domingo, 22 de marzo de 2009

Sin límites en el Gasto Público


Carlos Manzoni

En cualquier hogar, se sabe y se repite casi como un mantra que, si se gasta más de lo que ingresa, lo más probable es que la economía familiar colapse. Ese mismo riesgo se corre en la Argentina actual, donde el gasto público se agiganta al mismo tiempo que la recaudación tributaria se empobrece.

En el primer bimestre de este año, el gasto público primario (antes de contar el pago de los intereses de la deuda) aumentó un 27,3%, respecto del mismo período de 2008, mientras que lo recaudado por el Estado creció sólo un 12,8% en la misma comparación interanual, según datos de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL). En términos más simples: el gasto crece más del doble que el ingreso.

Esta combinación comienza a socavar significativamente las cuentas fiscales. Según datos del Ministerio de Economía, el superávit fiscal primario fue, en febrero, de 1603 millones de pesos, un 50% menos que en el mismo mes del año pasado, cuando se registraron 3178,9 millones. Y si se toma el primer bimestre, se ve que el superávit primario fue de $ 3600 millones; el 45% de lo que se contabilizó en igual período de 2008, cuando fue de $ 6568 millones.

"Vamos en camino hacia un rojo fiscal, como consecuencia de que el grueso del gasto público no es susceptible de ser disminuido y de que por el lado de los ingresos, la caída explicada por la baja de los impuestos al comercio exterior tampoco es controlada por el Gobierno. Estas dos variables son muy críticas", opinó Jorge Colina, economista de Idesa.

El abultado gasto público no es nada nuevo para la administración kirchnerista: desde 2004 hasta 2008, el gasto primario se incrementó un 271%, mientras que el total (que incluye el pago de los intereses de la deuda) subió un 257%, según datos del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf). Lo que ocurre es que en buena parte de ese período los ingresos también treparon a buen ritmo; pero a partir de 2005, eso comenzó a cambiar.

Así fue como en 2004 el gasto creció un 17% respecto del año anterior; en 2005, un 21%; en 2006, un 29%; en 2007 (año en que se produce el mayor salto), 44%, y en 2008, un 35 por ciento. Asimismo, si se hace una relación entre la erogación estatal y el producto bruto interno (PBI), se puede ver que mientras que en enero 2001 el gasto primario representaba el 19% del PBI, en enero de 2009 alcanza el 24 por ciento. Es decir que en sólo nueve años la participación del Estado en la economía aumentó cinco puntos del PBI.

"Es tan grande el crecimiento del gasto público en los últimos años, que aun con los importantes aumentos de la recaudación que lo acompañaron no se pudo evitar que decreciera el ahorro fiscal", explicó Nadin Argañaraz, presidente del Iaraf.

Según un análisis estadístico aportado por este instituto, el ahorro fiscal cae sistemáticamente desde 2004: fue del 3,9% ese año; del 3,7 en 2005; del 35% en 2006; de 3,2% en 2007 y del 3,1% en 2008. "Si bien no es una mala cifra, lo que preocupa es que continúe esta tendencia y la suba del gasto se coma todo el ahorro", señaló Argañaraz.

Para Juan José Llach, economista y profesor del IAE de la Universidad Austral, el alto gasto primario, que él estima en un 23%, no sería motivo de preocupación si estuviera bien financiado. "Pero lamentablemente no es así", acotó quien fue ministro de Educación durante el gobierno de Fernando de la Rúa.

Llach agregó que la consecuencia lógica es la caída del superávit, como se vio claramente en febrero. "Esto es complicado para un país que, por sus errores, carece de financiamiento y tiene que afrontar con la caja no sólo los vencimientos de intereses, sino también los de capital", opinó.

Pero ¿cuáles son los ítems que más crecen dentro de la erogación total? De acuerdo con un informe del Centro de Implementación de Políticas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec), el rubro en el que más subió el gasto en términos de su participación en el PBI fue el de las prestaciones a la seguridad social, que creció un 7,9% en 2008, respecto de 2007.

Según el análisis, elaborado por Federico Morongiu, coordinador del Programa de Política Fiscal del Cippec, también subieron mucho las transferencias corrientes, principalmente las que van al sector privado. Este rubro, dentro del que se encuentran los subsidios que el gobierno nacional otorga a las empresas del sector privado, creció un 5,6% en 2008, respecto de 2007.

En tanto, el estudio realizado por el Iaraf estima que los mayores incrementos del gasto se produjeron en coparticipación y leyes especiales, seguridad social y transferencias al sector privado. Por último, coloca a la inversión real directa (que es todo lo que el gobierno nacional destina a obras de infraestructura), gasto de personal y bienes de servicios.

Lo cierto es que en mayor o menor medida, en los principales rubros el gasto público se disparó. Y, ahora, en lo que va de 2009 la tendencia no parece revertirse. Según comentó Cynthia Moskovits, economista senior de FIEL y especialista en el área fiscal, todos los gastos suben.

"Los salarios crecieron 42%, cifra superior a la de 2008, que se ubicó en 32%. En parte eso se explica por los aumentos salariales dados el año pasado, pero también por un reencasillamiento de parte del personal en el régimen del Sinapa. Así, los salarios explican casi el 20% del aumento del gasto primario en 2009", especificó.

Otro rubro de crecimiento impresionante en el primer bimestre del año es el de las transferencias discrecionales a provincias, con un aumento que roza el 70%, que representa el 19% del incremento del gasto. "Pero es el aumento en las prestaciones previsionales, de casi 24%, el que da cuenta de la mayor porción del crecimiento: 27,5% del aumento del gasto primario responde a este rubro. Mientras que las erogaciones de capital, por su parte, subieron casi un 36% y explican un 17,5% del crecimiento total", completó la economista.

Por su parte, el economista y diputado nacional por el partido Buenos Aires por Todos, Claudio Lozano, explicó que en esto juegan varias cosas. "En enero y febrero caen los aumentos de las remuneraciones que no estaban presentes en 2008. Hubo incrementos del 14% para jubilados y del 13% para los trabajadores del sector público. Es más, lo que se discute este año son nuevas subas", comentó.

En total, el gasto público es de US$ 80.000 millones, una cifra que, según coinciden los analistas consultados, debe comenzar a bajar para proteger el superávit fiscal. Pero las señales del Gobierno, al menos en estos meses preelectorales, parecen indicar lo contrario: el jueves último, la presidenta Cristina Kirchner anunció una coparticipación parcial a las provincias de lo que ingresa por las retenciones a la soja.

Esta medida, un decreto de necesidad y urgencia que contradice el Art. 4 de la Constitución Nacional, que impide la coparticipación de lo recaudado por derechos de exportación, implica que al dinero que ya sale del bolsillo estatal habrá que sumarle otros US$ 1700 millones que se transferirán a las provincias.

Si bien es cierto que el incremento del 27,3% que tuvo en el primer bimestre del año muestra una leve desaceleración, respecto del 34% que alcanzó en 2008, ésta no parece ser suficiente para resguardar el superávit fiscal. Sobre todo, teniendo en cuenta que el pronóstico para la recaudación tributaria no es el mejor.

"La recaudación se cae a pedazos porque la economía dejó de crecer desde octubre de 2008 y eso impacta sobre el nivel de actividad. Además, hay una gran caída en lo que ingresa por impuesto a las exportaciones", señaló Lozano.

No queda otro camino para evitar el rojo fiscal que achicar los egresos; pero ésta no es una tarea sencilla ya que una de las características del gasto público es su rigidez y la dificultad que plantea bajarlo una vez que alcanzó un techo. Esta circunstancia se observa desde 2004 en adelante, período en el que la erogación pública creció de modo constante.

"A mi juicio no hay mucho margen para bajar el gasto público", disparó Argañaraz. Según explicó, lo que se destina a la seguridad social crece de acuerdo con una ley de movilidad; los subsidios dependen del sinceramiento de tarifas, una decisión política difícil de tomar antes de las elecciones y que si se aplica genera inflación, y un recorte de sueldos es algo impensado en un año electoral.

En su opinión, el único ajuste puede llegar por el lado de la obra pública. "Lo otro no lo podés tocar", subrayó.

Moskovits coincidió con este diagnóstico. "La vía habitual para limitar la expansión del gasto es posponer obra pública", sostuvo.

La obra pública es el gasto más cíclico y para cualquier gobierno representa la variable de ajuste más aconsejable. Pero aquí esa opción choca con las políticas de la actual presidenta, que en diciembre último anunció un monumental plan de obras que requerirá dinero extra por encima de lo presupuestado para este año.

Para Lozano, el descenso del gasto no puede ser mayor porque carga con las decisiones de 2008. "Y la razón de su impacto no es tanto por el incremento del gasto, sino por la fuerte reducción de los ingresos. Es más, si la recaudación sigue con esta tendencia a la baja, no habrá recursos para la obra pública anunciada en diciembre por la Presidenta. Y si se hiciera igual esa obra pública, habría un resultado financiero negativo de 34.000 millones de pesos", destacó.

En diciembre, Cristina Kirchner enumeró un centenar de obras públicas que iban desde escuelas, casas, hospitales hasta obras de infraestructura básica, como rutas y construcciones eléctricas. Desde el momento mismo en que se concretó el anuncio, siempre por lo bajo, empresarios y demás actores del sector dudaron de su efectiva concreción.

Pese a la monumental cifra y a la necesidad que tiene la Argentina de proyectos de infraestructura, ni siquiera se mencionó cómo se iban a financiar estos anuncios.

Para muestra sobra un ejemplo. El Estado no pudo concretar hasta el momento la financiación del tren de alta velocidad que uniría Rosario con Córdoba. Y tampoco ha podido realizar el fondeo para adquirir los aviones que desde hace meses negocia con el grupo Marsans y que se sumarían a la flota de Aerolíneas.

En voz baja, un analista que pidió reserva de su nombre, comentó a La Nacion: "El plan de obras anunciado en diciembre es imposible de concretar con el actual nivel de gasto público. Quiero pensar que es sólo un anuncio, porque si de verdad el Gobierno piensa hacerlo, vamos al rojo fiscal antes de lo que imaginamos".

Si eso llegara a ocurrir, no quedarían fondos para pagar los intereses de la deuda y el Gobierno tendría que recurrir a las reservas.

Ante este panorama, ¿qué es lo que cabe esperar? Para Lozano, está claro que el país va hacia un escenario de ajuste fiscal en el segundo semestre del año. "Y es probable que eso sea lo que esté detrás de la decisión de adelantar las elecciones para junio", dijo. Y agregó: "Después de esa fecha, si no hay estrategias distintas, que permitan discutir cómo captar rentas de los sectores con mayor capacidad económica, se tendrá que ir sobre el ajuste el gasto".

Según comentó el diputado, lo que va a pasar es que el recorte del gasto lo van a pagar los más débiles: la baja de los subsidios se va a traducir en aumentos del transporte y la energía. También sugirió que es probable que después de junio la obra pública se paralice. "Por ahí no se hace ese plan anunciado en diciembre", acotó. "Pero eso, a la vez, va a significar menor actividad económica y mayor desempleo".

Para Colina, la Argentina está ante un escenario que era previsible que se pudiera dar cuando cayeran los precios internacionales de las principales commodities que exporta el país, porque con ese dinero se podían financiar los gastos crecientes, pero ahora los egresos seguirán creciendo y la recaudación se estancará.

Con el fin de analizar qué puede llegar a suceder este año con las cuentas fiscales, conforme con el alto nivel del gasto, desde el Iaraf se imaginaron tres escenarios posibles: A) el gasto será igual al de 2008, más las transferencias automáticas a las provincias (una suba del 7%); B) el escenario A, más el ajuste de las remuneraciones por inflación y la obra pública presupuestada (la suba sería de 13%), y C) el escenario B, más los egresos por la obra pública anunciada en diciembre (aquí el incremento del gasto sería del 25 por ciento).

Según explicó Argañaraz, en los casos de los escenarios A y B, combinados con una recaudación aceptable, se podría mantener cierto ahorro fiscal, que oscilaría entre un 1,2 y un 3,5. "Lo aconsejable sería tener por lo menos un superávit fiscal de dos puntos", indicó.

Pero el encuadre en el escenario C conduciría indefectiblemente a un déficit fiscal, que iría desde un -0,2 a un -1,4 por ciento. "El país no tiene margen para que el gasto aumente un 25 por ciento", concluyó Argañaraz.

Lo malo es que en 2008 los gastos del Estado crecieron por encima de esa cifra. Y los dos primeros meses de este año tampoco mostraron buenas noticias.

Si esta tendencia continúa, el país no tendrá espaldas suficientes como para cumplir con los vencimientos de deuda. Sólo le quedaría recurrir a las reservas, algo poco recomendable por los especialistas, o intentar algún acercamiento a los organismos de crédito internacionales.

Esta última opción fue elegida por Llach como la más aconsejable. "Es increíble que la Argentina no pida los 15.500 millones de dólares que podría obtener del FMI. Ello le permitiría atender los compromisos de deuda sin necesidad de generar tensiones, tanto en 2009 como en 2010", comentó.

Puntos destacables

Aumento sostenido: El gasto público creció primario (sin contabilizar el pago de los intereses de la deuda) aumentó un 271%, desde 2004 hasta 2008, con un gran salto en 2007.

Suma millonaria : El gasto público asciende en la Argentina a 80.000 millones de dólares, una cifra que debería recortarse para evitar el riesgo de caer en déficit fiscal.

Ahorro en baja: Pese a que en los últimos años las recaudaciones tributarias han sido buenas, el alto gasto público ha deteriorado el ahorro fiscal desde 2004 hasta ahora.

Caída del superávit : El superávit fiscal fue en febrero de 1600 millones de pesos, un 50% inferior al que se alcanzó en el mismo mes de 2008, cuando se registraron 3178,9 millones de pesos.

Sin margen : Según estiman los especialistas, la Argentina no tiene margen para que su gasto público se incremente este año un 25 por ciento. En caso de que los egresos crezcan por encima de esa cifra, se ingresaría en déficit fiscal.

La Nación, 22-3-09