lunes, 29 de octubre de 2012

AHORA, LOS TRENES





El ferrocarril de pasajeros ya es estatal. De aquel esquema que se puso en marcha en la década del 90 a la situación actual prácticamente no ha quedado nada. De los siete grupos de trenes que se concesionaron explota cinco; de los 343 millones de pasajeros que pagaron boleto el año pasado, 293 subieron a vagones cuya concesión tiene el Estado. Tiene el poder de regulación mediante el Ministerio del Interior y Transporte y el de control con la Comisión Nacional de Regulación del Transporte (CNRT). Y lo más importante: tiene la plata suficiente como para haber entregado en 2011 la suma de $ 5959 millones para soportar el peso de un sector ineficiente y venido a menos como pocos.

Si el ministro Florencio Randazzo, acompañado de los gremios ferroviarios, convencen a la Presidenta de que el camino es el de la estatización total, lo único que estarán haciendo es avanzar sobre unos 50 millones de pasajeros anuales que se transportan en los trenes que manejan Ferrovías (Belgrano Norte) y Metrovías (Urquiza). Los 293 millones restantes ya están en manos del Estado.

Podrá ser un gran anuncio con ribetes de recuperación nacional. Pero, en realidad, la estatización ya se hizo de hecho desde 2003 hasta la fecha, cuando el kirchnerismo decidió despedazar la ecuación económica financiera de la concesión, mantener los contratos sin renegociar desde 2002 y soportar el peso del sistema con una fenomenal cantidad de dinero.

Desde entonces se estatizaron ramales que estaban en manos de privados (TBA y Trenes Metropolitanos); se crearon sociedades estatales como la Administradora de Infraestructura Ferroviaria (ADIF) o la Operadora Ferroviaria (OFSE); se armaron empresas ad hoc para operar concesiones caídas como la Unidad de Gestión Operativa Ferroviaria (Ugofe) o la recientemente creada Unidad de Gestión Operativa Mitre Sarmiento (Ugoms). Se firmaron acuerdos con España, Portugal y China. Se adjudicó un tren bala, pero no hubo caso, el sistema ferroviario cuasi estatal no sale de un estado crítico.

¿Puede el kirchnerismo mirar para otro lado cuando se habla del déficit ferroviario argentino? LA NACION compiló solamente datos oficiales para este informe y dejó de lado documentos y cifras aportadas por partes interesadas. Según la Cuenta de Inversión que elabora la Contaduría General de la Nación, y que tiene datos totales hasta diciembre de 2011, el Estado entregó $ 1188 millones a la Ugofe para ser aplicados a subsidiar la operación de las líneas Roca, Belgrano Sur y San Martín. De esa cifra, sólo $ 3,4 millones fueron para inversiones. TBA, entonces concesionario del Sarmiento y el Mitre, se llevó $ 752 millones; Metrovías, $ 728 millones (Urquiza y subterráneo); Ferrovías (Belgrano Norte), $ 353 millones; la Sofse, $ 303 millones, y Ferrocentral (trenes a Córdoba), $ 149,1 millones.

Según datos de la CNRT, las líneas Sarmiento y Mitre llevaron el año pasado 140 millones de pasajeros. Si la tarifa promedio fuese de $ 1,50 (es más baja), la empresa que explotaba el grupo Cirigliano recaudó $ 210 millones en sus boleterías. Pues la ecuación económica está tan destruida que el Estado debió aportar para gastos operativos (básicamente sueldos) $ 752 millones más. ¿Qué tenía de privada esa concesión? La formalidad, al igual que hoy tienen las de Ferrovías y Metrovías. Ferrovías, siempre con un boleto promedio de $ 1,50, recaudó en 2011 por tarifas $ 48 millones y recibió por subsidios del Estado $ 353 millones.

Si a esto se suma que la infraestructura -vías, estaciones o material rodante- la aporta el Estado y la manejan los concesionarios, la penetración estatal es mucho mayor. Siempre según números de la Cuenta de Ahorro e Inversión, uno de los indicadores más fidedignos de la administración central, el Estado destinó el 82% de las partidas al sector para subsidios. Apenas seis obras de infraestructura recibieron dinero oficial. Por ejemplo, el ramal E de subte, que se construye con dinero de Nación, tiene un estado de avance del 76%; la construcción de los coches doble piso para correr en las vías del Sarmiento, 23,6%, y la renovación de vías en el tramo Once-Castelar, 54 por ciento.

Poco queda de privado en los trenes. Y lo peor: los pasajeros no están conformes. Por lo menos, cada vez viajan menos en los vagones paraestatales. El ferrocarril Mitre transportó en agosto 41,8% menos de pasajeros en el mismo mes de 2011, y el Sarmiento, en el mismo mes, presenta una merma de 69,9%. Hay quienes dicen que no se trata de vagones vacíos, sino de que los pasajeros no pagan su boleto. Finalmente, todos sacan sus números. Y aunque sean centavos diarios prefieren ahorrar. Total al final del día, como desde hace años, la cuenta la paga el Estado..

La Nación, 28-10-12

sábado, 27 de octubre de 2012

LA CARNE ARGENTINA



 ocupa el peor lugar en el mundo, de los últimos 23 años

por Alejandro Rollán

La carne vacuna es, quizá junto con el tango y Diego Maradona, uno de los principales íconos de referencia que ha tenido Argentina para su reconocimiento internacional. Sin embargo, hace tiempo que los cortes bovinos están en retirada de la esfera mundial. A tal punto que las ventas al exterior durante 2012 serán en volumen la segunda más baja de los últimos 23 años, de acuerdo con las proyecciones que figuran en el último informe de la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina (Ciccra).
Con este pobre desempeño, el país se ubica en el 10° lugar en el ranking de proveedores mundiales de carne bovina, superada recientemente por México y con Bielorrusia pisándole los talones. Se trata del peor lugar entre los exportadores mundiales de carne desde 1990.
Lejos parece haber quedado el año 2005, cuando Argentina llegó a ocupar el tercer lugar como abastecedor internacional, sólo superada por Australia (segundo) y Brasil (primero).

Como en 2001.
En el retroceso de la carne argentina de los mercado del mundo ha influido de manera significativa la intervención comercial que el Gobierno realizó sobre el negocio; entre ellas, la suspensión de exportaciones en 2006, y la no entrega y demora de los registros de exportaciones. Las medidas impactaron de lleno en la industria frigorífica exportadora, la que perdió en los últimos años alrededor de 12 mil puestos de trabajo. Por su parte, la falta de incentivos para producir hizo que el stock bovino cayera alrededor de 10 millones de cabezas.
En los primeros ocho meses del año, las exportaciones de cortes vacunos totalizaron 80.518 toneladas, 26,5 por ciento menos que en 2011. Se trata del volumen más bajo de los últimos 11 años.
“La pobrísima performance exportadora sectorial actual queda en evidencia cuando se observa que apenas logra superar al período enero-agosto de 2001, período que se vio afectado por el cierre masivo de mercados externos para los envíos de cortes frescos y congelados no cocidos”, sostienen desde Ciccra.

En marzo de 2001, Argentina sufrió la suspensión de sus embarques debido a la reaparición de un foco de aftosa. En mayo de 2000, el país había sido declarado libre de esa enfermedad sin vacunación.
Mejores precios. A pesar del escaso volumen comercializado, la demanda mundial que tiene la carne ha permitido que los precios se mantengan firmes. La facturación de las exportaciones argentinas en los primeros ocho meses del año alcanzaron a 681,7 millones de dólares, 20,3 por ciento menos respecto a igual período del año pasado. Mientras tanto, la facturación por embarques de menudencias y vísceras ascendió a 145,7 millones de dólares, un valor similar al alcanzado entre enero y agosto del año pasado.
Según Ciccra, entre enero y agosto último, el precio promedio de las exportaciones totales (carne, menudencias y vísceras) se ubicó en 5.665 dólares por tonelada, 1,9 por ciento mayor al del mismo período de un año atrás. En el caso de la carne vacuna, el precio promedio fue 8.466 dólares por tonelada, con un alza interanual de 8,5 por ciento.
Para el año próximo, algunos analistas proyectan una recuperación en el nivel de exportaciones, a partir de una flexibilización de los controles oficiales y de una mayor oferta de hacienda.

Si bien la recuperación todavía es lenta, la producción de carne exhibirá en 2012 una leve mejoría. En los primeros ocho meses del año la faena ascendió a 7,48 millones de cabezas, cinco por ciento más respecto al nivel de actividad en igual lapso de 2011. Más allá del alivio, los frigoríficos advierten que el ritmo de avance es lento, ya que la faena entre enero-agosto fue la tercera más baja de los últimos 23 años. Supera sólo a la del año pasado y a la de 1998, cuando la producción sufrió los efectos de los precios agrícolas.
190 mil toneladas
Año 2012. Las exportaciones de carne argentina serán las más bajas de los últimos 11 años. El menor registro fue en 2001.

La Voz del Interior, 27-10-12

LACLAU, SCOTTO Y VELAZCO:


¿un regreso a los setenta?

Daniel Vicente González

Ernesto Laclau pasó por Córdoba para recibir sendos doctorados Honoris Causa de la Universidad Nacional y la Católica.
No resulta extraña la coincidencia de ambas universidades, otrora impensada, en honrar y agasajar a uno de los principales teóricos del kirchnerismo. Carolina Scotto nunca ocultó sus preferencias políticas por el gobierno, a punto tal que hace ya tiempo se especula con su postulación en un lugar prominente de alguna lista K de Córdoba.
El caso del licenciado Rafael Velasco, SJ, es un poco más curioso. En algún momento hemos manifestado nuestra sorpresa porque bautizó con el nombre de José Saramago (un declarado enemigo de la religión y más específicamente de la Iglesia Católica), una cátedra de la UCC. Una muestra de amplitud, sin lugar a dudas.

Ambos rectores mostraron su perfil ideológico a tono con el homenajeado. Ciertamente no impostaron nada. En absoluto. Todos ellos ven con buenos ojos el proceso nacional en marcha al mando de Cristina de Kirchner y los tres quieren su reelección indefinida. Laclau lo dice con todas las letras; los otros, más pudorosos y recatados, lo dicen de un modo más indirecto y esquivo. Pero la unidad de pensamiento es inocultable, de modo tal que pese a su envoltura de acto académico, más bien se trató de un acto político en el ámbito universitario. Y si quisiéramos ser más precisos hasta podríamos decir que se trató de un acto a favor de la re-reelección.

Lo que dice Laclau
No nos internaremos en las teorías del politólogo, residente en Inglaterra desde 1967, y que habita las cimas del conocimiento académico. En sus libros, su lenguaje transita por los modos deliberadamente crípticos, tanto como en sus exposiciones verbales. Su objeto de estudio es la fisiología del poder, la relación entre el líder y las masas, la elaboración del discurso político, la construcción de las confrontaciones, único modo que permite avanzar en lo social, según su pensamiento.
La característica principal de sus textos es que Laclau prescinde de los elementos contextuales, de la secuencia histórica. Deja a un costado los acontecimientos de la historia para concentrarse, con exclusividad, en las relaciones de poder, representantes y representados, el funcionamiento de las instituciones, sus contenidos latentes y explícitos. Desde tan elevadas cúspides la política cotidiana es apenas una pequeñez formada por matices intrascendentes.

En una reciente conferencia dada en Buenos Aires ha dicho, en referencia al actual gobierno que, por primera vez, es optimista. Lo interesante de esta confesión no es tanto su optimismo actual sin su desencanto pasado, las desilusiones que omite. Es probable que haya tenido una larga ristra de motivos para el pesimismo: el hundimiento de los populismos latinoamericanos durante los ’70, el giro “derechista” de Perón en sus últimos años y, sobre todo, el hundimiento irremediable del mundo socialista construido alrededor de la URSS.

Ahora Laclau viene seguido a la Argentina. Quizá sienta que aquí se desarrolla una experiencia a tono con sus convicciones de todos estos años. La única que, según su propia confesión, le da motivos para el optimismo. Su entusiasmo está vinculado a la continuidad de Cristina Kirchner en el poder. ¿Cuál es el núcleo del pensamiento de Laclau?  Que las instituciones actuales son inconducentes a los fines de lograr la equidad y la justicia social. Hace falta reformarlas o bien transformarlas. Dice que las instituciones no son neutrales y que el sistema democrático está al servicio del conservadurismo y el status quo. Afirma que “las instituciones son una cristalización de la relación de fuerza (…). Por tanto, todo proceso de cambio radical de la sociedad, como el que estamos viviendo en nuestro país, en el que nuevas fuerzas sociales empiezan a actuar en la arena histórica, necesariamente va a chocar en varios puntos con el odio institucional emergente”.

¿Está en proceso un “cambio radical de la sociedad”? Es una lástima que Laclau no defina en qué consiste ese cambio que describe y promueve. Confesamos ignorar su verdadero alcance. Cambio radical suena a revolución. Y revolución suena a violencia. Eso nos inquieta.  
Pero aún acordando con Laclau que las instituciones no son neutrales y que conviene modernizarlas, modificarlas, cambiarlas e introducir en ellas toda la renovación que pueda ocurrírsenos, está claro que existe un procedimiento para hacerlo. En este caso, la reforma constitucional. ¿Está de acuerdo Laclau en que éste y ningún otro es el procedimiento? ¿O promueve que ese cambio institucional que propone debe realizarse como sea, incluso violentando las normas constitucionales?

La propuesta de Laclau es confusa al menos en relación con sus implicancias concretas. Laclau no se resigna a aceptar que tanto el socialismo, que promovió durante décadas, cuanto el populismo, que es su propuesta actual, han sido rechazados por la Historia y no han logrado demostrar su eficacia en ninguna parte del mundo. El estado fuerte siempre ha derivado en un gobierno fuerte, hegemonizado por un partido que sirve para que el poder finalmente se concentre en un único conductor, el dictador.
Es una lástima que Laclau se maneje con un elevado nivel de abstracción pues ese lenguaje cerrado y misterioso no nos permite acceder con mayor transparencia al núcleo de su pensamiento. La gran pregunta es qué ocurrirá si el proyecto en marcha, el que Laclau impulsa, no logra alcanzar una reforma constitucional que pueda asegurar la continuidad de Cristina Kirchner en el gobierno. Laclau no parece representarse –al menos no todavía- el acto de entrega del poder a cualquier sucesor.

Scotto y Velasco
Párrafo aparte merecen los rectores. Lejos estamos de reprocharles que concedan un título Honoris Causa a un intelectual y académico tan reconocido a nivel mundial. Pero es innegable la intencionalidad política (de política menuda) del acto. La preocupación central del trío ronda la re-reelección. La Licenciada Scotto se despachó: “El conjunto de su entramado teórico (de los ideales de emancipación e igualdad) no puede entenderse del todo si no se relaciona con el intento y preocupación de Laclau de comprender mejor el verdadero carácter de la democracia, no como un mero repertorio de procedimientos o como un conjunto de instituciones prefijadas, sino como un proceso abierto”.

 “Mero repertorio de procedimientos”… ¿a qué se referirá la rectora con esto? ¿A la existencia de tres poderes formalmente independientes? ¿Al procedimiento técnico existente para modificar la constitución? ¿Qué son las “instituciones prefijadas”? Son las existentes, que se fundan en las leyes. ¿Scotto tiene otras que pueda ofrecernos? ¿Cuáles son? Nos gustaría saberlo, para analizarlas y, en todo caso, adherir a ellas. Es una verdadera lástima que se reserve para sí una descripción más amplia y explícita.

El caso de Velasco es aún más llamativo, en materia de definiciones. Dijo: “Necesitamos democracia con justicia y equidad. Eso implica un replanteo de las instituciones de la democracia. En este punto el pensamiento de Ernesto Laclau coincide con el de los movimientos eclesiásticos de base que descreen que el mercado capitalista sea el que tiene la razón y replantean un cambio de las estructuras para hacer realidad las aspiraciones de justicia de las grandes mayorías”.

Es un retorno al pensamiento del Movimiento de Sacerdotes del Tercer Mundo, una de las vertientes de la guerrilla de los años setenta. De nuevo: ¿Qué significa “un replanteo de las instituciones de la república”? ¿Podría ser más explícito el licenciado Velasco, SJ? ¿Qué significa exactamente “un cambio de las estructuras”? ¿Podría aclararlo el licenciado Velasco, SJ?

El intercambio de ideas, aún enérgico, no puede asustar a nadie. Es una de las conquistas más enriquecedoras del sistema democrático. Sin embargo, el debate es abolido por los regímenes socialistas y populistas, que no admiten discusión sobre sus puntos de vista.
La pregunta que nos hacemos es si estas ideas expresadas ayer en el acto académico conjunto no tienen implicancias políticas distantes de la paz y la convivencia democráticas. Nos preguntamos si no promueven, sugieren o proponen cambios que busquen canalizarse a través de la quiebra del orden institucional vigente, en el momento en que éste no resulte favorable a sus ambiciones de continuidad en el poder.

Alfil, 26-10-12


jueves, 25 de octubre de 2012

NO EXISTE LA SOBERANÍA, PUES NO EXISTE EL ESTADO




Mario Meneghini*

Desde hace un tiempo se ha extendido la preocupación por la supuesta pérdida o disminución de la soberanía de los estados nacionales.
Se parte de un error conceptual, pues la soberanía no es otra cosa que la cualidad del poder estatal que consiste en ser supremo en un territorio determinado y no depender de otra normatividad superior. No es susceptible de grados. Existe o no. Por lo tanto, carece de sentido mencionar la “disminución” de soberanía de los estados contemporáneos.
Lo que puede disminuir o incrementarse es el poder propiamente dicho, es decir, la capacidad efectiva de hacer cosas, de resolver problemas e influir en la realidad. Entonces, lo que nos debe interesar es si existe el Estado argentino, pues si no es así, obviamente resulta superfluo pretender “defender” o “recuperar” la soberanía.

Sostiene Marcelo Sánchez Sorondo que todo Estado incluye un gobierno, pero no todo gobierno implica que exista un Estado.
El Estado es una entidad jurídico-política que surge recién en una etapa de la civilización, como complejo de organismos, al servicio del bien común. Supone una delimitación explícita del poder discrecional. Si un gobernante puede afirmar “el Estado soy yo”, queda demostrada la inexistencia del Estado. Pues la hipertrofia del poder personal, sin frenos, es un síntoma de la ausencia de un Estado.
El gobierno no encuadrado en un Estado es errático y caprichoso; sirve únicamente para el enriquecimiento y la influencia individual de los gobernantes, que no pueden lograr el funcionamiento eficaz de la estructura gubernamental.
De allí la paradoja de culpar al Estado de todos los problemas, cuando el origen de los problemas es la ausencia del Estado.

Tres funciones.
En síntesis, la Argentina no tiene Estado; sólo gobiernos. Más allá de las formalidades constitucionales y del tipo de gobierno establecido, puede definirse al Estado como el órgano de síntesis, previsión y mando de una sociedad territorialmente delimitada, que procura el bien común.
Es decir que sólo puede calificarse de Estado a aquel que cumple las tres funciones básicas señaladas.

1) La función de síntesis. La unidad social es el resultado de la interacción de las diversas fuerzas sociales constitutivas, síntesis en constante elaboración por los cambios que se producen en los grupos y en el entorno.
La superación de los antagonismos internos no surge de manera espontánea; es el resultado de un esfuerzo consciente por afianzar la solidaridad sinérgica a cargo del Estado.
El poder estatal tendrá legitimidad en la medida en que cumpla dicha función, garantizando la concordia política.

2) La función de planeamiento. El Estado centraliza la información que le llega de los grupos sociales, recopila sus problemas, necesidades y demandas.
Con mayor o menor intensidad, según el modelo gubernamental elegido, es en el marco del Estado donde debe realizarse el planeamiento global que establezca las metas y las prioridades en el proceso de desarrollo integral de la sociedad.
Por cierto que la autoridad pública no debe realizar todo por sí misma, pero mediante el planeamiento debe animar, estimular, coordinar, suplir e integrar la acción de los individuos y de los cuerpos intermedios.

3) La función de conducción. La esencia de la misión del Estado es el ejercicio de la autoridad pública. La facultad de tomar decisiones definitivas e inapelables está sustentada en el monopolio del uso de la fuerza y se condensa en el concepto de soberanía.
El gobernante posee una potestad suprema, en su orden, pero no indeterminada ni absoluta. El poder se justifica en razón del fin para el que está establecido y se define por este fin: el bien común temporal.
Si un Estado no posee, en acto, estas tres funciones, ha dejado de existir como tal o ha efectuado una transferencia de poder en beneficio de organismos supraestatales o de actores privados, o de otro Estado.
Esta es, precisamente, la situación argentina desde hace cuatro décadas, en que quedaron afectadas las tres funciones básicas.

Acentuando la crisis, el actual Gobierno nacional ha debilitado todas las instituciones, impedido el federalismo y exacerbado la concentración del poder en una sola persona.
En conclusión, si es correcto el análisis, la prioridad absoluta consiste en restaurar el Estado y procurar que actúe eficazmente al servicio del bien común.
Para ello, debe encararse con seriedad la preparación de un proyecto nacional y la constitución de equipos aptos para aplicarlo.

*Doctor en Ciencia Política, miembro de Esperanza Federal.

La Voz del Interior, 25-10-12


miércoles, 24 de octubre de 2012

FRAGATA LIBERTAD




El Fracaso de la Política Exterior Argentina

Diego García Montaño

Cuando el 22 de octubre  por la cadena nacional, la presidenta Cristina Kirchner dijo que: “Se podrán quedar con la fragata, pero ningún fondo buitre ni nadie se va a quedar con la libertad, la soberanía y la dignidad de este país”, estaba cometiendo un sofisma, ya que la retención de la Fragata Libertad, constituye un caso, precisamente, de violación de la soberanía argentina por parte de Ghana.
La presidenta no puede, en virtud de las atribuciones asumidas en el art. 99 de la CN, decir sin más que “se podrán quedar con la fragata”. Como mandataria, y jefa de las FF.AA. de la Nación, tiene el deber de defender nuestra soberanía.

El fallo o solución negociada que se consiga sobre si los fondos de inversionistas tienen o no derecho de cobrar sus créditos al Estado argentino, es a nuestro entender, un caso que deberá ser resuelto por el Derecho Internacional Privado.

El individuo, en este caso los bonistas, sólo excepcionalmente es considerado sujeto del Derecho de Gentes. El Estado, por el contrario, (la Fragata Libertad), es sujeto principal en el Derecho Internacional Público.
   
No desconocemos que la detención de la Fragata Libertad, tiene como causa directa este asunto de los bonistas, que han conseguido que un juez de Ghana trabe una medida cautelar sobre un buque oficial argentino, atento a la prórroga de jurisdicción.

En estas líneas nos limitaremos a analizar el conflicto únicamente en su faz internacional y sus posibles vías de solución.
Solamente analizaremos la situación en que se encuentra la nave escuela argentina, luego de su frustrado cuadragésimo tercer viaje de instrucción.
Como cuestión histórica previa, recordaremos dos precedentes con barcos argentinos.

Dos Antecedentes durante la Presidencia de Irigoyen

Ante la lamentable situación internacional planteada sobre la Fragata Libertad y la insuficiente respuesta de la política y la diplomacia argentina, nos parece muy conveniente traer a la memoria dos episodios que sucedieron durante la Primera Guerra Mundial y en los que estaban involucrados dos buques argentinos.

Ambos sucesos ocurrieron en 1917, durante la primera presidencia de Hipólito Irigoyen.

El 4 de abril de 1917 la Goleta “Monte Protegido”, de bandera argentina, fue hundida cerca de Gran Bretaña por un submarino alemán. Recordemos que Argentina se había declarado neutral durante el conflicto armado que se extendería por un año más.

El otro acontecimiento ocurrió un 22 de junio de 1917. El buque argentino “Toro”, fue atacado por otro submarino alemán, el que le disparó cuatro cañonazos, produciéndose el hundimiento de nuestra nave unos pocos minutos después.

El Imperio Alemán justificaba su accionar, diciendo que todo se había dado en el marco del Derecho Internacional de aquellos tiempos, y no como consecuencia de la denominada: “guerra submarina sin límites”.
Pero además, los teutones acusaban al gobierno argentino de haber ocultado en las embarcaciones tanto, “contrabando absoluto” (lanas, cascos y tanino), como “contrabando relativo” (carnes y grasas).

El  presidente Yrigoyen reaccionó de inmediato y dejó ante el gobierno alemán una nota de protesta en la que decía: “La plenitud de la soberanía nacional, al comprender la inmunidad del derecho, ampara las actividades que debe desplegar para realizar su comunidad…, y no es dable admitir que, mientras ella garantiza ampliamente la persona y los bienes de los súbditos alemanes en la República, los intereses argentinos en los mares sean atacados y destruidos por las escuadras del Imperio”.

Luego de un incesante intercambio epistolar entre ambos Estados, el Imperio Alemán indemnizó al argentino por los daños causados en ambas embarcaciones y prometió que no volverían a ocurrir incidentes similares en el futuro.

Pero la cuestión no terminó allí. Cuatro años después, en 1921, el gobierno alemán cumplió con el compromiso de desagraviar el pabellón argentino, con motivo de los hundimientos del “Monte Protegido” y del “Toro”.

El 22 de septiembre de ese año, El Contralmirante, Barón von Gagern, a bordo del acorazado “Hannover”, en Kiel y ante la presencia del ministro de Relaciones Exteriores argentino en Alemania, organizó un homenaje en desagravio a la República Argentina. 

Vestidos de gala, los marinos alemanes procedieron a presentar las armas ante el funcionario argentino, luego se izó la bandera nacional en el palo mayor, la cual fue saludada militarmente, al tiempo que sonaban la letra y música de nuestro Himno Nacional.

El gobierno argentino dio por cerrado el incidente, atento las satisfacciones ofrecidas por Alemania.

En aquellos tiempos, Argentina se enfrentó diplomáticamente ante una de las potencias militares más grandes del mundo y obtuvo las debidas satisfacciones. Hoy, no podemos lograr que Ghana devuelva de inmediato lo que pertenece al Estado Argentino.


La Inmunidad de los Estados

Pero volviendo al tema de la Fragata Libertad, explicaremos brevemente qué debe entenderse por inmunidad, en el plano internacional.

Inmunidad significa que un Estado se tiene que abstener de actuar contra otro Estado, por el principio de la igualdad soberana que se conoce como par in parem non habet imperium.

Existe inmunidad de jurisdicción, cuando el Estado extranjero (en este caso Argentina) no puede ser sometido a los tribunales del receptor (Ghana), ni sometido a juicio ante los tribunales de otros Estados.

Por su parte, la inmunidad de ejecución se da cuando un Estado (Argentina) no puede ser sometido a medidas cautelares en el receptor (Ghana). Tal el caso del embargo a la Fragata Libertad.

Si bien hay tratados regionales y universales sobre la materia, muchos de los cuales no han entrado en vigor, la costumbre internacional sigue siendo fuente principal en estos supuestos.

A modo de ejemplo, la Convención de la ONU sobre Inmunidades Jurisdiccionales de los Estados y de sus Bienes (2005), en su art. 16 dice expresamente que la inmunidad debe aplicarse a los buques de guerra y/o a los buques de propiedad de un Estado. Ambos supuestos se dan en el caso de la Fragata Libertad.

Es que la Fragata Libertad, si se nos permite el giro idiomático, vendría a ser algo así como una “embajada móvil” de Argentina. Por ello es que su apresamiento en costas africanas, crea un peligroso precedente en el ámbito internacional.

Posibles Vías de Solución

Pensamos que para obtener una respuesta satisfactoria al incidente, nuestro país podría tomar las siguientes medidas urgentes, las cuales no necesariamente se excluyen entre sí:

Argentina deberá comprometerse seriamente a renegociar la deuda con los bonistas.

Recordar a la comunidad internacional, que la Fragata Libertad ingresó al puerto de Tema, de buena fe y que Ghana no formuló ninguna protesta, en un primer momento.

Procurar reuniones urgentes en los diferentes foros mundiales (ONU) y regionales (OEA, Mercosur, Unasur, etc.), para que tomen debida nota de la ilegalidad de la medida adoptada por Ghana contra Argentina. De ser posible, lograr que los organismos aprueben resoluciones concretas de condena a tal actitud.

Solicitar los buenos oficios, la mediación, la conciliación, etc. de personalidades influyentes en el ámbito mundial, para que sea levantada la medida cautelar que pesa sobre el buque. Se nos ocurre pensar que Argentina podría comprometer a Kofi Annan, ghanés de nacimiento y ex Secretario General de la ONU (1997-2006). Además, el diplomático es Premio Nobel de la Paz (2001). Con todos esos antecedentes, podría ser de gran ayuda, por aquello de que “la caridad bien entendida, empieza por casa”.

A Modo de Conclusión

A principios del siglo XX, en la Argentina no existía la carrera diplomática tal como la conocemos hoy día; pero si existían hombres con verdadera vocación por la defensa de nuestra soberanía, tales los casos de Luis M. Drago, o de Carlos Saavedra Lamas, por nombrar solamente a dos de los juristas argentinos que con su pensamiento y acción sentaron doctrina internacional.

El art. 5 de la Ley del Servicio Exterior, dice que el Poder Ejecutivo podrá nombrar de manera excepcional, a funcionarios políticos. Lo cierto es que aquella excepción, es casi la regla. Así nos va.

Valga un ejemplo, como muestra de lo que decimos: recuérdese cuando la entonces legisladora Alicia Castro arrojó una bandera de los Estados Unidos en el recinto del Congreso Argentino, hace como diez años.

Hoy, la ex aeromoza, es nuestra embajadora en Gran Bretaña. Su actividad más llamativa, además del sombrero de dudoso gusto que lució ante la Reina Isabel II, con motivo de su acreditación en aquel país; ha sido el haber interrumpido de modo maleducado en mayo de este año, una conferencia que estaba dando en Inglaterra el canciller británico.

Hace menos de cien años, peleábamos y lográbamos una victoria diplomática contra una potencia militar del primer mundo como el Imperio Alemán. Hoy nos cuesta negociar con un país del tercer mundo, parecido al nuestro. Lamentable.

Diego García Montaño
Profesor de Derecho Internacional Público
Universidad Nacional de Córdoba
diegogomont@yahoo.com.ar



martes, 23 de octubre de 2012

QUE LOS CRISTIANOS CONTRIBUYAN A CONSTRUIR UNA POLÍTICA BUENA




 Monseñor Luca Bressan
vicario episcopal para la Cultura, la Caridad, la Misión y la Acción Social de la Archidiócesis de Milán, Italia.

La aprobación por el Senado del proyecto de ley anticorrupción, hace unos días, es un acontecimiento que merece ser subrayado, inscrito como está en un contexto político que ya desde hace meses transmite señales de malestar y lentitud en asumir comportamientos adecuados a la crisis (no sólo económica, sino expresión de una más amplia dificultad cultural) con la que se está midiendo la población, italiana pero no solo. Es una señal positiva de la manifestación de una voluntad de renovación que merece ser animada.
Es necesario que la política vuelva a asombrarnos más a menudo, mostrándonos tener voluntad y capacidad adecuadas para recuperar aquella madurez y aquel crédito necesarios para la guía del país, en un momento tan crítico.
Sin querer anticipar juicios y respetando el justo trabajo de investigación y de comprobación de la verdad que compete a la magistratura, los escándalos de las últimas semanas pueden ser interpretados como la enésima señal de una política que ha perdido su vocación originaria: ser el instrumento que permite, a través del buen gobierno, la custodia y la defensa del bien común, y sobre todo la tutela de los derechos de los más débiles.

El fenómeno de una corrupción cada vez más amplia, como también las trazas de infiltraciones de una criminalidad organizada cada vez más extendida en todo el país, hay que leerlos no solo como signo del debilitamiento del código de moralidad de actores individuales de la política (señal de una degradación moral a condenar y combatir), sino más profundamente como el timbre de alarma que anuncia el grave estado de crisis del sistema político en su conjunto (señal de una degradación aún más grave y sistémica).

Por un lado, la elección para algunos casi obligada de hacer de la política sobre todo una profesión, dado el alto índice de competencia exigido; y por otro el haber hecho coincidir cada vez más la esfera de la política con la acción de los partidos, han desencadenado en los hechos una espiral de delegación de todo lo que es construcción del tejido social y cuidado del bien común a un sector autónomo, que poco a poco se ha construido como un mundo aparte, autorreferencial y cada vez menos sujeto a reglas y controles. Nuestra vida social cotidiana se ha visto así privada de un bien esencial: la capacidad y la voluntad de cada uno de interesarse por el bien de todos, colaborando de modo amplio y gratuito a la construcción de una acción política que fuera el fruto de la sociedad en su conjunto.

A tal empobrecimiento de acción se corresponde un empobrecimiento de valores: del individuo, cada vez menos capaz de reconocer sus responsabilidades personales en la construcción del tejido social, y tentado de realizar una lectura de la dimensión social en términos de pura utilidad o mero provecho; de la clase política, que poco a poco ha interpretado su papel en términos corporativos, empeñada en la defensa de los derechos de algunos grupos sociales y no interesada ya en custodiar, sostener y transmitir los valores que están en la base de nuestra identidad cultural y nacional.
En una palabra, se ha perdido la capacidad de reconocer el bien común y los valores esenciales de la persona humana como fundamento y cemento de nuestro vivir juntos; bien y valores a tutelar y sostener con acciones políticas adecuadas.

El estado crítico de la situación compromete a todos a una actitud de vigilancia. La Iglesia ha hecho suya esta postura desde hace tiempo: lo confirman las palabras del presidente de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI), cardenal Angelo Bagnasco, el pasado 24 de septiembre; lo confirman las palabras de los arzobispos de Milán: cardenales Angelo Scola, en el discurso de san Ambrosio, el pasado mes de diciembre; y DionigiTettamanzi que en la misma cita ya en 2007 invitaba a revisar nuestros estilos de vida para que no disminuyera el “solidarismo ambrosiano”, mientras invitaba a la clase política de entonces a tener "conciencia moral, rectitud en el actuar, gestión correcta del dinero público". Emblemática al respecto es la iniciativa del decanato de Legnano.

Sobre todo, en este momento la Iglesia ambrosiana se propone intensificar su esfuerzo educativo. Cada cristiano, en un momento tan delicado, debe ser educado en sentir de un modo aún más fuerte la responsabilidad que tiene hacia todos los hombres, sus hermanos, en la construcción con ellos del tejido social, y en la custodia del bien común.

Cada cristiano tiene el deber de contribuir con sus propias energías a la construcción de una acción política buena.
Los cristianos directamente empeñados en política, con mayor razón. Lo ha recordado recientemente nuestro arzobispo, cuando --en la lección inaugural de la Escuela Diocesana de Formación Social y Política- habló de la "necesidad de una nueva cultura política, en la que puedan formarse sujetos sociales capaces de vida buena y de amistad cívica, necesarias en la actual sociedad plural.

MILÁN, domingo 21 octubre 2012 (ZENIT.org).-

 QUE LOS CRISTIANOS CONTRIBUYAN A CONSTRUIR UNA POLÍTICA BUENA

 Monseñor Luca Bressan
vicario episcopal para la Cultura, la Caridad, la Misión y la Acción Social de la Archidiócesis de Milán, Italia.

La aprobación por el Senado del proyecto de ley anticorrupción, hace unos días, es un acontecimiento que merece ser subrayado, inscrito como está en un contexto político que ya desde hace meses transmite señales de malestar y lentitud en asumir comportamientos adecuados a la crisis (no sólo económica, sino expresión de una más amplia dificultad cultural) con la que se está midiendo la población, italiana pero no solo. Es una señal positiva de la manifestación de una voluntad de renovación que merece ser animada.
Es necesario que la política vuelva a asombrarnos más a menudo, mostrándonos tener voluntad y capacidad adecuadas para recuperar aquella madurez y aquel crédito necesarios para la guía del país, en un momento tan crítico.
Sin querer anticipar juicios y respetando el justo trabajo de investigación y de comprobación de la verdad que compete a la magistratura, los escándalos de las últimas semanas pueden ser interpretados como la enésima señal de una política que ha perdido su vocación originaria: ser el instrumento que permite, a través del buen gobierno, la custodia y la defensa del bien común, y sobre todo la tutela de los derechos de los más débiles.

El fenómeno de una corrupción cada vez más amplia, como también las trazas de infiltraciones de una criminalidad organizada cada vez más extendida en todo el país, hay que leerlos no solo como signo del debilitamiento del código de moralidad de actores individuales de la política (señal de una degradación moral a condenar y combatir), sino más profundamente como el timbre de alarma que anuncia el grave estado de crisis del sistema político en su conjunto (señal de una degradación aún más grave y sistémica).
Por un lado, la elección para algunos casi obligada de hacer de la política sobre todo una profesión, dado el alto índice de competencia exigido; y por otro el haber hecho coincidir cada vez más la esfera de la política con la acción de los partidos, han desencadenado en los hechos una espiral de delegación de todo lo que es construcción del tejido social y cuidado del bien común a un sector autónomo, que poco a poco se ha construido como un mundo aparte, autorreferencial y cada vez menos sujeto a reglas y controles. Nuestra vida social cotidiana se ha visto así privada de un bien esencial: la capacidad y la voluntad de cada uno de interesarse por el bien de todos, colaborando de modo amplio y gratuito a la construcción de una acción política que fuera el fruto de la sociedad en su conjunto.

A tal empobrecimiento de acción se corresponde un empobrecimiento de valores: del individuo, cada vez menos capaz de reconocer sus responsabilidades personales en la construcción del tejido social, y tentado de realizar una lectura de la dimensión social en términos de pura utilidad o mero provecho; de la clase política, que poco a poco ha interpretado su papel en términos corporativos, empeñada en la defensa de los derechos de algunos grupos sociales y no interesada ya en custodiar, sostener y transmitir los valores que están en la base de nuestra identidad cultural y nacional.
En una palabra, se ha perdido la capacidad de reconocer el bien común y los valores esenciales de la persona humana como fundamento y cemento de nuestro vivir juntos; bien y valores a tutelar y sostener con acciones políticas adecuadas.

El estado crítico de la situación compromete a todos a una actitud de vigilancia. La Iglesia ha hecho suya esta postura desde hace tiempo: lo confirman las palabras del presidente de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI), cardenal Angelo Bagnasco, el pasado 24 de septiembre; lo confirman las palabras de los arzobispos de Milán: cardenales Angelo Scola, en el discurso de san Ambrosio, el pasado mes de diciembre; y DionigiTettamanzi que en la misma cita ya en 2007 invitaba a revisar nuestros estilos de vida para que no disminuyera el “solidarismo ambrosiano”, mientras invitaba a la clase política de entonces a tener "conciencia moral, rectitud en el actuar, gestión correcta del dinero público". Emblemática al respecto es la iniciativa del decanato de Legnano.
Sobre todo, en este momento la Iglesia ambrosiana se propone intensificar su esfuerzo educativo. Cada cristiano, en un momento tan delicado, debe ser educado en sentir de un modo aún más fuerte la responsabilidad que tiene hacia todos los hombres, sus hermanos, en la construcción con ellos del tejido social, y en la custodia del bien común.

Cada cristiano tiene el deber de contribuir con sus propias energías a la construcción de una acción política buena.
Los cristianos directamente empeñados en política, con mayor razón. Lo ha recordado recientemente nuestro arzobispo, cuando --en la lección inaugural de la Escuela Diocesana de Formación Social y Política- habló de la "necesidad de una nueva cultura política, en la que puedan formarse sujetos sociales capaces de vida buena y de amistad cívica, necesarias en la actual sociedad plural.

MILÁN, domingo 21 octubre 2012 (ZENIT.org).-


DESAUTORIZAN ESTUDIO SOBRE LA TOXICIDAD DEL MAÍZ DE MONSATO






París. La agricultura y sus grandes actores a nivel mundial protagonizan una novela sin fin que involucra la salud de las personas y la capacidad de producir alimentos. Ayer, se conoció un nuevo capítulo.
Resulta que el Alto Consejo de Biotecnologías de Francia (HCB) desautorizó ayer las conclusiones de un estudio francés que señalaba la toxicidad en un maíz transgénico de Monsanto, aunque al mismo tiempo se pronunció por una evaluación de largo plazo “independiente” de ese organismo genéticamente modificado (OGM).

En su dictamen, solicitado por el Gobierno francés, el HCB estimó que el estudio de Gilles-Eric Séralini, investigador de la Universidad de Caen, no demuestra “causalidad” entre los tumores que desarrollaron muchas de sus ratas de laboratorio y “el consumo de maíz NK603”. “El dispositivo experimental puesto en marcha es inadaptado para los objetivos del estudio”, señalaron los miembros de este organismo, creado en 2008 para asistir a los poderes públicos en la toma de decisiones sobre biotecnologías. Criticaron en particular el armazón estadístico que soporta las conclusiones.
Por eso insistieron en que el trabajo de Séralini “no cuestiona las conclusiones de las evaluaciones precedentes de este OGM”, en alusión a la autorización del NK603.

La Voz del Interior, 23-10-12

lunes, 22 de octubre de 2012

SOBRE LAS ELECCIONES NORTEAMERICANAS


Reflexiones sobre las Responsabilidades Políticas de los Cristianos

Sacerdotes por la vida
(Texto sintetizado)

  El plan pastoral de los Obispos Americanos y otras exhortaciones

El Plan Pastoral de los Obispos de Estados Unidos para las actividades Pro-vida (Revisión 2001, Una campaña en apoyo a la vida) contiene, como parte integral de su estructura, una sección de políticas publicas. Los Obispos dicen,

"Proteger y promover los derechos inviolables de las personas es la responsabilidad más solemne de las autoridades civiles. Como Americanos y como líderes religiosos, estamos comprometidos a gobernar por medio de un sistema de ley que proteja los derechos humanos y mantenga un bien común.

Recordemos que La Iglesia debe estar siempre comprometida con la tarea de educar y apoyar a los laicos que están involucrados en la fabricación de leyes, en la gobernabilidad y la administración de la justicia, para que la legislación refleje siempre los principios y valores morales que estén en conformidad con una antropología y avance del bien común" (La Iglesia en América, no. 19, citando el Sínodo de América, propuesta 72.)

La Declaración de Independencia, escrita hace más de doscientos años, habla de las leyes de la Naturaleza y la Naturaleza de Dios al hacer esta afirmación histórica:

" Mantenemos estas verdades como evidencia, de que todos somos creados en igualdad, que a todos se nos han dado, por el Creador, ciertos derechos inviolables que son la Vida, la Libertad, y la búsqueda de la Felicidad". Hoy en día vemos las tensiones escalar entre estos principios fundamentales y la realidad política en que vivimos. Nunca antes se había visto mayor esfuerzo de ignorar el derecho de vida de los niños que aun no han nacido, la legalización de la eutanasia y el suicidio asistido, como lo vemos ahora.

Cada cuatro años, cuando nuestra nación se enfrenta con los comicios de las elecciones nacionales, la junta administrativa de los Obispos de Estados Unidos, emiten un comunicado sobre la responsabilidad política de los Cristianos. En su comunicado de 1995, Responsabilidad Política, los Obispos declararon que, "En la tradición Católica, el civismo es una virtud; la participación en el proceso político es una obligación. No somos una secta que se escapa del mundo, sino una comunidad de fe llamada a renovar la tierra." No estamos en este mundo por accidente. Tampoco estamos aquí para dejarlo tal como esta. Estamos aquí en este mundo para cambiar el mundo en uno mejor.

En su comunicado de 1999, los Obispos reiteraron este tema con las siguientes palabras:

"Algunas veces unos pocos candidatos y no los partidos enteros, reflejan nuestros valores. Sin embargo no podemos retroceder. El nuevo milenio debe ser una oportunidad para una participación renovadora. Debemos retar a todos los partidos y a cada candidato a defender la vida humana y la dignidad, a buscar mayor justicia y paz, a promover la vida familiar, y a avanzar hacia un bien común." (Junta Administrativa de los Obispos, Responsabilidad Cívica, 1999, p5)

"Para los Católicos, la virtud pública es tan importante como la privada en la reconstrucción del bien común. En la tradición Católica, el civismo responsable es una virtud; la participación en el proceso político es una obligación moral. Todo creyente está llamado a formar parte de una ciudadanía responsable, a ser un participante informado, activo y serio en el proceso político." (p9)

Todos los votos cuentan

Los Obispos que se reunieron para el Concilio Vaticano II, explícitamente enseñaron en el documento Gaudium et Spes, que tenemos la obligación de votar.

Si un sacerdote dice que se debe hacer algo, se toma con seriedad. Si un Obispo lo dice, se tiene que tomar con mayor prioridad. Ahora, ¿qué pasa si miles de Obispos los dicen? Precisamente ese es el caso aquí.

No decimos por quien votar, no deberíamos, no es nuestro trabajo, lo que sí es nuestro trabajo, como ministros del Evangelio, es formar a la gente en los principios y animarlos, según sus habilidades, a evaluar la situación que enfrentan con cada elección.

Algunas personas sienten que sus votos no cuentan, que no harían una gran diferencia. Preguntémonos ¿cuántas personas piensan de la misma manera? ¿Cuántas personas que piensan de esa manera son demasiadas? Si hay demasiadas personas que piensan de la misma manera, lo mejor es comenzar a cambiar la manera de pensar.

Otro documento que es central para estas consideraciones es el comunicado de 1998 de los Obispos de Estados Unidos "Vivir el Evangelio de la Vida: Reto a los Católicos de Estados Unidos"

Los Obispos nos exhortan "Animamos a todos los ciudadanos, especialmente a los Católicos, que consideren su civismo, no solo como un deber y un privilegio, sino como una oportunidad para participar con gran sentido en la edificación de la cultura de la vida. Todas las voces cuentan en el foro público. Todos los votos cuentan. Todos los actos de civismo responsable son un ejercicio de gran valor individual. Debemos ejercer ese poder de manera que defienda la vida humana, especialmente la de los hijos de Dios que aún no han nacido, que son minusválidos o indefensos" (Obispos de los Estados Unidos, Vivir El Evangelio de la Vida, 1998, N.34)

 Esta nación es un experimento de auto-gobernación. Si este experimento tiene éxito o falla depende de nuestra fidelidad a este principio. La gente no se puede gobernar a sí misma si han perdido el sentido de qué es bueno o malo. Si nos hacemos exentos del desafiante proceso de gobernar un país, entonces permitimos que alguien nos gobierne.

Algunos llaman nuestras enseñanzas en el derecho a la vida "divisiva". Nuestra nación fue fundada sobre la base del reconocimiento de ciertos principios morales básicos, entre los que se encuentra que el derecho a la vida es innegable, es dado por El Creador, y debe ser protegido por el gobierno. La misma grandeza de América depende del poder aferrarse o no a esta verdad. ¿Cómo pues, puede uno considerar "divisivo" el mismo principio en el cual nuestra unidad se sostiene como nación?

Algunos hablan de una "sociedad pluralista". Hay muchas formas de pluralismo en nuestra sociedad: hay variedades de culturas, de arte, de razas, de escuelas de pensamientos. Sin embargo, la misma frase "sociedad pluralista" indica que es una sola. La palabra pluralista utilizada aquí, denota un sustantivo singular. ¿Qué es lo que mantiene unida a esta "sociedad pluralista" evitando que se convierta en un caos desconectado? Para que sobreviva como sociedad, deben adherirse a ciertos principios básicos y fundamentales. El derecho a la vida es el primero de entre ellos.

La confusión que existe con respecto a la relación entre religión, política, y el derecho a la vida, es evidente en las muchas discusiones que he tenido con los que hacen abortos. Cuando comienzo a hablarles sobre la ciencia, ellos me hablan de la fe.

Esto comienza cuando yo pregunto "¿el aborto destruye a la vida humana?" La respuesta que escucho es "yo no sé cuando el niño recibe el alma." En un santiamén, el tema de discusión cambia de un procedimiento científico y verificable a un tema espiritual en invisible: ¿cuándo reciben los niños el alma?

El cambio en la discusión no se limita para los que proveen abortos. También les sucede a muchos de los que favorecen la legalización del aborto. Después de todo, ellos argumentan que ya que tenemos libertad en este país, la gente debe ser permitida a creer lo que quieren con respecto a cuando el alma comienza a existir. Seria malo imponer por ley una religión particular o una posición teológica sobre este asunto.

La verdad es que el movimiento pro-vida no busca imponer por ley ninguna religión o creencia teológica, ya sea sobre el alma o de cualquier cosa. Dicho esfuerzo es tanto innecesario como equivocado.

Supongamos por ejemplo que yo no creo que tengas alma. ¿Me da esto el derecho de asesinarte? No. Tu vida es protegida por la ley, sin importar mis creencias. ¿Acaso, la ley que protege tu vida me exige a creer que tu tienes el alma? No. Ni siquiera me pide que crea que el alma existe. Lo que sí me exige es que cualquier cosa que yo crea, no se debe tomar la vida de otro. La ley protege tanto al derecho de creer como a la vida del creyente.

Eso es lo que el movimiento pro-vida desea. Simplemente deseamos la protección de todos los seres humanos.

Si alguien no cree que el niño en el vientre de la madre tiene alma, es su prerrogativa. Pero decir que no cree que tenga alma a decir que debe ser legal el asesinato de ese niño, es tan injusto como decir que porque yo no creo que tu tienes alma, que debería ser legal asesinarte. A la ley no le interesan las creencias, sino que regula las acciones.

El criterio de la ley en cuanto a quién recibe protección debería ser por medio de evidencia producida por ciencia y debe ser verificable. No basándose en el criterio subjetivo de creencias religiosas. Existe lo que es verdad religiosa. Pero si un bebé vive o muere no debe depender en que toda la sociedad haya reconocido esa verdad. La vida humana necesita ser protegida ahora. La libertad de "no creer" nunca debe ser confundida con la libertad de destruir a otros.

Persona con tema único

Si uno comienza a trabajar en contra del aborto, en poco tiempo es catalogado como una persona de tema único. Lo que esta frase significa no se sabe exactamente. Las personas a favor de la vida, definitivamente tienen otros temas además del aborto y de hecho la mayoría de personas a favor de la vida, se involucran activamente con otros temas. Exactamente ¿por qué existen otros temas y cual es su importancia? Existen porque la gente existe. Si no existiera la gente, no habrían otros temas y nadie quien los discutiera. En otras palabras, asi es la vida. Todos los temas son importantes porque la vida es importante. ¿Porqué nos debe importar el nivel de desempleo? Porque la gente tiene el derecho a vivir. ¿Por qué la pobreza nos interesa tanto? Porque la gente tiene derecho a alimentarse, a vestirse y a tener un techo sobre sus cabezas. ¿Por qué tienen derecho a estas cosas? Porque tienen derecho a vivir. En resumen, todo llega a lo mismo, la vida. Es por ello que el aborto es el tema principal.