jueves, 2 de abril de 2009

El morir en Argentina santifica al muerto


Jorge Ortiz

Todos sus pecados le son perdonados sin la intervención de Dios.
La gastada frase de " y... tenía sus cosas pero era buen tipo" parece destinada a encubrir errores y horrores.
Otra frase reiterada es " un tipo honesto, los que tenía al lado eran los que robaban" con lo cual Alí Baba podría haberse eximido de todos sus hechos dejando en la cárcel a sus famosos cuarenta ladrones.
La tragedia argentina se ve reflejada en el ingenioso juego de las palabras que no distingue entre buenos y malos, así se anuncia pomposamente "ha muerto el padre de la democracia".

Raúl Alfonsín se transforma en el hijo predilecto de Ricardo Balbín borrando de un plumazo el antagonismo histórico entre ambos políticos, el viejo radical tildaba de comunista al joven abogado que se convertiría en defensor de terroristas.
Si no hubiese ganado las elecciones que lo llevaron a la presidencia hoy sería uno más, lo cual no lo hace acreedor a títulos y honores que distorsionan la verdad histórica.

Con políticas ajenas al sentir nacional se destacó como un claro impulsor de la internacional socialdemocracia.
Si fue honesto la omisión y permisividad con sus íntimos colaboradores lo convirtió en un cómplice silencioso y necesario.
Cuando dictó leyes para reconciliar a los argentinos de un pasado inmediato y violento, tampoco lo hizo de "motu proprio" sino presionado por levantamientos que no querían quebrar ningún orden institucional y que exigían un reconocimiento a la verdadera historia.
¿Preservó la democracia o la presidencia?
¿El abandonar meses antes de cumplir su período presidencial lo convierte en un traidor a la voluntad popular o en un sacrificado por el país?

Argentina, una tierra donde los terroristas que atacan gobiernos constitucionales se transforman en defensores de la democracia, donde madres y abuelas hacen negocios con sangre derramada y pañuelos blancos, con leyes violadas por la propia justicia, con adhesiones a pactos internacionales pero a medias y a medida de intereses particulares, donde se desgarran vestiduras por derechos humanos mientras se aprueba el libre aborto, que se horroriza ante el narcotráfico mientras se despenaliza el consumo de drogas, donde una presidente evita sacarse una foto con un dictador africano mientras posa con el mayor de todos en Cuba.

No debe extrañarnos ser mirados con desconfianza por el resto del mundo, el abrazo de Kirchner con Cobos sea cual fuese la motivación es una muestra fiel de la hipocresía política.
Lo que sí da tristeza es mirar hacia atrás viendo tanta muerte sin reconocimiento alguno.
Hoy específicamente la de nuestros soldados en Malvinas, los que cayeron y los que volvieron nunca fueron reconocidos por el "padre de la democracia" ni siquiera con una pensión digna.

Murió Alfonsín, prefiero derramar mis lágrimas por los que murieron por la Patria.
¡Gloria y Honor a nuestros Soldados que lucharon en Nuestras Islas Malvinas!


NuevoEncuentro 02/04/09