miércoles, 8 de noviembre de 2017

DE LA LUCHA DE IDEAS A LA LUCHA DE IMÁGENES

SEMINARIO  

7 SEPTIEMBRE, 2017
Movimiento 21

Por Oscar Lamberto *

| En la destrucción de los partidos políticos hay una intencionalidad. La crítica permanente a la política y a los políticos genera una imagen negativa, y si la imagen del político es lo peor que hay, es muy difícil reconstruir la política sin antes reconstruir la imagen de los políticos.

SIGLO XXI: ¿NUEVOS PARTIDOS?

El mundo siempre tuvo relatos. Siempre la historia se escribió a pedido y en cada momento de la historia hubo gente muy buena, otros no tanto y otros que no fueron reconocidos ni de un lado, ni del otro de donde se cuenta la historia. La historia nos permite entender cómo nacieron los partidos políticos en el siglo XIX, cómo funcionaron en el siglo XX y cómo se pueden llegar a desenvolver en el siglo XXI. Haré hincapié en su relación con los medios de comunicación y cómo estos medios afectaron en los partidos políticos.

CÓMO NACIERON

Las internas políticas empezaron desde nuestros propios orígenes. En la época del Virreinato hubo una discusión política respecto de quiénes querían seguir siendo parte de España (Hispanistas) y quiénes querían ser parte de Gran Bretaña (Anglófilos).

En la Revolución, estaban los que querían la independencia -un grupo muy pequeño principalmente de jóvenes ilustrados- y los que se sentían españoles y querían seguir con España. Dentro de este último grupo, había una interna de corte nacional: por un lado estaban los “Porteños”, que querían quedarse con el puerto y sustituir al gobierno español, y por el otro, los “Provincianos”, que no querían quedarse afuera. Ambos eran grupos conservadores que sólo querían cambiar el administrador, no la estructura del Virreinato. En el propio ejército de San Martín existieron internas: por ejemplo, entre Dorrego y Lavalle. En resumen, desde nuestros comienzos, la historia estuvo dividida entre Unitarios y Federales.

Luego de la caída de Juan Manuel de Rosas comenzó un período de Organización Nacional. Hubo un pacto entre los Unitarios y Urquiza. En 1853 se redactó la Constitución, que contenía muchos puntos acordados pero no contenía a la Provincia de Buenos Aires. Esta tensión terminó con la Batalla de Cepeda y la Batalla de Pavón. El triunfo de Bartolomé Mitre trajo la primera proscripción, la del Partido Federal.

Toda esta situación originó la pelea de dos partidos nuevos: los “autonomistas” de Adolfo Alsina, que crearon el Partido Autonomista y se oponían a federalizar la Ciudad de Buenos Aires, y el Partido Nacionalista, encabezado por Mitre, que tenía como idea que Buenos Aires gobernara con provincias aliadas. Es decir este último partido reunió unitarios del interior que tomaron las provincias y se aliaron con Mitre, formando así un partido nacional.
Durante el gobierno de la Generación del Ochenta se gestó un proceso donde terminaron las guerras internas y se firmó la paz interior. En este período tuvo lugar la Guerra del Paraguay (1865 y 1870) que ordenó la frontera norte y la Campaña del Desierto, que ordenó la frontera sur hasta el Río Colorado. También se aprobó la federalización de Buenos Aires y se montó la estructura de un Estado moderno donde hubo, por primera vez, normas, códigos, etc. Pero en la parte estructural, social, todavía subsistían problemas enormes por resolver: en relación a la organización del Estado, 6.000 familias (en una Argentina con 1.500.000 habitantes) eran las más ricas, manejaban todo y exportaban el equivalente actual a 70.000 millones de dólares. En esa época, había un modelo de crecimiento económico que tenía poca contención social.

Lo que hoy conocemos como “Unión Cívica Radical” se constituyó con jóvenes que expresaban a la clase media naciente y se juntaban en Buenos Aires a plantear ideas de más dignidad, pureza administrativa, justicia y educación. Vale aclarar que en 1890 nació como el partido “Unión Cívica de la Juventud” y en el año 1891 se transformó en “Unión Cívica Radical” (UCR). Desconocían a todos los tipos de organizaciones políticas, porque para ellos todas eran fraudulentas, poco participativas. La primera Unión Cívica se dividió: una rama la presidió Mitre y la línea radical la fundó Alem. En 1896 se creó la Liga del Sur, antecedente del Partido Demócrata Progresista.
Con Juan B. Justo se creó el partido Socialista. El partido anarquista, “socialistas libertarios”, no reconocía ningún poder. Como escisión del partido Socialista, y como consecuencia de la revolución rusa de octubre, en 1918 se creó el partido Comunista.

CÓMO FUNCIONARON

El partido Autonomista impulsó la Ley Sáenz Peña. Con esa ley la UCR se presentó a elecciones, ganó la gobernación de Santa Fe y luego la Presidencia de la Nación. El partido Autonomista, luego de las presidencias de Yrigoyen y Alvear, desapareció –fue la primera víctima de la democracia, “el partido del fraude”-. En 1930 comenzaron a aparecer los golpes militares. El partido Conservador que había desaparecido se nucleó en las Fuerzas Armadas; y los militares proscribieron a la UCR y prohibieron la existencia de partidos. Luego, se hicieron dos fórmulas, la del partido del gobierno y una opositora (una suma de demócratas progresistas y socialistas).
Cuando se levantó la abstención, los radicales volvieron a presentarse a elecciones pero, de todas formas, les hacían fraude en las urnas.

El cambio importante fue en 1945, con el voto popular, porque por primera vez desde 1930 la gente pudo votar, y los votos iban dirigidos a quienes verdaderamente votaba la gente. Perón le ganó al fraude y a todos los partidos políticos que se juntaron para oponerse a él. Fue un cambio sustancial.

Nacía otro gran partido, con gente del movimiento obrero incipiente, con jóvenes cuyos padres eran de otros partidos, partidos provinciales, etc. En 1955 vino el golpe militar y la proscripción del Peronismo.

Los radicales, que se imaginaban herederos directos del gobierno civil post golpe militar (y muchos de cuyos dirigentes habían sido funcionarios del gobierno militar), se dividieron: Frondizi por un lado y Balbín por el otro. La mayor parte del partido se quedó con la UCR del Pueblo, de Balbín, y una parte pequeña con la UCR Intransigente de Frondizi. Éste último acuerda con Perón, y gana las elecciones en 1958 con los votos de Perón.
En ese interín empiezan a aparecer nuevos partidos: la Democracia Cristiana, entre otros que duran apenas un tiempo, eran partidos de minoría, no tenían presencia significativa.

En 1962 Frondizi es derrocado después de anular elecciones ganadas por el peronismo. Los militares gobiernan a través de un presidente civil, y se convoca a nuevas elecciones amañadas. Gana Arturo Ilia (UCR), con poco más del 20 por ciento de los votos y con el Peronismo proscripto.

Con esa mínima legitimidad también cayó por golpe militar. Los militares hicieron lo posible por quedarse mucho tiempo, pero terminaron entregando el poder a Perón. Después de tres gobiernos, el de Cámpora, Perón e Isabel, vino el Proceso Militar, que proscribió a todos, no sólo al Peronismo.

El partido militar también tenía internas.

Finalmente en 1983 volvimos a la democracia. La gente se afiliaba con vocación de participar, tuvimos partidos con gran participación ciudadana. Ganó Alfonsín. La gente en esa época pedía “libertad”, adaptarse a las cosas que el mundo nuevo demandaba.

Luego ocurrió la hiperinflación, la UCR se tuvo que ir y el Peronismo se transformó. Apareció la “Renovación Peronista” y en 1987 el Peronismo volvió a ganar.

La historia reciente: pasaron los diez años de Menem, los de De La Rúa, y comienza la crisis. Cada vez que hay una crisis de importante magnitud hay cambios políticos: los hubo en los ´90 y en el 2001. Los efectos aún no los hemos dimensionado. Un país con 18 millones de planes sociales, habla del problema social serio que tiene la Argentina. Estas crisis tienen impacto en la política, y en los partidos.

CONSTRUCCIÓN POLÍTICA MODERNA Y MEDIOS DE COMUNICACIÓN

¿Por qué los viejos partidos políticos no logran capturar más allá del 20% de la población? Hay que preguntarse qué está pasando. ¿Por qué las viejas banderas ya no cautivan, no consiguen adhesión? Si el PJ o la UCR no son capaces de emocionar en el presente, algo mal están haciendo. En ese marco, hay un 70% que no tiene pertenencia.

Y van apareciendo nuevos partidos y estructuras. Se acerca el fin del bipartidismo. Los casos en cada provincia ya son más evidentes. Aparece un fenómeno nuevo: el candidato es más importante que el partido, y tiene que ver con la imagen. También hay que debatir el impacto de la crisis y las nuevas comunicaciones en la organización política. Hoy se puede hablar de las “sociedades efímeras”, en donde todo cambia (trabajo, religión, pareja), eso significa que no hay una pertenencia política para siempre.

En tiempos de elecciones, el único tema que preocupa es ganarla, el resto no se discute. Entonces no vamos a escuchar grandes discursos, sino discursos dirigidos según lo que indiquen los centros de opinión y los encuestadores. Lamentablemente ésta es la construcción política moderna.

Otro punto importante a tener en cuenta es que hay mucha gente joven que tiene poco conocimiento de su pasado. Si no tenemos pasado, no tenemos futuro. El deseo es que la militancia no sea solamente ir a aplaudir, sino la construcción de apóstoles que sepan qué cosa predicar.

La política siempre tuvo que ver con los medios de comunicación. Los medios de comunicación en el siglo XIX eran de alcance muy limitado, en una sociedad donde la mayor parte eran analfabetos. Luego de la caída de Rosas aparecieron diarios como El Obrero, La Nación, La Prensa, La Vanguardia, La Protesta Humana, Crítica. En 1920, comenzaron las primeras transmisiones de radio y la época de oro de la radiofonía fue en la década del ´40. En 1945 apareció Clarín, en 1950 nació la televisión, en el ´57 se privatizaron las radios intervenidas por el Estado, en el 66-73 censura de Onganía y auge de la Radio Colonia, del 73 al 76 se nacionalizó la televisión, del 76 al 83 el proceso privatizó algunas radios, en 1983 Alfonsín supo utilizar la televisión. En la década del 90 se desarrollaron la Televisión por cable y la radio FM que empezaron a fraccionar la comunicación al infinito. La peor medida fue dejar que los medios de comunicación se transformaran en multimedios, porque la comunicación así manejó siempre el poder.

Hoy eso es muy difícil desactivarlo. Hasta los que quieren subsanarlo tienen multimedios. De pronto, en el fin del siglo XX aparecieron la era digital, internet, la transmisión satelital y las redes sociales. Todavía no nos hemos dado cuenta de lo que significan en nuestras costumbres; la gente absorbe información todo el tiempo. Obama fue el primero que dio importancia a las redes sociales para hacer una campaña electoral. Lo cierto es que este tipo de herramientas también cambia la cultura. Y las conductas.

¿Cómo vencer la lógica de la imagen y la opinión pública por sobre la ideología y la propuesta política?

Es difícil porque se invirtió el rol de los medios de comunicación: antes eran un instrumento para comunicar un mensaje político y hoy son un fin. Si este tema no se arregla, vamos a un escenario de guerra de asesores de imágenes y la campaña electoral se cae de argumentos. Por otro lado, las campañas pasaron a ser mucho más costosas. ¿Quién puede hacerse cargo de una campaña tan costosa?, ¿Quién puede financiarse? Quien pone el dinero seguramente condicionará al gobierno. Pueden ser empresas, pero también otros actores, como el narcotráfico.

En la destrucción de los partidos políticos hay una intencionalidad. La crítica permanente a la política y a los políticos genera una imagen negativa, y si la imagen del político es lo peor que hay, es muy difícil reconstruir la política si antes no se reconstruye la imagen de ese político. Y no es que en la política todos los políticos son inútiles, malos, ladrones; hay una intención muy manifiesta de debilitar a la política para que no tome decisiones.

Esto no es nuevo, lo que pasa es que los medios sí lo son. Aquí está la cuestión ¿Cómo se reconstruye la imagen de la política? Por supuesto, con políticos serios.


*El autor es Presidente de la Auditoría General de la Nación