martes, 29 de abril de 2008

Droga y enfermedad

Dr. Juan Alberto Yaría [1]

Hoy el mundo se debate en una gran epidemia de consumo de drogas. A mi me gusta llamarlas estupefacientes, ya que ésta etimológicamente nos lleva a estupor y a estupidez. El consumidor crónico de estupefacientes termina estupidizándose. Así, parece apático, amímico, abúlico, atáxico (síndrome de las cuatro a) y con desbordes impulsivos. Basta ver (y lo hacemos mucho en la clínica cotidiana) fotos de una persona entre el primer momento antes de consumir y cuatro años después para observar el deterioro en la figura exterior, que es un símil del envejecimiento de todos los sistemas orgánicos y especialmente el cerebro, que se parece al de un hombre senil. También me gusta llamar a los estupefacientes venenos, tomando el viejo concepto farmacológico de pharmakos, que en griego significa al mismo tiempo remedio y veneno. Nadie puede dudar que la morfina (opiáceo) es un remedio paliativo para dolores terminales, pero es un veneno cuando se lo utiliza no médicamente sino en forma adictiva.
¿Cómo se considera hoy a la enfermedad adictiva? Vamos a dar todas las respuestas posibles.

Repuestas

A. Es una enfermedad social: denuncia un malestar muy profundo en la convivencia social y una escasa transmisión de valores de vida, y por ende de salud, de padres a hijos y de adultos en general a jóvenes. Como enfermedad social genera renta, o sea ganancia. Cuantos más enfermos necesitados de drogas, habrá mayor plusvalía. Es la primera enfermedad de la historia que al generar renta trata de multiplicar por todos los medios los demandantes de sustancias año a año para generar -precisamente- mayores ganancias. Todo esto alimenta distintos circuitos del poder y del dinero, así como el uso de armas y el aumento de la inseguridad ciudadana, los accidentes y las enfermedades mentales.

B. Es una enfermedad familiar: las drogas anuncian la inexistencia de familia o crisis muy serias en la vida familiar. Los cambios familiares que estamos viviendo (familia monoparental o recompuesta, por ejemplo) en muchos casos no van acompañados de una presencia fuerte y activa en la educación. El chico queda más solo en la calle o abandonado a sí mismo o en la burbuja de la Internet o la televisión. En ese hueco se mete el estupefaciente habitualmente para colmar artificialmente una inseguridad o angustia.

C. Es una enfermedad individual: ha fracasado la noción de un hombre en contacto con otros para tratar de mitigar los dolores de la vida. El amigo, el maestro, el padre, el confesor, etcétera, era figuras buscadas con múltiples personajes de lustre y de gran impacto en la juventud que la propagandean.

D. Es una enfermedad cerebral: en la actualidad se considera a la adicción como una enfermedad del cerebro. El consumo genera no sólo daños sino un envejecimiento precoz de gente muy joven. Es el más seguro pasaporte a enfermedades psiquiátricas graves (trastorno antisocial, enfermedad bipolar con ciclos de alteración de estados de ánimo y a la esquizofrenia).

Tiempos

Modificar las vías químicas y eléctricas cerebrales activadas por las drogas lleva de uno a dos años como mínimo, siempre y cuando exista un estilo de vida sano sin drogas y en muchos casos, con necesidad de psicoterapia intensiva y con medicamentos psiquiátricos neuroregenerativos, ya que las drogas son neurodegenerativas del sistema nervioso.
En suma, es una enfermedad de múltiples causas y de múltiples efectos. Es la enfermedad epidémica de hoy.

(Fuente: La Prensa, 28-4-08)


[1] Director del Instituto de Prevención de la Drogadependencia - Univ. del Salvador