domingo, 26 de abril de 2009

EL ESTADO QUE LE PRESTA AL ESTADO



Rafael Mathus Ruiz

El Estado se convirtió, en los últimos años, en el gran acreedor del Estado. No hay una institución, grupo de acreedores o inversor que tenga en su poder tanta deuda pública como los organismos estatales. Los títulos del Tesoro llegaron ya a casi todos los rincones del sector público, desde la Anses, la AFIP y el Banco Central hasta fondos fiduciarios, bancos y empresas estatales. Entre todos, ya poseen alrededor de un tercio de la deuda pública total.

El número fino es una incógnita. Las últimas cifras de la deuda son de fines de 2008, y no se conocen todavía todas las colocaciones de títulos realizadas este año. De hecho, sólo en estas semanas se difundieron las últimas operaciones del año anterior. Fuentes oficiales afirman que la deuda en manos de organismos públicos es inferior a los $ 150.000 millones. Tres estimaciones privadas recopiladas por La Nacion ?de Econométrica, Econviews y el Estudio Bein & Asociados? colocan la cifra entre los 155.000 y 175.000 millones de pesos.

Hubo dos jugadas emblemáticas del kirchnerismo que forjaron el grueso de esta cifra. Una fue la cancelación de la deuda con el Fondo Monetario Internacional. El Tesoro emitió una letra, el instrumento más utilizado para colocar deuda dentro del sector público, por US$ 9530 millones, que quedó en manos del Banco Central. La entidad que preside Martín Redrado posee, además, otros US$ 3000 millones en títulos públicos y otros US$ 7000 millones en adelantos transitorios. La otra jugada fue la estatización de las AFJP, que convirtió a la Anses en uno de los principales tenedores de bonos. A estas decisiones les siguieron decenas de emisiones de nuevas letras.

La operación funciona así: si el Tesoro desea hacerse de los excedentes de, por ejemplo, la Lotería Nacional, pues simplemente lo toma y a cambio le entrega una letra, es decir, deuda. Es así como la aspiradora oficial obtiene los recursos necesarios para cubrir todos los gastos, incluidos los vinculados a la deuda que está "fuera del Estado". Esta estrategia, que los economistas llaman en términos llanos "raspar la olla", se profundizó a fines del año anterior, le brinda al Gobierno algunos beneficios en cuanto al manejo de la caja, pero conlleva no pocos riesgos. Así, el Banco Central y la Anses se convirtieron en los principales acreedores "estatales" del Tesoro, pero no en los únicos.

La Nación, 26-4-09