lunes, 16 de septiembre de 2013

EL SECRETARIO DE JUSTICIA Y PAZ INAUGURA CURSO DE DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA





"La rehabilitación de la democracia exige la reforma de los partidos tradicionales, ahora envueltos en dirigencias personalistas y en gestiones antidemocráticas y arcaicas". Así de claro y tajante se mostró el secretario del Pontificio Consejo 'Justitia et Pax' del Vaticano, Mario Toso, en la ponencia inaugural del XXI curso de Doctrina Social de la Iglesia en Madrid, titulado "Rehabilitar la democracia".

El ex rector de la universidad salesiana de Roma dictó una apretada y profunda conferencia de 19 folios, titulada "los fundamentos morales de la democracia". Partiendo de la idea de que la democracia "no puede considerarse una realidad concluida" y ante su "crisis actual" que "ha envilecido su alma".

A juicio de Mario Toso, la actual crisis de la democracia es "la crisis del Estado de derecho", por "negar a un argumento moral, basado en la religión, un puesto en la plaza pública" y porque la aprobación del matrimonio gay "perjudica, entre otras cosas, la función generativa, que es fundamental para la existencia futura de todo el pueblo".

Por todo ello, "las democracias postseculares muestran todo su debilitamiento ético, que implica también su declive civil y demográfico", además "los ethos sociales son desvitalizados y los Estados parecen retroceder hacia formas liberal-burguesas del siglo XIX".

Débil con los fuertes

Para el curial vaticano, el Estado claudica en el campo económico-financiero, mientras se torna "más quisquillosa su voluntad de dominio en el terreno ético-religioso". Es decir, "el Estado aparece débil con los fuertes, pero prepotente con los que no puede chantajear con el dinero o con la violencia".

A la crisis del Estado de derecho hay que unir la del "Estado social democrático". Y es que "la crisis financiera ha vaciado las cajas de los Estados, los cuales, centrados en sanear la deuda pública y favorecer la recapitalización de los bancos, debilitados por la recesión y por tasas de paro en continuo aumento, no disponen ya de recursos suficientes no sólo para financiar el welfare, pero ni siquiera para fomentar el crecimiento".

De ahí que los "derechos sociales se tornen secundarios o, incluso, un lujo". Volvemos así a la ideología neoliberal que, según Toso, "ha desencadenado la actual crisis financiera con su absolutización del lucro a corto plazo". Y, por lo tanto, "ya no se piensa que el derecho al trabajo, a la seguridad y a un ingreso mínimo deban ser garantizados para todos".

Más aún, se llega a afirmar "en los santuarios de la alta finanza" que "la protección social no es un derecho inalienable" y que los derechos sociales sólo pueden garantizarse "en el caso de que haya recursos disponibles".

Consiguientemente, "el Estado social es desmantelado y todos los ciudadanos son candidatos a ser vidas desperdiciadas", los "problemas sociales son criminalizados y la represión aumenta y ocupa el puesto de la solidaridad".

La crisis "de la representación y de la autoridad"

Diseccionando la enfermedad del sistema democrático, Mario Toso abordó, a continuación, "la crisis de la representación y de la autoridad" con una crítica frontal a los partidos. A su juicio, son "cada vez más personales, en manos de líderes carismáticos o de lobbys". Además, dominados por las cúpulas, reducen "la política a espectáculo, que favorece la aparición de personajes carentes de contenidos y de propuestas, sin capacidad de gestión".

O, como suele decir Francisco, se produce "un auténtico divorcio entre gobernantes y pueblo", al tiempo que se cae en la "democracia liquida" de movimientos como el de los Indignados.

Ante esta situación se impone "la reforma de los partidos tradicionales", que "con una autoridad política que no sea autorreferencial, reencuentren su vinculación con la ley moral natural". Y es que "una sana democracia tiene necesidad de reconocer las fes personales y su pertenencia comunitaria". Porque "la laicidad del Estado no quiere decir neutralidad frente a las diversas religiones", sino "reconocimiento sin injustos privilegios para ninguna".

García Aracil, contra la corrupción

Previamente, el presidente de la comisión episcopal de pastoral social, Santiago García Aracil, en la apertura del curso, había reivindicado "el derecho de la Iglesia a opinar sobre los asuntos de orden político".

El arzobispo de Mérida- Badajoz, con voz ronca y apoyado en un bastón, aseguró, tajante, que "nuestra democracia necesita una rehabilitación" y pidió, para ello, "una escuela de políticos".

Criticó también "la intolerable corrupción", porque "una democracia sin valores se convierte con frecuencia en un totalitarismo visible o encubierto" y, en la actualidad, "la falta de ética en la política es realmente escandalosa".

A continuación, Fernando Fuentes, el director del secretariado de la comisión de pastoral social, explicó la metodología del curso y sus núcleos, al tiempo que advertía también contra "la degradación de la política" que conduce a una "corrupción relevante" en la vida pública.

Religión Digital, 9-9-13