierno provincial habló del precio de la chapa que proveen ustedes en Argentina, que es más caro que lo que se vende en Brasil. ¿Es así?

–Podemos competir con cualquiera; de hecho nuestros productos viajan a todo el mundo, y somos líderes en el mundo de los tubos sin costura. Es importante dentro de la cadena industrial entender que no siempre nosotros podemos ser el proveedor de menor precio. No siempre podemos dar la mejor cotización a todos, porque competimos en condiciones de competencia desleal con precios predatorios o de dumping como son los precios de los tubos chinos, y esta es una práctica que está mundialmente sancionada. O porque estamos expuestos a fluctuaciones cambiarias, como en el caso de la chapa que se produce en Brasil. Redujimos los precios en dólares desde noviembre y diciembre, en distintos productos entre 20 y 24 por ciento, a pesar del incremento que tuvimos en muchos de los insumos. Y lo hicimos para mantener competitividad y poder dar competitividad a nuestra cadena de valor. Es verdad también que en este momento hay algunos productos en los cuales Brasil tiene precios menores, pero los nuestros son más bajos que los productos de Estados Unidos o México. No es fácil seguir la volatilidad de los mercados como nos ha pasado con Brasil, donde el dólar viene fluctuando entre 1,6 reales y 4,20 reales. Y acá no se trata solamente del precio de la chapa. Toda la producción industrial argentina tiene hoy seguramente precios más elevados que los de Brasil, derivados de esta fluctuación cambiaria coyuntural y del propio costo argentino.

–¿Hay conversaciones formales por la obra de los gasoductos troncales en Córdoba?

–Presentamos nuestra demanda por amenazas de dumping y seguimos cursando el diálogo para poder proveer las 55 mil toneladas de este gasoducto. Hay que tener en cuenta que en este momento Siderca está con más de mil personas suspendidas desde hace más de un año, la producción está en las 20 mil toneladas desde el mes pasado y este es un gasoducto de 55 mil toneladas. Este mes vamos a tener algo más de 30 mil toneladas de producción. Entonces (el gasoducto) tiene una relevancia enorme, es una producción de varios meses para nuestra gente que hoy está suspendida y sin trabajo. Como industriales tenemos el deber de hacer todo lo posible para preservar los niveles de empleo y de operación.

–¿Pero hay chances de llegar a un acuerdo?

–Creo que sí. No es correcto comparar los precios contra una empresa que viola las leyes laborales en su país.

–Comparte entonces el pedido que les hizo Macri a los empresarios sobre las suspensiones y los despidos.

–Yo coincido con el Gobierno en adherir al pedido para evitar despidos, pero también estamos diciendo: denle una oportunidad a la industria nacional. Para cualquier industrial tener que reducir el plantel es algo que mezcla dolor con una profunda frustración. Es una frustración porque uno siente no haber hecho todo lo posible para poder mantener el nivel de producción, para conquistar mercado, para entrar, para mantenerlo. Y es un dolor porque afecta a toda una comunidad, afecta a familias, afecta la misma profesionalidad de nuestra gente. Es una situación en la que estamos muy comprometidos y estamos haciendo todo lo posible para poder producir en Argentina, con trabajo argentino, proyectos como el gasoducto de Córdoba o con otros proyectos que puedan venir.

–Cristiano Rattazzi dice que el país no se debe pegar a un dólar fijo y bajo porque afecta mucho a la industria. ¿Coincide?


–Absolutamente, creo que el tipo de cambio refleja la productividad de una industria y es clave seguir acompañando con el tipo de cambio lo que es la transformación gradual de la industria. Esto implica tener una paridad que acompañe los incrementos de precios y salarios. Quedar con un dólar atrasado sería un error en un momento en el cual el mercado interno está con dificultades y entonces tenemos que ir hacia la exportación. Y esta es la discusión: cómo podemos reforzar la exportación de la industria y en particular de la cadena de valor automotriz que en Córdoba es tan fuerte.