viernes, 3 de julio de 2020

COVID-19





Y

EL  ÁRBOL  DE  LA  CIENCIA  DEL  BIEN Y DEL MAL


Enrique Díaz Araujo


        -1- Creación
            Para comenzar digamos que hay en la Biblia dos pasajes decisivos que debemos releer.
En el primero de ellos se describe la Creación. Allí se indica que Yahveh después de crear el cielo y la tierra, el día y la noche, los mares y la tierra, creó las plantas y árboles, “conforme  a su especie” (Gén. 1,11). Enseguida, dijo Dios:
“Produzca la tierra seres vivientes conforme a su especie” (Gén.1, 24).

Y de inmediato:
“Hagamos un hombre a imagen nuestra, conforme a nuestra semejanza…creólo macho y hembra”, para dominar la tierra (Gén. 1, 26-28).
Ahí está resumido lo referente al Creador, la Creación, y sus creaturas; los animales y el animal-racional, todos “conforme a su especie”. Es decir, el establecimiento de barreras específicas infranqueables. No existirán seres por fuera de las especies. Se trata de vallas perdurables, y que sólo el Creador podría modificar.
El segundo pasaje nos dice que Yahveh Dios colocó a Adán y Eva en un vergel en el Edén, con toda clase de árboles para comer, en cuyo centró situó “el árbol de la vida y el árbol de la  ciencia del bien y del mal”. Uno concedía vida para siempre y el otro  proporcionaba todo saber. Entonces dijo Dios:

“De todo árbol del vergel puedes comer libremente, mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás, porque el día que comas de él morirás sin remedio”.
Tras lo cual apareció en el Edén la serpiente astuta, quien, dialogando con Eva le sostuvo que sí podían comer sin problemas del árbol del bien y del mal; afirmando que:
“No moriréis en modo alguno: es que Dios sabe que  si coméis de él se abrirán vuestros ojos y os haréis como Dios, conocedores del bien y del mal”.
A raíz de lo cual, Eva y Adán comieron de ese árbol prohibido.
A continuación, Dios los halló, los reprendió; no los mató, pero  les impuso castigos diversos por su pecado.
Pecado original, ya que lo padecerían todos sus descendientes (Gén.2, 8; 2, 16;  3, 4; 3, 16-17).
Pecado capital ya que implicaba la soberbia (“hybris”), de querer ser como Dios, es decir de ser Creadores y crear creaturas al modo del Creador. Otra modalidad de esa “hybris” era la de pretender violar las vallas que separaban las especies.

Entonces, pensar en una “evolución de las especies”, como quería Charles Darwin y demás transformistas -que nunca dieron con el “eslabón perdido”, pero sí incurrieron en la “hybris” edénica-, constituye una Utopía (la “herejía perenne”, como la denominó Thomas Molnar).
Podrían acontecer mutaciones intra-especies, pero jamás extra-especies.

-2- El laboratorio de Wuhan
La civilización occidental moderna se ha caracterizado por su afán cientificista; una ciencia que apuntaba a un progreso no solo cultural sino también de la humanidad misma. Se han multiplicado los laboratorios médicos, físicos, químicos y otros empeñados en obtener un traspaso de las especies animales. No han conseguido su objetivo, pero su obstinación pertinaz ha seguido en relación inversa con sus consecuencias. Desde los proyectos “in vitro” hasta las clonaciones (no perdurables), todo se ha intentado una y otra vez, siempre con resultados negativos.
Lo peor de tales emprendimientos ha ocurrido en la búsqueda de vacunas para diversas epidemias.
En ese orden cabe subrayar lo acontecido en Wuhan, China comunista. Veamos.

Hay partículas virales que carecen de capacidad para multiplicarse por ausencia de citoplasma, y deben  hospedarse en otras células. Dichas partículas no son seres vivos sino partículas infectantes. Ese es el caso del virus corona. Virus que tiene predilección por el sistema respiratorio humano, donde  destruye las células que revisten los alvéolos pulmonares, dando origen a una neumonía bilateral. Esa perniciosa afinidad de este virus con los pulmones es la que lo vuelve tan peligroso. Riesgo que podría incrementarse manipulándolo en un laboratorio, lo que habría acontecido con el SARS-CoV-2.
Así, conforme a la denuncia de Luc Montagnier, descubridor del virus VIH del Sida, y Premio Nobel de Medicina, la doctora Shi Zhengli, vicedirectora del Instituto de Virología del Centro de Cultivos de Virus de Wuhan, provincia de Hubei, China, ha sido la responsable de la fabricación del virus CO-V2. Ella realizó manipulaciones genéticas usando de murciélagos como huéspedes. En un estudio firmado por ella se sostenía que:

“el murciélago constituye una especie de vaso mezclador para que el virus mute, salte la barrera de las especies y se aloje en mamíferos y humanos” (ver: González, Santiago, Intriga en Wuhan, en La Prensa, Bs. As., 11 de mayo de 2020, p. 8).
Eso  es lo importante de este ensayo: saltar la barrera de las especies. El sueño de Prometeo. ¿Con qué consecuencias…?

Richard Ebright, experto en enfermedades infecciosas de la Universidad Rutgers, había explicado que dichas técnicas de ingeniería genética de laboratorio debían ser rechazadas porque:
“acarrean el riesgo de crear una pandemia si ocurre la liberación accidental de un virus así modificado” (ibidem).
Pues, eso fue lo que realmente sucedió en China. Se instaló una peste en todo el orbe. Por supuesto que los chinos han negado ese génesis. Empero, hay indicios -serios, graves y concordantes- que prueban ese terrible hecho humano.

Aparte de Montagnier, lo han constatado las agencias informativas de cinco países y lo ha proclamado el Secretario de Estado de USA, Mike Pompeo.
El gobierno comunista chino presidido por Xi Jinping en Beijing, tras imponer el silencio sobre el asunto, luego ha negado que se hubiera propuesto iniciar una guerra bacteriológica con un virus diseñado para dañar a Occidente. Alegaba que nadie va a poner una bomba de tiempo en su propia casa. Se refería a que la misma China fue una de las primeras en sufrir los efectos de la pandemia del corona virus. Olvidaba mencionar que ni Beijing, capital burocrática, ni Shangai, capital comercial, habían sido atacadas por  el Covic 2. Afirmaba que el Laboratorio  Nacional de Microbiología de Wuhan era de nivel 4, de máxima seguridad. Pero, por si acaso, establecía que se trataba de “un asunto de seguridad nacional”.

No obstante, la micropartícula provocadora del brote de neumonía atípica, técnicamente Sars-CoV2, fue denunciada por el médico investigador Li Wenliang, el primero en alertar sobre la  posibilidad del escape del virus fabricado en Wuhan. Entonces intervino el PCC (Partido Comunista Chino), acusándolo de “perturbar el orden público”. Wenliang tuvo que retractarse y poco después murió infectado  por el virus. Otro profesor e investigador, Xu Zhangain, que hizo una denuncia análoga a la de Wenliang, ha desaparecido. Cuando menos, cabe asegurar que ha existido una respuesta lenta e insuficiente al brote de coronavirus. 

         -3- Especies
La doctora Shi Zhengli- que ha jurado entre llantos que a ella no se le escapó el coronavirus- ha admitido que sabía del alto riesgo de intentar saltos de especies en laboratorio, a partir de los murciélagos de Yunnan, en el sur de China. Es decir, que sabía que jugaba con fuego. Lo que no admite es que se  quemó con ese fuego.
Por otra parte, circula en los medios europeos un artículo que registra que el ministro de Defensa de China, Chi Haotian, en un discurso pronunciado en agosto de 2005 ante jefes de la Armada Popular, anunció que dentro de su estrategia bélica caía el uso de la guerra bacteriológica. Destacaba que podían hacerlo porque ellos no temían a ningún Dios, como los occidentales, que se los impidiera. “Nuestra fuerza- enfatizaba- es el ateísmo y la unidad de China” (Adessa, Franco, en “http://www.halturnershow.com/ ChineseDefenseMinisterTalksWarAgainstUS.html).

Podrá o no probarse el dolo exportador de la China comunista; pero lo cierto es que:
“el laboratorio de Wuhan trabajaba activamente en procedimientos arriesgados de manipulación genética, y sus propios estudios muestran que lo hicieron durante más de una década sin incidentes” (“Intriga, etc.”, cit.).
O sea, que todo indica que pudo suceder una liberación accidental del virus CoV2, puesto que este, como lo afirma Luc Montagnier, no es un virus de la naturaleza, sino elaborado en laboratorio. Primer punto aclarado.
Por otra parte si se piensa que todos los cientificistas, occidentales y orientales, se hayan empeñados desde hace siglos en saltar la barrera de las especies, es lógico que estos ateos -que descreen de la Revelación bíblica- hayan querido ocupar el lugar del Creador, comiendo, una vez más, del árbol del bien y del mal. “Seréis como dioses”, se dijeron en Wuhan. Y así les fue.

           -4- Los coautores
Quedamos en que lo de Wuhan  no es “un cuento chino”. Ahora aclaramos que el proyecto ateísta del SARS-CoV2 contó con un financiamiento muy exótico y sugestivo. Veamos de qué se trata.
A tal efecto, nos ayudan los trabajos de periodismo-investigación de Juan Antonio Castro y Francesca Totolo y las denuncias de la revista moscovita “Sputnik”.
Resulta que en el año 2014, durante el gobierno de Barack Obama en USA, se subsidió un proyecto virológico ofrecido por una entidad llamada Eco Heath Aliance. Esta, a su turno, entregó ese dinero a los laboratorios chinos para la manipulación genética de los virus. El director de esa ONG es un tal Peter Daszak, experto en zoonosis, quien trabaja en un “Globe Virome Project”.

Ahora se sabe que la iniciativa de Daszak había sido respaldada por entidades como la Fundación Gates, del  multimillonario fundador de Microsoft. Por donde resulta que un alto exponente del super-capitalismo mundialista favoreció financieramente a un laboratorio comunista.
Gates, en el año 2017, en Munich, pronosticó una pandemia universal. En octubre de 2019, en el ejercicio de Microsoft Evento 201, preparó a sus empleados para una pandemia que acabaría con 65 millones de personas y que duraría 18 meses. Singular profeta. Él tiene dos ONG: la Fundación Bill y Melinda Gates y el Institute for Health Metrics and Evolution. Tanto él, como su padre y su abuelo han contribuido con los planes anti-demográficos. Gates, agnóstico patentado, es uno de los  magnates más ricos de la tierra; ocupa el segundo lugar con casi mil millones de dólares.

No sabemos si George Soros, el judeo-húngaro, nacionalizado estadounidense, compañero de andanzas de Bill Gates, anduvo también en estos extraños financiamientos. En cambio, sí sabemos que Soros preside dos ONG la “Open Society Foundations” y la “Soros Foundations Management”; que declara como religión el ateísmo; y que manifiesta poseer 25.000 millones de dólares, con lo cual ocupa el 16 lugar entre los magnates del mundo. Pues, este ateo ha financiado cuanta empresa contraria al crecimiento demográfico existe. Por ejemplo, la Open Society ha enviado muy buen dinero a la IPPF, International Planned Parenthood Federation, encargada de promover el aborto en todo el mundo. Dotada de 84 millones de dólares ha acudido a solventar la “Campaña” de la “Casa FUSA”, de Buenos Aires (junto con la “Fundación de Salud Integral con perspectiva de Género”, Anmistía Internacional y el CELS- Centro de Estudios Legales y Sociales, de Horacio Vertbisky). O sea: que ya vemos por dónde va la plutocracia marxistoide. Asunto que se aprecia, sin ninguna necesidad de acudir a necias teorías conspirativas.

Habrá que esperar -la historia es muy paciente- para que aparezcan los vínculos de estos  magnates con el laboratorio chino. Entre tanto, se colocan en la cola de los eventuales candidatos a instigadores de la pandemia del corona virus.

            -5- Pujas
A nadie se le escapa que hoy por hoy existe una lucha sino-yanqui de nivel mundial. Ambas superpotencias disputan en todos los terrenos, incluidos los bioéticos.
Así como los estadounidenses suscitan algaradas en Hong Kong, los chinos apoyan el belicismo de Corea del Norte. Los comunistas chinos reciben muy contentos  a la familia Rockefeller, que tras vender el emblemático Rockefeller Center de New York City, se ha pasado al negocio electrónico. El PCC (Partido Comunista Chino), a través del Banco de Desarrollo y del de Exportaciones e Importaciones se ha hecho presente en Occidente en medio de la pandemia. Ofrecen generosos envíos de mascarillas (defectuosas),  ayuda sanitaria, préstamos blandos, dinero fresco, y una diplomacia “Wolf Warrior” contra su rival sistémico.

 En el interior de ambas superpotencias operan otros conflictos. En el caso de los Estados Unidos, que es el vamos a considerar, ha  habido una clara puja demográfica.
Desde los tiempos del Secretario de Defensa Robert Mac Namara, apoyado por el Secretario de Estado Henry Kissinger, anunciando políticas de reducción de la población mundial, hasta la publicación en 1973 del fallo del Tribunal Superior “Roe vs. Wade”, que despenalizó el aborto, esa cuestión ha sido central en USA.
En esa misma línea ahora aparecen los dos grandes magnates citados.
Gates  y Soros auspician la candidatura presidencial de Joe Biden (Joseph Robinette Biden Jr.). Biden es una figura ideal para la centro-izquierda. Promovió el matrimonio igualitario, y asistió al primer “matrimonio” de homosexuales en la Casa Blanca. Ha sido acusado de acoso sexual y plagiador de discursos; su hijo Hunter anduvo entremezclado en negocios turbios por el gas Burisma en Ucrania.
Gates como Soros han respaldado al lobby LGBT, de los sodomitas militantes. Y ambos se han anotado como los más firmes sostenedores de la candidatura de Biden del Partido Demócrata (también es el candidato de la NBC, CNN y otras grandes empresas de TV, del “Washington Post” y “The New York Times”, y de Hollywood). Gates ha sostenido en una entrevista  por la CNN que China “hizo cosas muy bien”.

Los Gates, abuelo, padre e hijo, se anotaron en la subvención de la IPPF. Más recientemente, Melinda Gates se ha concentrado en  los temas de la planificación familiar y de anticoncepción. Dentro de esa corriente de reingeniería social antinatural, ingresaron al mercado la RO-486, píldora abortiva, pesticida humano que desprende al embrión ya implantado del endometrio del  útero.
Esa tendencia ha sido contestada por los conservadores republicanos. La elevación a la Corte Suprema del juez Brett Michael Kavanaugh por el Presidente Donald Trump con vistas a revertir el sentido del fallo “Roe vs.  Wade”, ha sido una neta baza en esta puja tremenda. En orden a la situación actual, Trump manifestó que la OMS (Organización Mundial de la Salud) “no cumplió con su deber básico y debe rendir cuenta”. Con eso aludía al retraso del ente (con directivos pro-chinos) en definir y comunicar la pandemia (que él no vacila en llamar “el virus chino”). 

Por eso, le retiró el aporte de USA. Asimismo, en enero de 2017, Trump prohibió financiar con dinero público las ONG que apoyan el aborto. Por fin, dando cuenta de entender el sentido profundo que implicaba  la pandemia, dijo el 7 de mayo del 2020, Día Nacional de la Oración que:

“hay que poner la confianza firme en la  protección de la Divina Providencia”.
Citaba luego a George Washington, Abraham Lincoln y Ronald Reagan, quienes habían colocado la confianza en el poder de la oración en sus momentos más difíciles, y proseguía:
“Hoy como siempre nuestra tradición de oración continúa mientras nuestra nación combate el coronavirus… estamos conectados a través de la oración y la tranquilidad de que Dios nos guiará a través de los muchos valles de la vida. En medio de estos tiempos difíciles y sin precedentes, se nos recuerda que así como aquellos (ex Presidentes) que nos precedieron se volvieron hacia Dios en sus horas más oscuras, también debemos buscar su sabiduría, fuerza y mano sanadora… que no olvidemos que la oración guía y da poder a nuestra nación y que todas las cosas son posibles con Dios… unámonos y oremos al Todopoderoso para que al superar esta pandemia de coronavirus desarrollemos una fe aún mayor en Su Divina Providencia”.

Notable, precisa y exacta respuesta al desafío pandémico, puesto que al intento del Covid-19, es decir, al evolucionismo de  las especies con su castigo pestífero, hay que oponer la oración al Creador de las creaturas.
Desde la periferia, nosotros los  argentinos, que por culpa de nuestros nefastos dirigentes nos hallamos cual sujetos pasivos de la historia, podemos también implorar al modo que lo hacen los imperiales.


         -6- Exordio
San Miguel Arcángel, jefe de la milicia celestial, al enfrentar a Lucifer, líder de los espíritus celestiales rebeldes, ante el proyecto de este de “ser como Dios”, le contestó “¡Quién como Dios!”.
En efecto: nadie ni nada puede equipararse al Creador, al Todopoderoso señor del universo, que guía los astros para que no choquen entre sí. Nada ni nadie puede ponerse en la cabeza del Creador, como lo intentan los gnósticos y cainitas. Él dirige al orbe, con todas sus creaturas, y punto Y no hay ingeniería genética que valga. Ni espíritus malignos que nos tienten a comer del  árbol de la ciencia del bien y del mal.

Si alguna de sus creaturas, saliéndose de su órbita natural, ha pretendido cambiar el orden de la Creación, mezclando virus de infección exponencial, solo nos cabe orar. No sabemos si los efectos de la presente pandemia se controlan con más o con menos confinamiento, con más o menos barbijos. Es la oración la que nos dará la fuerza y el vigor para resistir. Oración que ya está escrita y por la que le pedimos:
“Reprímale Dios y tú (Mikael), príncipe de la milicia celestial, con el divino poder, arroja al infierno a Satanás y demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas”.
Petición a la que sólo podemos agregar: Amén.