Por Ismael Bermúdez
A cuatro años de la intervención al Área de Precios del INDEC, los números están a la vista.
Mientras el Instituto Nacional asegura que en esos 48 meses la inflación fue del 39,0% , las mediciones de los Institutos oficiales Provinciales arrojan una suba del 120,6% , como en el caso de San Luis.
Entre una y otra medición hay 80 puntos de diferencia . En el rubro alimentos, las diferencias son mayores aún.
Estos 80 puntos aproximadamente se repiten si se compara la inflación del INDEC con la que miden otras siete provincias en ciudades como Jujuy, Neuquén, Paraná, Rawson-Trelew, Salta, Santa Rosa y Viedma . Algo similar arroja la medición de Santa Fe para la ciudad capital y Rosario.
En todos los casos, estas mediciones provinciales eran muy coincidentes con las del INDEC hasta diciembre de 2006.
A partir de ahí, esos índices provinciales se aproximan entre sí, pero difieren con los del INDEC.
La conclusión es más que obvia: a partir de la “intervención”, la que se desvió fue la medición del Instituto Nacional y las causas son conocidas, más aún después del informe de las universidades nacionales que reveló la manipulación de las cifras oficiales. A eso se agrega, y no por casualidad, que en marzo de 2008, el INDEC dejó de difundir el IPC Nacional , que contenía esas mediciones provinciales.
Las cifras provinciales de inflación se aproximan a la evolución que tuvo en el mismo período la población con ingresos que, según el INDEC, pasó de un promedio de $ 1.065 a $ 2.344 mensuales: un alza del 120%. De aquí se infiere que la gente mantuvo el poder adquisitivo. Con el IPC del INDEC, se llegaría a la absurda conclusión de que hoy la gente podría comprar un 60% más que 4 años atrás.
Los acuerdos salariales alcanzados entre sindicatos y empleadores también son coincidentes con los índices provinciales. Nadie se imagina a los empresarios remarcando sus precios con el IPC del INDEC y al mismo tiempo, acordando suba de los salarios con los índices provinciales.
Con todo, los datos de la Direcciones Provinciales marcan que en estos 4 años, los precios de los alimentos tuvieron una suba promedio de 140%. El INDEC registró un 39,3%. O sea, más de 100 puntos de diferencia.
De aquí se infiere que uno de los rubros más manipulados en la estadística oficial es el de alimentos y bebidas, que más inciden en la canasta de los asalariados, y más aún entre las franjas más pobres de la población. Este explica por qué el INDEC tiene índices de indigencia y pobreza muy bajos – la mitad— con relación a las mediciones alternativas.
Clarín, 23-1-11