viernes, 15 de mayo de 2009

El terrorismo y los ilegales, en la mira de los boy scouts

Jennifer Steinhauer
The New York Times

En apenas diez minutos de caos desenfrenado en esta ciudad próxima a la frontera con México, el hombre armado, un veterano descontento con la guerra de Irak, ya había eliminado a dos personas: una quedó desplomada sobre su escritorio y la otra, cubierta de sangre en el piso.

Los oficiales que respondieron al ataque -ocho adolescentes de ambos sexos, el más joven de 14 años-, enfrentaron cables cazabobos, una delgada nube de gas venenoso y atronadores disparos, que atravesaban un muro de poco espesor.

Se movieron con rapidez, con sus armas de aire comprimido en la mano y sus máscaras sobre la cara. "¡Patrulla fronteriza de Estados Unidos! ¡Las manos en alto!", gritó uno de ellos, con la voz cargada de decisión adolescente, mientras el sospechoso era reducido.

Así se desarrolló, hace apenas unos días, uno de los tantos simulacros del programa Exploradores, que nació como socio educativo de los boy scouts de Estados Unidos hace 60 años y que hoy está entrenando a miles de jóvenes para enfrentar al terrorismo, la inmigración ilegal y la escalada de violencia fronteriza. Se trata de una intensa profundización de la tradicional misión del grupo de preparar a los jóvenes para trabajos más tradicionales, como integrar las fuerzas policiales o de bomberos.

"Se trata de ser un chico o chica con verdadera sangre norteamericana," dijo A. J. Lowenthal, subcomisario del condado de Imperial, cuya vida gira, según afirmó, en torno a las actividades de los Exploradores que él coordina.

El entrenamiento, que según sus líderes no fue pensado para ser puesto en práctica fuera de los simulacros del programa Explorer, incluyen desde la persecución de inmigrantes ilegales en la frontera como situaciones más peligrosas, como tiroteos en colegios o la captura de terroristas.

Durante un simulacro de razia a una plantación de marihuana, varios exploradores aprenden cómo enfrentar una situación fuera de control. "Pónganle una rodilla en la espalda y la cara contra el suelo", explica un agente de la patrulla fronteriza. "Les garantizo que con eso se van a quedar callados."

Uno de los participantes, Felix Arce, de 16 años, dijo que le gusta "la disciplina" del programa. "Quiero ser abogado, y aquí nos enseñan cómo se cometen los crímenes", afirmó. Cathy Noriego, también de 16 años, dijo que le atraen las armas. Durante el entrenamiento, el grupo utiliza armas de aire comprimido, aunque a veces disparan armas reales en un polígono de tiro cerrado. "Me gusta el sonido de los disparos", contó Cathy.

Los funcionarios nacionales y locales afirman en el cuartel general de los Exploradores de Irving, Texas, no han recibido críticas por el contenido o los objetivos del programa de entrenamiento policial.

Muchos oficiales de la ley, en especial quienes trabajan para la numerosa patrulla fronteriza -dependiente del Ministerio de Seguridad Interior- han ayudado a desarrollar el núcleo del programa, y ven a los jóvenes exploradores como potenciales miembros de las fuerzas de seguridad.

La centros de entrenamiento de los Exploradores están conectados con varias agencias de gobierno, como el FBI y los departamentos de policía y de bomberos de cada localidad, que patrocinan el programa. "Nuestro principal objetivo es conseguir nuevos agentes", dice April McKee, agente de alto rango de la patrulla fronteriza.

La inscripción al programa de los Exploradores es supervisada desde 1998 por una filial de los boy scouts llamada Aprendiendo para la Vida, que ofrece 12 programas de entrenamiento relacionados con diferentes carreras, que van desde la aviación hasta la medicina.

Pero los favoritos de los Exploradores son los 2000 centros de entrenamiento policial que existen en todo el país. Según John Anthony, director nacional de Aprendiendo para la Vida, 35.000 de los 145.000 miembros de los Exploradores eligen ese programa. Desde los ataques del 11 de Septiembre, y las guerras en Irak y Afganistán, muchos centros de entrenamiento han puesto el énfasis en la lucha contra el terrorismo y otras amenazas menos convencionales.

"Antes, el programa era más básico", dijo Johnny Longoria, un agente de la patrulla fronteriza de esta localidad. "Pero ahora el énfasis está puesto en el terrorismo, en el ingreso de ilegales, el narcotráfico y el contrabando de personas."

El entrenamiento policial está restringido a quienes tienen entre 14 y 21 años y buenas calificaciones. La mayoría de los centros realiza reuniones semanales en las que los chicos aprenden técnicas policiales y se preparan para las competencias.

En una competencia en Arizona, comenta el subcomisario Lowenthal, uno de los simuladores tenía la típica vestimenta árabe. "Si pensamos en el 11 de Septiembre y en el terrorismo de Medio Oriente -dijo-, me parece bien que el jugador tenga ese aspecto. No sé. ¿Es políticamente incorrecto?", preguntó.

La Nación, 15-5-09