miércoles, 26 de noviembre de 2008

Utopía y política

José María Iraburu

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Incapacidad política para la perfección
Se equivocan profundamente los hombres idealistas cuando ponen su esperanza de perfección en la política; y se ven necesariamente defraudados.
No. La perfección, al menos en términos relativos, puede ser pretendida con esperanza en el empeño personal ascético y en el intento comunitario; pero en la tarea social política, fuera de coyunturas históricas excepcionales, y aún entonces, no puede aspirarse a la perfección, sino a reducir el mal y a acrecentar el bien lo más posible, y a crear un orden de convivencia estable, en el que, eso sí, puedan florecer libremente las perfecciones personales y comunitarias.

La nobilísima actividad política
El cristianismo ha considerado siempre que, entre todas las actividades seculares, la función política es una de las más altas, pues es la más directamente dedicada al bien común de los hombres….En la encíclica Populorum progressio hace Pablo VI una llamada urgente: «Nos conjuramos en primer lugar a todos nuestros hijos. En los países en vías de desarrollo, no menos que en los otros, los seglares deben asumir como tarea propia la renovación del orden temporal [...] Los cambios son necesarios; las reformas profundas, indispensables: deben emplearse resueltamente en infundirles el espíritu evangélico. » (81: 1967).
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El último Alcázar, 26 de junio de 2006

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