viernes, 27 de noviembre de 2015

REALISMO POLÍTICO

ELECCIONES 2015
 (comentarios a un texto de José Antonio)

Augusto Padilla
aladerecha, 19-11-15

En poco tiempo más se conocerá el nombre del futuro presidente. Por supuesto que ninguno de los dos es de mi agrado, pero no me voy a enojar con quienes voten a Macri, no tanto por sus promesas, sino cansados del mefítico kirchnerismo, como lo estamos todos. Sí espero que muchos de quienes lo hagan tengan presente de que estaremos frente a una etapa light de la revolución cultural propugnada por Gramsci y la Escuela de Frankfurt. Y me dirijo especialmente a nuestros presos que eventualmente recuperen la libertad, después de sus indecibles sufrimientos. Hay que seguir luchando contra la subversión, queridos amigos, porque a ustedes y a nosotros no nos queda otra, manteniendo la “aptitud de combate”.

Y a propósito de estas elecciones, es “justo y necesario” evocar a un joven héroe español, tan cercano a nuestros afectos: José Antonio Primo de Rivera. Nada mejor entonces que recordar algunos párrafos de su discurso del 29 de octubre de 1933, en el Teatro de la Comedia de Madrid, cuando presentó su candidatura a diputado por Cádiz por la Unión Monárquica, un frente de las derechas.
En su encendido discurso, que se considera como el primer paso para la constitución de la Falange, el joven abogado planteó con galanura una nueva y generosa visión de la política:

“En un movimiento poético, nosotros levantaremos este fervoroso afán de España; nosotros nos sacrificaremos; nosotros renunciaremos, y de nosotros será el triunfo, triunfo que ¿para qué os lo voy a decir? no vamos a lograr en las elecciones próximas.
En estas elecciones votad lo que os parezca menos malo. Pero no saldrá de ahí vuestra España, ni está ahí nuestro marco. Esa es una atmósfera turbia, ya cansada, como de taberna al final de una noche crapulosa. No está ahí nuestro sitio. Yo creo, sí, que soy candidato; pero lo soy sin fe y sin respeto. Y esto lo digo ahora, cuando ello puede hacer que se me retraigan todos los votos. No me importa nada. Nosotros no vamos a ir a disputar a los habituales los restos desabridos de un banquete sucio. Nuestro sitio está fuera, aunque tal vez transitemos, de paso, por el otro. Nuestro sitio está al aire libre, bajo la noche clara, arma al brazo, y en lo alto, las estrellas, Que sigan los demás con sus festines. Nosotros fuera, en vigilancia tensa, fervorosa y segura, ya presentimos el amanecer en la alegría de nuestras entrañas”.

Como se ve, José Antonio no le hacía ascos a soportar “una atmósfera turbia” de “una noche crapulosa”, porque su sitio no estaba ahí. Y tampoco lo escandalizaba el hecho de votar, a pesar de que algunos cátaros nuestros se rasguen las vestiduras, un tanto farisaicamente.
Si el nacionalismo quiere sobrevivir, deberá animarse también a respirar los malos aires de noches crapulosas, pero firmemente decidido a estar solamente de paso y a resistir la tentación de permanecer “en la taberna”. No será fácil, ni mucho menos, pero entiendo que,con la ayuda de Dios, vale la pena abordar la empresa.

1) Traigo a colación el ilustre ejemplo del entrañable José Antonio para que el nacionalismo se anime a organizarse y actuar políticamente, no limitándose a la mera literatura, quedando perdido entre las palabras.

2) Conozco de memoria las objeciones de los puros y de los dogmáticos: quedémonos en nuestra espléndida y cómoda torre de marfil, profiriendo improperios desde las alturas, porque mezclarse entre los politicastros es poco menos que un pecado mortal, ya que la democracia es perversa en sí misma. Idem con la participación en las elecciones.
(Más allá de las componendas y traiciones de sus actuales dirigentes, el Frente Nacional de Francia ha logrado imponer una “agenda pública” mínimamente razonable y conveniente para los intereses nacionales, que no parece fácil de modificar).
Agrego que participé en la fallida experiencia del MODIN, lo que me nunca me desalentó. Más bien al contrario: me dejó convencido de que es absolutamente posible intervenir con cierto éxito, aun en el plano electoral.
Lamentablemente la patriada no pudo ser, por la defección de Aldo Rico y la renuencia de muchos nacionalistas a “embarrarse”. Pero nadie “quitará lo bailado” y si no que lo digan los queridos hermanos Hugo y Fernando Esteva.

3) Aclaro que no soy democratista, ni mucho menos. Simplemente propongo un modesto curso de acción no escrituraria, con el propósito de que el nacionalismo tenga presencia pública. Hacerlo con sensatez y continuidad, sería un aporte invalorable para los argentinos del mañana. Doy por sentado entonces la bondad intrínseca del nacionalismo y la necesidad de difundirla en todos los niveles.
Puntualizo que es una herramienta y nada más. Si no sirve, habrá que usar otra.

4) Naturalmente, habrá que reunirse -no más en capillas- y considerar los diversos modos de acción posibles, adecuándose prudentemente al marco local (provincial, municipal, barrial, etc.). El tiempo dirá cuál es la forma de la futura organización. Por ahora podría ser un movimiento destinado a influir sobre los ciudadanos para que sepan que hay otras banderas políticas que levantar, apuntando a las inteligencias y a los corazones de muchos compatriotas que hoy no se sienten interpretados y menos representados por nadie.

5) La tarea debería comenzar en niveles modestos, pero con un objetivo claro: conseguir aunque sea que una barriada pobre tenga cloacas, iluminación eléctrica o calefacción en la escuela. Después se verán los otros pasos a dar (v.g. plantear la necesidad de que los padres sean los educadores primarios de sus hijos y someter a ellos los planes de estudio, sobre todo en las materias morales y humanísticas).

6) En definitiva, se trata de hacer apostolado político a largo, muy largo plazo. Pero algún día hay que empezar a difundir la verdad –con minúscula, claro está- del nacionalismo, mero reflejo, en todo caso, de la otra y única Verdad.
Por cierto que se debe tener presente la advertencia de Castellani Magno, que no dudó en candidatearse como diputado nacional: “el error del nacionalismo es poner los ojos en el Poder a corto plazo en vez de ponerlos en la Verdad a largo alcance”.


7) Y después de estos comentarios a vuelapluma, quedo nomás a la espera del “fuego amigo”, que naturalmente será bien recibido.