miércoles, 15 de marzo de 2017

EN TORNO AL PROBLEMA DEL ATRASO CAMBIARIO


Por Héctor GIULIANO
(10.3.2017)

El Dr. Cosme Beccar Varela – editor de la página web La botella al mar – me informa sobre una carta de lectores relacionada con mi nota sobre “Deuda, dólar y comercio exterior” (del 3.3.2017) invitándome a que la responda.
Titulada “Una defensa del atraso cambiario” - carta de Ulises de la Orden del 10.3.2017, esta carta, en lo que directamente atañe a mi trabajo, dice lo siguiente:

“Cuando se habla de retraso cambiario, deberíamos decir cuál es la base de comparación  o cual es el parámetro de medida,  decir en términos generales que el atraso cambiario es negativo para el comercio exterior, es una verdad de Perogrullo.  Pero debemos ser serios al evaluar la situación.  Obviamente un dólar a 20 sería mejor para los exportadores y peor para los importadores, y quizás mucho peor para el pueblo en general.
La realidad Argentina ¿cual es?  Si comenzamos el análisis en diciembre del 2015, teníamos un dólar para exportaciones industriales de 9 pesos menos el 5% de retenciones a las exportaciones, es decir un dólar de 8,55  hoy tenemos un dólar de 15,8 sin ninguna retención,  es decir que hemos tenido una devaluación real para los exportadores del 84% esto significa casi el doble de lo que aumentaron los sueldos.
Si comparamos cuanto cuesta un empleado en Argentina o en Uruguay o en Brasil, veremos que las diferencias son muy pocas. De esta manera es muy difícil hablar seriamente de un peso sobrevaluado.
Todo lo demás que menciona el Licenciado Giuliano son generalidades miradas de forma sesgada y por supuesto con conclusiones  equivocadas.

RESPUESTA DE GIULIANO.

En línea con lo afirmado en mi trabajo de referencia, contesto lo siguiente:
Mi planteo de base es que el gobierno Macri mantiene una política de retraso cambiario como forma de sostener su política de endeudamiento externo: léase garantía de pago por servicios de intereses y toma de obligaciones adicionales (que no tienen capacidad de pago demostrada).
De la carta del Lector no está claro si niega la existencia de atraso cambiario o si relativiza sus efectos.
El parámetro de medición más directo del retraso en el tipo de cambio es la relación Devaluación / Inflación y ésta fue de 1 a 2 durante el 2016, primer año de la gestión Macri: 21.83 % de Devaluación (13.01 $/US$ al 31.12.2015 contra 15.85 $/US$ al 31.12.2016) dividido por la Inflación del 40.79 % del ejercicio.[1]

Es decir,  que el aumento general de los precios de la Economía fue prácticamente el doble que la devaluación de la moneda local con respecto al dólar, lo que prueba el fuerte proceso de apreciación del peso o quantum del promedio aproximado del atraso cambiario.[2]

A nivel académico no existe consenso unánime sobre las causas ni sobre la forma y parámetros de medición de la evolución de los tipos de cambio en relación a las monedas locales pero sí sobre los efectos que identifican la existencia de dicho retraso, entre las cuales pueden mencionarse las principales consecuencias que se citan a continuación.
a)    Pérdida de competitividad de las Exportaciones y, en cambio, estímulo o ventaja para el ingreso de Importaciones, con la consiguiente tendencia al desequilibrio negativo de la Balanza Comercial.[3]
b)    Aumento de la participación de bienes importados en el mercado nacional, con sus secuelas de desplazamiento de productos locales por insumos o productos extranjeros y sus efectos sobre los niveles de actividad económica vía aumento de la recesión y el desempleo.
c)    Engañosa percepción de mejora en los salarios reales formales expresados en dólares frente a la realidad de caída de esos mismos salarios reales en pesos, carcomidos en su valor como producto de una inflación interna superior a la devaluación cambiaria.
d)    Des-estímulo a las Inversiones Extranjeras Productivas o Directas (IED) y, por el contrario, atracción de capitales especulativos o golondrina dado las extraordinarias ganancias financieras que se ofrecen por arbitraje entre tipo de cambio estable y retrasado combinado con tasas de interés locales que son un múltiplo de las internacionales. Con el agravante que representa la reciente eliminación del período de entrada y salida de tales capitales frente a cualquier proyecto de inversión física.
e)    Incentivo al turismo emisor masivo de argentinos hacia el exterior y paralela retracción o desincentivo del turismo receptivo.

Hasta aquí los principales factores que explican empíricamente el actual problema de atraso cambiario que sufre la Argentina y que convierte en insostenible negar que una nueva Política de Dólar Barato está hoy vigente en nuestro país.
Como tampoco puede soslayarse el hecho que el mantenimiento de altas tasas de interés domésticas por parte del Banco Central (BCRA) actúa como instrumento de atracción de capitales financieros que contribuyen a acentuar ese atraso cambiario al incrementar el stock de reserva de divisas y, por ende, a dar una artificial paridad teórica de referencia, que actualmente es de 16.10 $/US$ (según datos al 28.2 pasado), producto del cociente entre 814.700 M$-Millones de Pesos de Base Monetaria  y 50.600 MD-Millones de Dólares de Reservas Internacionales; siendo además que la mayoría de estas reservas no son propias del BCRA sino sostenidas con su deuda cuasi-fiscal (encajes bancarios en moneda extranjera, Lebac y Otros Pasivos).

Nivel de reservas éste que, a su vez, se utiliza para compensar mayores salidas por pagos al exterior y fuga creciente de capitales (que es un síntoma característico de las expectativas vigentes sobre mayor riesgo cambiario futuro).
Notablemente, hoy el gobierno Macri utiliza así el atraso cambiario como otrora la administración Kirchner, y lo hace con la misma finalidad: servir como ancla o instrumento de su inoperante política anti-inflacionaria.  
Desde el punto de vista de la Teoría Económica un Tipo de Cambio normal estable debiera estar dado por el Punto de Equilibrio entre Exportaciones e Importaciones, pero las realidades comerciales, económicas y financieras hacen mucho más complejo el problema como para poder resumirlas en una fórmula o esquema de interpretación fijo.
Estos factores complican lógicamente la cuantificación del problema del retraso cambiario y el uso de una metodología uniforme para ello.

Tales son las principales aclaraciones y/o explicaciones personales adicionales relacionadas con el tema de referencia. 
A los fines de esta respuesta técnica no se considera pertinente responder a las expresiones muy subjetivas del Lector.






[1]  Los datos están tomados de fuentes oficiales – básicamente BCRA e INDEC - y de los Informes analíticos de la Fundación Buenos Aires XXI (FBA XXI).
[2]  Ciertamente estas variaciones no son uniformes sino que varían, en más o en menos, por sectores de la economía (básicamente Agro versus Industria).
[3]  Estrictamente hablando, no debiera tomarse como referencia sólo la Balanza Comercial sino la Cuenta Corriente de la Balanza de Pagos, que es mucho más comprensiva.