sábado, 21 de mayo de 2016

LA DIÓCESIS DE BILBAO LE DICE A ETA QUE PIDA PERDÓN A LAS V´CTIMAS



catolicos-on-line, 21-5-16

En un comunicado, la diócesis de Bilbao defiende fomentar entre quienes han ejercido la violencia, «la autocrítica, el reconocimiento y reparación, en lo posible, del daño causado» y apuesta por favorecer la adopción de condiciones penitenciarias que «permitan una mayor rehabilitación y reinserción». El texto recuerda que ETA lleva cinco años sin matar pero desgraciadamente no se ha disuelto ni ha entregado las armas.

Asimismo, ha apostado por «superar el miedo paralizante» y mostrar cercanía «afectiva y efectiva» con las víctimas de la violencia, que cree que todavía «no han visto resarcidos sus derechos vulnerados», aún «gozando de mayor reconocimiento institucional».

Estas son algunas de las conclusiones del Encuentro por la Paz-Bake Topaketa celebrado el pasado 13 de febrero en la iglesia de Santa María de Gernika.

Los participantes en la jornada reflexionaron sobre el tema de la Paz y la Reconciliación y las conclusiones recogidas han servido como base para la elaboración del documento publicado por la Delegación Diocesana de Caridad y Justicia (Paz y Reconciliación).

Por la paz y la reconciliación

En el texto, titulado «Por la Paz y la Reconciliación», se recuerda que hace ya cinco años que ETA cesó definitivamente su actividad terrorista, aunque «lamentablemente» todavía no se ha disuelto ni ha entregado las armas. No obstante, ha subrayado que, «aun así», se vive un «tiempo nuevo para la convivencia en nuestro pueblo».

La diócesis vasca ha apuntado que la aparición de «nuevas dificultades y preocupaciones» como la crisis económica, el terrorismo internacional o la crisis de refugiados, abundan «en la pérdida de relevancia» de un problema que «se consideraba prioritario».

En este sentido, ha apuntado que ello puede «ocultar» situaciones personales y grupales en las que «se sufren intensamente» las consecuencias de tantos años de terrorismo y de otras violencias.

«Aunque la mayoría de nuestra sociedad parece deseosa de pasar página, hay que valorar si antes hemos sido capaces de haberla escrito correctamente y leído en su totalidad», agrega.

Víctimas

En este sentido, ha apreciado que las víctimas «no han visto resarcidos sus derechos vulnerados», aun «gozando de mayor reconocimiento institucional».

También ha constatado que la realidad de quienes han ejercido la violencia «pone a prueba el objetivo de su reintegración social» y defiende que las nuevas generaciones reclaman «un aprendizaje social que impida recaer en la violencia para con quien piensa de modo diferente».

Asimismo, considera que falta «un relato compartido», para cuya elaboración es necesario «un proceso de escucha, de contraste y de diálogo en verdad y en libertad».

La Diócesis ha destacado que, «afortunadamente» no faltan «acciones ejemplares», como el diálogo entre «personas y grupos separados a causa de la violencia, experiencias y testimonios ofrecidos en el ámbito de la educación, casos de quienes han sido capaces de pedir perdón y de perdonar».

En el texto, la Diócesis ha apelado a hacer realidad «la imagen de la Iglesia como 'hospital de campaña' que acoge »a las personas heridas, y se vuelca en su atención y sanación, sin miedo a sufrir por ello incomodidades y riesgos«.

Propuestas de actuación

En este sentido, el documento recoge unas propuestas de actuación basadas en dos actitudes, la conversión y la misericordia. En el capítulo referido a conversión, destaca que ello significa anteponer la fe a la ideología política.

La Diócesis defiende realizar »primeramente la autocrítica privada y pública, personal y comunitaria« de sus actitudes y comportamientos respecto al terrorismo y otras violencias. En general, hemos tenido miedo a hablar, a salir de nuestra zona de confort, remisos a participar en foros por la paz y en contra de la violencia. Esto ha de cambiar».

También ha planteado «humanizar, perdonar y reconciliar. Es necesario escuchar y dejarnos purificar, sanar y ofrecer socialmente nuestra memoria particular de lo vivido y acontecido, en contraste con otras, siguiendo los criterios de veracidad y justicia para la deslegitimación del terrorismo y de toda violencia», ha asegurado.

Además, proponer recuperar de forma reconciliadora espacios personales y sociales «abandonados durante todos estos años por enemistad, precaución u otras causas». En este sentido, ha asegurado que la paz sigue siendo «aún frágil en nuestras relaciones interpersonales».

También se ha planteado promover su presencia en foros públicos donde se trabajen «acuerdos, procesos de entendimiento, convivencia y reconciliación, acordes a las líneas diocesanas».

En el apartado de misericordia, la Diócesis ha propuesto mostrar su cercanía «afectiva y efectiva» con las víctimas en el entorno cercano. «Es necesario superar el miedo paralizante y salir con la llama de nuestra responsabilidad», ha asegurado.

También ha defendido celebrar eclesialmente la memoria de las víctimas, particularmente el Día de la Memoria, y participar en los actos sociales e institucionales coherentes «con nuestras convicciones».

Otra de las propuestas de actuación de la Diócesis son impulsar en sus ámbitos e instituciones «una educación formal e informal» para la paz, que incluya el testimonio de «familiares de víctimas asesinadas, de quienes han sufrido extorsión, acoso, torturas o conculcaciones de derechos humanos».

Asimismo, defiende fomentar en quienes «han ejercido la violencia la autocrítica, el reconocimiento y reparación en lo posible del daño causado, y el compromiso por la paz y los derechos humanos».

Otras propuestas son trabajar por «la rehabilitación individual y por la reintegración social de quienes se encuentran privados de libertad o han abandonado ya la cárcel».

Igualmente, ha apostado por «favorecer la adopción de condiciones penitenciarias que permitan una mejor rehabilitación y reinserción, atendiendo a la situación de las personas encarceladas, y también de sus familias».


Un último planteamiento es el de «profundizar en el ejercicio del perdón», creando y fomentando «condiciones que hagan posible pedirlo, otorgarlo y acogerlo».