La Nación, 03
DE DICIEMBRE DE 2017
Gabriela Origlia
La cantidad de
empleos públicos está en la mira de las reformas que impulsa la Nación y el
congelamiento de las nóminas es parte del pacto fiscal con las provincias. En
el conjunto de jurisdicciones, mientras la población creció 12,3% entre 2005 y
2015, el número de trabajadores estatales aumentó un 49,1 por ciento. Es decir,
cuatro veces más.
El fundamentado planteo de que la dinámica es
insostenible coincide con una realidad objetiva. En muchos distritos la demanda
de mano de obra privada es baja por la falta de infraestructura, los altos
costos logísticos y los limitados mercados de consumo. Pero hay un dato clave:
lo que mejor explica la cantidad de empleados públicos por habitante en las
provincias no es el nivel de necesidades básicas insatisfechas (NBI), sino los
recursos que disponen para gastar, sean propios o provenientes de
transferencias nacionales.
Según
un trabajo del Ieral basado en datos del Ministerio de Hacienda, el interior
muestra casos como el de Tierra del Fuego, con 121 agentes cada 1000
habitantes, o el de Córdoba, con 35 estatales cada 1000 habitantes. Del trabajo se desprende que las jurisdicciones con
más empleo estatal son las que reciben más dinero por transferencias
automáticas medido por habitante, mientras que, en otros casos de provincias
con alto nivel de ocupación en el sector público, hay recursos propios per
cápita altos, como en la Patagonia.
En
ese contexto, aplicar premios y castigos con las transferencias no automáticas
podría actuar como ordenador de los nombramientos de personal. Por el lado del trabajo en el sector privado, la
propuesta sobre contribuciones patronales, al incluir la eliminación del
esquema de reducción de esas cargas según zonas geográficas del decreto 814,
beneficia más a centros urbanos como la ciudad de Buenos Aires, mientras que en
provincias como las del norte, el costo laboral aumentará.
Para Diego Coatz, economista de la Unión Industrial
Argentina, es "claro" que una "segunda reforma" debe
abordar el tema de las diferencias regionales. "Hay provincias como
Catamarca y La Rioja que ya vienen con problemas en los sectores textil y de
calzado, y que quedarán con un costo laboral más alto" grafica.
Su colega del Instituto de Economía de la Bolsa de
Comercio de Córdoba, Diego Dequino, advierte que, a lo largo del tiempo, la
Argentina renunció a "ciertos dinamizadores" para el interior, como
el ferrocarril o el complejo de defensa nacional. Y no hubo reemplazos para lo
que esos sectores o servicios representaban.
A su entender, más que hablar de regionalismos hay que
pensar en "complejos productivos". Según Dequino, la primera
asimetría se da en la escala urbana frente a la "no urbana". "El
fenómeno de las migraciones internas no tiene contrapeso, salvo algunos
hallazgos puntuales como pueden ser plantas de Arcor o de Aceitera General
Deheza; es muy difícil competir contra las economías de aglomeración urbana".
Desde el Ieral, el economista Marcelo Capello advierte
que la Argentina debe pasar a una estrategia basada en la creación de empleo
privado de calidad. Para eso, es "vital" que a las provincias más
rezagadas -que a veces son las más alejadas de Buenos Aires- se les mejore la
infraestructura. Y deberían existir recursos para el fomento del empleo
privado.
Aunque los analistas coinciden en que las reformas
planteadas por el oficialismo van en el sentido correcto, estiman que faltan
aspectos. Capello insiste en que para que se cree empleo privado de calidad en
las economías regionales es "fundamental una estrategia de crecimiento
basada en las exportaciones, lo cual requiere, entre otras cosas, un plan de
mejoras en la competitividad".
Coatz señala que las provincias deben "hacer su
esfuerzo y colaborar" con políticas impositivas. Pero reconoce que, por
ejemplo, el costo del financiamiento es un limitante crucial. "Donde hay
más costos logísticos, menos mercado y menos capacidad tecnológica, hay que
buscar algún impulsor de empresas", dice.
Mientras que en la ciudad de Buenos Aires hay seis
industrias cada 1000 habitantes, en el NEA hay una y en el NOA, 0,53. Respecto
de los préstamos, por cada $ 31 que se entregan en CABA, se da $ 1 en el NOA.
Según Dequino: "El sistema crediticio es
patrimonialista y no apunta a proyectos. En las zonas más rezagadas no hay cómo
apalancar".
Respecto a las diferencias regionales en el caso de
las contribuciones patronales -que se eliminarían-, Capello explica que se
justifican por distorsiones preexistentes. Por caso, menciona la discusión
centralizada de salarios que hay en muchas actividades. Otro factor es el de
los altos costos de transporte, que responden a las distancias, pero también a
regulaciones o decisiones estatales.
Fuente: Fundación Mediterránea