Por Claudio Chaves para el Informador Público
En mayo de este año el Ministro de Defensa Puricelli se enojó con los medios de comunicación, acusándolos de tener el alma colonizada. Extendió la imputación a los argentinos calificándolos de cipayos (ver diarios de esos días) y todo esto ¿por qué? Porque los medios le habían dado una enorme cobertura al casamiento del Príncipe Guillermo con Catherine Middleton y ninguna al bautismo de fuego de la Fuerza Aérea, el 1 de mayo de 1982, ni al hundimiento del General Belgrano.
En las mismas declaraciones afirmó que Malvinas era una causa popular y no sólo de las Fuerzas Armadas. ¡Bien!
Hoy nos enteramos por los diarios y los medios de comunicación que cuando las Fuerzas Armadas rinden un homenaje a los caídos y héroes de Malvinas, el Ministro sanciona con treinta días de arresto. ¿En qué quedamos?
Los hechos
El Teniente Coronel Víctor Manuel Paz rindió un homenaje al Almirante Carlos Robacio, recientemente fallecido, por su notable actuación en la guerra, con su Batallón de Infantería de Marina 5.
Naturalmente Paz, como Jefe del Regimiento de Infantería Mecanizado 25 (donde se realizó el homenaje) no pudo dejar de hacer mención al Coronel Seineldín, en la medida que este militar había sido jefe de la unidad en las islas y había tenido una sobresaliente actuación en los combates.
Si se quiere fue un gesto de camaradería y reconocimiento al patriotismo, valores sustanciales en la vida militar. Lo que no quiere decir, necesariamente, que el Tcnl. Paz avale el levantamiento de diciembre de 1990.
El Ministro Puricelli, como el conjunto de este gobierno, es maniqueo, arbitrario y binario. No son capaces de construir un pensamiento amplio y equilibrado, como por ejemplo reconocer abnegación y entrega a la patria en la Guerra de Malvinas y discriminar errores en la vida política del país.
La idea de que se es bueno y puro en todo, y malo e injusto siempre, es un pensamiento simple, infantil y por encima de todo, autoritario
¿Quién sería capaz de restarle valor al enorme patriotismo del General Lavalle, por su actuación en la guerra de la Independencia y al mismo tiempo, condenar su comportamiento en la guerra civil de los porteños, al fusilar al coronel Dorrego? Una conducta no opaca la otra, ni la resalta.
De manera que Puricelli en menos de un mes ha revelado su estrechez de miras, su menguada estatura política. No está a la altura de las funciones que desempeña.
¿Piensa de este modo el Ministro o tiene miedo de ser consecuente con las declaraciones de hace un mes? ¿Hay cobardía en su conducta?
Por si esto fuera así, le recuerdo, entonces, las palabras del Almirante Robacio:
“Yo no soy ni bravo ni valiente, ni nada por el estilo. Soy un hombre común. Tengo miedo cuando cruzo la calle. Pero en Malvinas no pude tener miedo. No pude tenerlo porque creo que Dios no me dejó tenerlo, y la preocupación por mis hombres, su entrega, obviamente no me podían permitir el privilegio de tener miedo”.
10-6-11