jueves, 11 de abril de 2013

IDENTIDAD NACIONAL




La pregunta de una joven sugirió respuestas más allá de la duda. Fue una caricia y un puñal al corazón, algo extraño si se trata de placeres y dolores: “¿Cómo ustedes después de haber ido a una guerra que hoy está perdida se sienten orgullosos y hablan como si hubieran ganado?”

3 veteranos de la guerra de Malvinas contaban sus vivencias en una tarde húmeda de Córdoba. Y lo hacían con una paz que pocas veces se puede ver en ojos de personas “derrotadas”, aunque ellos no lo estaban. Esa actitud llamo la atención de una joven. Claro, ¿Cómo ante la derrota puede haber orgullo y paz?

ARGENTINOS CONTAGIADOS

En una sociedad casi que en su totalidad no entiende de victorias con dolor, o la paz en la derrota después de darlo todo, es para tantos algo tan estúpido o sin sentido. Claro, en la cultura del facilismo, o la ley de la selva que es la pura competencia de llegar a donde el yo quiere por medio de todo tipo de medios inclusive destrozando y aniquilando al prójimo y en lo que nada vale por lo que es, sino por lo que aparenta ser, y toda muestra y arrojo de valor humano puede ser tan imposible de comprender, que surge la pregunta: ¿Por qué estas contento si perdiste?

Un pensamiento posmoderno ha invadido la vida de los mortales, y los argentinos no son la excepción, estamos contagiados de ese enfermo sistema mundial donde ya no hay verdad, ni una causa por la cual luchar, solo una pesadumbre de vivir solo el hoy sin saber el porqué de nuestro existir.

Pero si le preguntan a esos hombres que peleaban la guerra de Malvinas, sabrán ver que son de otra época, y no por los años, sino porque también porque en esos años se libraba una lucha ideológica o de sistemas. Y en realidad el choque o división de generación es la estrategia del sistema frívolo y mortal que hoy lidera las decisiones generales de las personas. Por eso es que un combatiente de Malvinas contará su historia en la guerra, y casi la totalidad de ellos (salvo algunos díscolos) contarán su vivencia de manera orgullosa, con lágrimas en los ojos, y como si todo hubiese pasado ayer. Es como si tuvieran anticuerpos del pesimismo actual, por eso cuentan algo que para la sociedad es imposible de creer, y como si eso no hubiera pasado en un mundo desencantado que no sabe lo que es soñar utopías.

¿NACIONALISTA?

Por eso pienso que la pregunta justa sería: ¿Por qué no sentirse así cuando el producto de su orgullo en sus ojos es el reflejo o el recuerdo de haber peleado por algo más que los sueños personales y de sus cercanos?
¿Por qué no sentirse así si lucharon por una Nación, y por algo que nos robaron a todos por más alejado que este?
¿Por qué no sentirse así, si con valentía espectacular hicieron temblar al imperio pirata, y el mundo hablo de los logros y vio el miedo visceral de los confiados ingleses hasta enfrentarse con nuestros heroicos soldados?
¿Por qué no sentirse orgullosos si transversalmente la causa Malvinas fue la única en décadas y en un siglo que unió a todo un pueblo que con tan variados y diversos hilos de pensamientos sintió la identidad nacional como nunca lo había sentido y esa vez por defender las islas que son parte del cuerpo continental de la Argentina?

Ellos fueron parte de una gesta que espera terminarse del lado argentino por mera Justicia y actos patrióticos.

No se trata del nacionalismo fanático, se trata de un nacionalismo basado en la cultura que quieren robarnos, para imponernos como lo están logrando esos falsos valores que quieren mezclar con dogmas ajenos a los buenos y a los nuestros. Es un nacionalismo que se fundamenta dónde estamos, donde nacimos, y con lo cual nos identificamos por naturaleza o por arrojo propio. No es fanatismo, es la Identidad que solemos recuperar los que vamos rescatando la memoria o el conocimiento de un pasado que es contado por los hechos y no por algunos renegados de lo ven que fue nuestro país años atrás, o la historia que nos enseña o muestra los buenos ejemplos de hombres que sembraron esfuerzo, sacrificio, sudor, lágrimas y sangre en este suelo tan rico pero para tan pocos.

EL QUE ESCONDE TIENE MIEDO A LA VERDAD

Pese a estar en menor y en más bajas condiciones un ejército del otro, Argentina tenía lo suyo, y a nivel continental es cierto que era el segundo ejército más preparado. Su coraje, valentía e inteligencia hizo temblar el poderío de uno de los países más preparados en guerras. Hizo dudar si hubiesen podido soportar más tiempo si los argentinos no se rendían ese día que los ingleses rogaban irse a su patria pero sin decirlo tan directamente. Hizo temer una derrota muy próxima si no hubiesen hundido al Belgrano fuera de las aguas que delimitaban el lugar de combate, e hizo avergonzarse de todo el daño tremendo que le produjo la Argentina en sus barcos hundidos, averiados, con su insignia abandonado en el mar, con soldados que solo esperaban una paseo por el Océano pero que tuvieron que desear volver rápido a sus hogares; con bajas y destrucciones que tienen que ocultar en sus archivos que supuestamente se abrirían en estos tiempos pero que al ver que la herida aún no ha sido cicatrizada tienen que patearla para 80 años más adelante. O sea, cuando nuestros héroes ya no estén ni puedan ver la humillación en números que ellos causaron a los piratas europeos, recién allí en una de esas abran los archivos que ocultan el poderío y el coraje argentino.

REIVINDICAR A NUESTROS HÉROES

Creo verdaderamente que llega la hora de reivindicar a los héroes de carne y hueso que existen entre nosotros, héroes que dieron su vida por la Patria y que tan vituperados, olvidados y desplazados fueron. Tratados casi como leprosos. En la actualidad llevados debajo de la alfombra de las memorias olvidadas de nuestra Argentina, como ese hijo que no se quiere mostrar a nadie y que se lo tiene con vida pero encerrado en un sótano.
Héroes reales, verdaderos, no esos modelos juveniles y fugaces del marketing vacío e inútil. Ni tampoco como los famosos de bailes populares, o los que ofrece la maldita TV Argentina con peinados extravagantes, ropa a la moda, lentes o forma de hablar chistosa pero que en su vida demuestran la falta de sentido que hay en ellos y que no pueden servir con su materialismo esclavo y su individualismo bizarro en nada para una sociedad que pide a gritos buenos modelos, reales y palpables.

Por eso es que ante la pregunta de la joven, en los ojos de mi ser, queda la mirada, la historia, y esa vida autentica de los héroes que nos quieren ocultar con razón, claro, si ahí están los hombres que la juventud necesita, héroes que dieron por una causa superior al egoísmo y al individualismo sus vidas, héroes que pudieron sacrificar lo que los modelos de esta Argentina vencida no tienen ganas ni de pensar. Héroes que tenemos la obligación de premiarlos no solo con una medalla especial, sino que deben ser reconocidos y valorados, pero llamados y alistados nuevamente para que sigan peleando una guerra que hoy está librándose en la mente de cada ciudadano de nuestra Nación, como en las arenas de la política y toda la sociedad como de una cultura casi travestida que no sabemos qué es y clama por librarse de enemigos ocultos tras las sombras del poder interno y externo. Enemigos que bien podemos ver y otras veces no, pero que han hecho y están haciendo tanto daño que en un siglo nada de la historia Argentina será tema de orgullo. Héroes que nos inviten y enseñen a izar de una vez por todas la bandera de nuestra Identidad Nacional.
Aquí estará esperando mi vida, mis ojos, mi fe pero también mi proceder para ver otra vez a esa Argentina renacer, quizás llegue el día esperado donde podamos reflejar en nuestros ojos ese sano orgullo Nacional, no por soberbia, sino porque vimos renacer en los hechos a nuestra hermosa Nación. Eso es una partecita pequeña de lo que es la Identidad Nacional.

Valores para mi País - Córdoba, 11-4-13